Sermons

Summary: La importancia de mantener nuestra mirada en Jesús y lo que pasa cuando no lo hacemos.

«Y le trajeron a uno que era sordo y que hablaba con dificultad, y le rogaron que pusiera la mano sobre él. (33) Entonces Jesús, tomándolo aparte de la multitud, a solas, le metió los dedos en los oídos, y escupiendo, le tocó la lengua con la saliva; (34) y levantando los ojos al cielo, suspiró profundamente y le dijo: ¡Effatá!, esto es: ¡Ábrete!»(Mar 7:32-34)

III. CUANDO DEJAMOS DE MIRAR A JESÚS, EMPEZAMOS A DESTRUIRNOS UNOS A OTROS.

A. Muchos no tienen tiempo para poner los ojos en Jesús, porque están tan ocupados en mirar, analizar, evaluar, comparar, investigar, y escudriñar a su hermano.

B. Cuando dejamos que nuestros ojos se desvíen de Jesús, empezamos a criticarnos, juzgarnos y atacarnos unos a otros.

«Porque toda la ley en una palabra se cumple en el precepto: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO. (15)Pero si os mordéis y os devoráis unos a otros, tened cuidado, no sea que os consumáis unos a otros» (Gal 5:14-15).

C. ¿Por qué sucede esto? . . .

1. Porque cuando quitamos nuestros ojos de Jesús, empezamos a creer que somos buenos por nuestra propia cuenta.

·Porque estamos cumpliendo con Dios.

·Porque nos congregamos.

·Porque diezmamos.

2. Nos olvidamos que nuestras mejores obras son trapos sucios.

D. Pero, mirando a Jesús, nos llenamos de gratitud por la gran misericordia que Dios ha manifestado a cada uno de nosotros.

IV. LOS QUE MIRAN A JESÚS, LLEGARÁN A LA META.

A. Serán resucitados.

«Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en Él, tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el día final» (Juan 6:40).

B. Siempre tendrán la presencia de Dios.

«No hay nada--ningún ser humano o institución, ningún tiempo, ningún espacio, ningún demonio, ningún evento--que se pueda cortar el amor entre Dios y aquellos que confían en él» (Willard, Dallas. 1998. The Divine Conspiracy. p. 67).

C. Tendrán la fuerza para perseverar.

Un documental en la televisión trató del Leopardo Cazador que vive en las llanuras de África central. Este animal sobrevive persiguiendo a sus víctimas con un gran empujón de energía corriendo hasta 113 kilómetros por hora. Pero este hermoso animal tiene un problema, se cansa rápidamente. Dentro de su cuerpo largo y ágil, tiene un corazón desproporcionadamente pequeño, que no le permite mantener esa velocidad por mucho tiempo. A no ser que el leopardo cace su víctima en esa primera ráfaga de energía, se ve obligado a abandonar la caza.

A veces los cristianos parecemos a este leopardo cazador. Respondemos al llamado de Dios con una energía explosiva al principio, pero no lo podemos sostener por mucho tiempo y pronto fallamos y nos apagamos. Hacemos promesas de trabajar más fuerte y correr más rápidos, cuando lo que necesitamos no es más velocidad sino perseverancia--necesitamos un corazón más grande. Mucho movimiento, ruido y emoción no sirven para nada si no le entregamos nuestro corazón al Señor. . . . Si no pongamos nuestros ojos en Jesús.

CONCLUSIÓN

A. Cada uno tiene momentos cuando viene la tentación de desviar la mirada.

View on One Page with PRO Copy Sermon to Clipboard with PRO
Talk about it...

Nobody has commented yet. Be the first!

Join the discussion
;