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Summary: ¿Humildad? Yo no creo que la humildad sea un rasgo de un triunfador. Más bien, me parece que para triunfar, uno tiene que ser seguro y firme. Mas sin embargo, la Biblia nos dice muy claramente que la humildad es clave para triunfar en la vida.

La humildad, Rasgo de un triunfador / Parte 3

Dos de los grandes predicadores del Siglo XVIII, Juan Wesley y Jorge Whitefield, tenían desacuerdos fuertes en cuanto a la teología. A pesar de esto, tuvieron mucho cuidado de no crear problemas en público que pudieran estorbar la predicación del evangelio.

En cierta ocasión, alguien le preguntó a Whitefield si esperaba ver a Wesley en el cielo.

Whitefield respondió que no. Luego se explicó; y dijo, Creo que Wesley va a estar tan cerca del trono y nosotros tan lejos, que nos será muy difícil verlo.

Cada uno de estos hombres tenía opiniones firmes en cuanto a distintas cuestiones de teología, pero estas opiniones no hicieron que uno se sintiera superior al otro. Al contrario, Whitefield expresó gran humildad en su respuesta.

El día de hoy continuamos con nuestra serie "rasgos de un triunfador", hemos mencionado las semanas anteriores que para triunfar en la vida, nos urge desarrollar los rasgos que definen a un triunfador.

Estas son cualidades de carácter que, bajo la dirección y en el poder del Espíritu Santo, nos llevarán a ser verdaderos triunfadores.

Hoy hablaremos de la cualidad de la humildad como rasgo de la persona que realmente triunfa en la vida.

Quizás estés pensando en este momento: ¿Humildad? Yo no creo que la humildad sea un rasgo de un triunfador. Más bien, me parece que para triunfar, uno tiene que ser seguro y firme.

Mas sin embargo, la Biblia nos dice muy claramente que la humildad es clave para triunfar en la vida.

El mundo por su parte nos da otro mensaje; nos habla de tener alta autoestima y nos enseña a exigir nuestros derechos.

Miremos lo que la Biblia declara en relación con la humildad.

Salmos 25:9 “ Dirige a los humildes en la justicia, y enseña a los humildes su camino.” (LBLA)

Isaías 66:2b “... Pero a éste miraré: al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra.” (LBLA)

Claramente, Dios busca a los humildes para bendecirlos. Él desea encontrar personas que muestran la cualidad de la humildad para darles a conocer sus caminos y para obrar justicia en sus vidas.

Mas sin embargo, parecería ser, que los humildes no triunfan en el mundo actual.

Pero no es así, quizás parte de la confusión está en que muchos tenemos un concepto equivocado o incompleto de lo que significa la humildad. Creemos que la humildad es pensar mal de nosotros mismos.

El día de hoy deseo examinar lo que es la humildad y como podemos aprenderla. Empecemos, entonces, definiendo el término.

I- ¿Qué es la humildad?

Miremos lo que el apóstol Pablo dice en Romanos 12:3 “Por la gracia que se me ha dado, les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado.” (NVI)

En otras palabras, cada creyente es llamado a tener un concepto apropiado de sí mismo.

Ser humilde, entonces, significa conocer las debilidades y las habilidades que tenemos, reconocer nuestras fallas y nuestros talentos, estar en balance cuando se trata de nuestra imagen propia.

Se cuenta la historia de una tortuguita que subía el tronco de un árbol, usando la boca para agarrarse de la corteza y empujando con las patas a toda fuerza.

Finalmente, llegó a la primera rama y empezó cuidadosamente a atravesarla.

Cuando había llegado casi al final, se lanzó al espacio, extendió las patas… y dio un fuerte golpe en el suelo.

Volvió a repetir el proceso con mucha dificultad, se lanzó al vacío… y cayó nuevamente.

Dos buitres la miraban sentados sobre una pared. De repente, uno le dijo al otro: ¿No crees que es hora de decirle que fue adoptado?

Si no tenemos un concepto apropiado de nosotros mismos, podremos ser como esa tortuga. En vez de buscar el lugar que Dios tiene preparado para nosotros, podremos insistir en tomar posiciones que no fueron hechas para nosotros.

Esto sucede en la iglesia, por ejemplo, cuando una persona desea siempre estar al frente, recibiendo halagos, cuando sus dones no se prestan a esa clase de servicio. Cada uno de nosotros debe de considerar con honestidad cómo podemos servir mejor.

A la vez, no debemos de tener un concepto demasiado bajo, tampoco. Hay personas que siempre responden con un "no puedo" cuando se les invita a servir al Señor.

Recuerda que Dios no hace basura. Si Dios te creó, puedes estar seguro de que sirves para algo.

La humildad consiste en reconocer que tu valor no depende de lo que haces, sino de lo que eres. Si estás en Cristo, eres hijo de Dios; ése es tu valor.

Muchas veces nos alocamos tratando de comprobar que valemos algo por el dinero que ganamos, por nuestra apariencia física o aun porque somos más religiosos que otros.

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