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Summary: La verdad de la Omnipresencia puede ser inquietante o confortadora

Dios Es… — Omnipresente o Metido

Introducción

La semana pasada consideramos la omnisciencia de Dios. Concluimos que Dios no es un sabelotodo pero sí sabe todo. Sabe todo lo que hemos hecho, y sabe todo lo que vamos a hacer. Nos conoce totalmente porque de veras es omnisciente. David dijo lo siguiente, “Señor, tú me examinas, tú me conoces. 2 Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento. 3 Mis trajines y descansos los conoces; todos mis caminos te son familiares. 4 No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda. 5 Tu protección me envuelve por completo; me cubres con la palma de tu mano. 6 Conocimiento tan maravilloso rebasa mi comprensión; tan sublime es que no puedo entenderlo” (Salmo 139:1-6).

David está enalteciendo la omnisciencia de Dios. Reconoce que es incapaz de entender todo desde el punto de vista de Dios. David, como tu y yo, era un hombre finito con muchas limitaciones de conocimiento mientras que Dios no tiene ni una limitación porque es infinito. Sabe todo y conoce a todos. Lo más impresionante es que sabiendo todo y conociendo a todos todavía anhela una relación con nosotros. A pesar de nuestra desobediencia, nuestro pecado, nos sigue buscando, nos sigue mostrando paciencia y compasión. ¡Impresionante!

La omnisciencia es uno de los tres atributos divinos que comienza con el prefijo “omni”. “Omni” proviene del latín y significa “todo.” Por lo tanto, omnisciente significa “TODO lo sabe.” Los otros dos atributos divinos son: la omnipresencia y la omnipotencia. Dios es omnipresente, lo cual significa que Dios está en TODO lugar en TODO momento. La omnipotencia se refiere al poder que Dios tiene. Es TODOpoderoso. Son atributos de Dios y sólo de Dios.

Hoy trataremos el atributo de la omnipresencia de Dios. Dios es omnipresente.

I. ¡No se meta!

A. Ilustración personal: Soy el mayor de 3 hermanos. Tengo 8 años más que mi hermana y 10 años más que mi hermano. En general tenía una buena relación con mis hermanos. Sin embargo, como la gran mayoría de familias, había momentos cuando no quería estar con mis hermanos. Lo contrario también es verdad, mis hermanos a menudo no querían estar conmigo. Mi hermana ahora dice que yo era fastidioso cuando ella tenía visitas en la casa. Dice que yo siempre robaba su tiempo con las amigas con mis chistes y bobadas. No sé por qué, pero me gustaba llamar la atención de las amigas de mi hermana. La verdad, era una lampara. Siempre cuando empezaba a contar chistes o hacer comedia física, mi hermana decía, “¡No se meta! ¡Déjame en paz!” Pues, ahora nos reímos y es genial recordar esa época. Sin embargo en general, la gente no quiere que los demás se metan en la vida, especialmente cuando no han sido invitados.

B. En google, se pueden encontrar varios dichos que tienen que ver con el tema.

1. Que bonita se ve la gente cuando no se mete en lo que no importa.

2. Gente que se mete en tu vida y que no se fijan en la de ellos, eso de verdad enoja.

3. ¡Con mi madre no se mete ni Dios!

4. El que se mete donde no debe, se entera de lo que no quiere.

C. ¿Hemos dicho “¡No se meta!” a Dios?

1. ¡No se meta! ¡No sea chismoso! Son dichos muy colombianos. Todo el mundo los usa, en serio y en broma. Sin embargo, muchas personas han dicho lo mismo a Dios. No quieren que Dios se meta en lo que no le importa. Pues, eso es lo que dicen, creen y viven.

2. Cuando Dios pide algo que no les agrada, le dicen, “¡No se meta!” Cuando Dios requiere un cambio dicen, “¡No sea chismoso, Dios! Es mi vida y haré lo que se me dé la gana. ¡No se meta!”

II. Dios no es un metido sino es omnipresente.

A. El problema con decirle “¡No se meta!” a Dios es que no va a hacerte caso. No porque es un metido sino porque es omnipresente. Es uno de los atributos de Él. Llena todo el espacio con su presencia. Está en todo lado en todo momento.

B. Consideremos el Salmo de David.

1. Sigamos leyendo el Salmo 139. En el versículo 7, David hace dos preguntas retóricas. “¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia?” David reconoce que aún si quisiera evitar la presencia de Dios, no es capaz porque Dios está en todo lugar. Tal vez quería huir de su presencia por sus pecados, específicamente cuando cometió adulterio con Betsabé o cuando asesinó al esposo de ella para tapar lo que había hecho. Pero David mismo concluyó que no podía.

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