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Summary: La desobediencia es evidencia de la incredulidad

Cuesta abajo: Desobediencia

1 Samuel 15:17-23

Intro. Estábamos haciendo fila para entrar a un paseo muy activo en un parque de diversiones y alcancé a escuchar lo que la pareja de atrás comentaban entre ellos. Era una pareja de personas de la tercera edad y ella le comentaba a su esposo con respecto a los letreros de advertencia que estaban por todos lados mientras recorrías la fila: “Si usted tiene problemas cardíacos…” “No se recomienda este paseo para personas….” Ella le decía: “Ya viste esos letreros, creo que no deberíamos subirnos a estos juegos”. Pero él le contestó: “¡Nada! Sólo lo ponen para asustarte, pero no creo que sea tan así!” El paseo estuvo bastante extremo y muy divertido, pero lo que aun recuerdo más que el paseo mismo es el rostro de susto y arrepentimiento de estas pobres personas al descender del juego por no haber creído las advertencias que se les hicieron.

¿Qué es lo que sucedió a esta pareja? Tenían la instrucción de los que saben porque diseñaron el juego de cierta manera y saben que sería extremadamente peligroso para cierto tipo de personas. Pero en vez de confiar en las personas que pusieron esos letreros, dudan de su capacidad o de su veracidad y deciden que ellos mismos saben lo que es mejor para ellos y deciden hacer caso omiso o desobedecer las instrucciones. Por supuesto, las consecuencias no se dejan esperar.

Esta es una dinámica que se repite en nuestra vida diaria, lamentablemente, no sólo en cosas superficiales como entrar o no a un juego en un parque de diversiones, sino en situaciones muy serias en las que tomamos decisiones que nos impactan por el resto de nuestros días.

Este mes estamos tratando de analizar bíblicamente cómo se va dando ese proceso de deterioro que va cuesta abajo. Estamos tratando de entender ese espiral descendente en que las personas como tú y como yo, somos muy activos, y vamos tomando decisiones que nos apartan cada vez más del camino de Dios.

La semana pasada se nos hablaba como todo empieza con la incredulidad. Aquí está la voluntad revelada de Dios para tu vida y mi vida, pero en algún punto dejamos de creer que es Su Palabra o voluntad para nosotros. Cuestionamos sus mandamientos, sus perspectivas. Dudados de su veracidad. Pensamos que quizá Dios se equivoca al ordenamos ciertas cosas. Nos parecen que sus mandamientos ya han pasado de moda o no se aplican al mundo real en el que vivimos. Que ciertas cosas están bien para los asuntos en la iglesia, pero que no tienen nada que ver con la vida real, allá en el trabajo, en la escuela, en el campo de fútbol o con los amigos que no son de nuestra misma fe.

Este es el punto de partida de todo: la incredulidad. Quizá pienses, pero si yo soy creyente. Tengo fe y confío en la Palabra de Dios. Ciertamente, no estamos diciendo que te vuelves ateo o algo parecido. Sino que debemos estar alertas porque nuestra fe es imperfecta y todavía hay áreas en nuestras vidas en las que no creemos cómo deberíamos creer o no creemos lo que deberíamos creer. Todavía hay aspectos en nuestras vidas donde estamos creyendo mentiras y hemos construido nuestras decisiones y acciones con base en esas mentiras que están arraigadas en nuestros corazones.

Como personas que estamos en una relación creciente con Cristo debemos estar alertas en contra de la incredulidad de nuestros corazones. ¿Cómo se donde empezar? ¿Cómo saber en qué áreas necesito enfocarme para creer la Palabra de Dios? ¿Dónde comenzar para que cortar este proceso cuesta abajo?

Precisamente, ese es el tema que abordaremos hoy. El segundo paso en este proceso cuesta abajo es la desobediencia. Después de la incredulidad viene la desobediencia. Cuando has dejado de creer la verdad de Dios estás próximo a desobedecer a Dios. Cuando has dejado de ver a Dios y sus mandamientos como buenos, verdaderos, confiables y que son lo mejor para tu vida, entonces, qué caso tiene obedecerlos. Por eso podemos decir que la desobediencia es la evidencia de la incredulidad.

Cuando desobedecemos estamos dando evidencia de la fe de nuestro corazón. Cuando desobedecemos estamos mostrando lo que realmente creemos. Desobedecemos porque hemos dejado de confiar en Dios en ese aspecto o asunto, y estamos siguiendo una voz ajena o extraña a la voluntad de Dios.

Esta dinámica tiene sus orígenes en el huerto del edén. A veces lo único que vemos en la Caída de Adán y Eva en pecado es su desobediencia. Lo único que vemos es a Adán y a Eva transgrediendo la ley de Dios. Pero Génesis 3 nos muestra que había mucho más detrás de todas estas acciones observables. Detrás de la caída estaba la voz de la serpiente sugiriendo una descripción de la realidad diferente a la que Dios les había dado. Dios les había dicho que si comían del fruto, morirían, pero la serpiente les dijo: “No van a morir”. No le crean a Dios, es una aguafiestas; no quiere lo mejor para ustedes…no confíen en él.

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