Summary: Tres principios bíblicos para desarrollar una mayordomía integral:1.Somos administradores de Dios.2 ofrenda con una corazón agradecido. 3 La ofrenda debe ser costosa.

DA LO MEJOR A CRISTO.

Juan 12:1-8

El hermano Ricardo; en sus últimos momentos de su vida llamó al pastor, a su médico y a su abogado; les entregó un sobre con 50 mil dólares a cada uno. “Quiero que me entierren con mi dinero, por lo tanto, les voy a dar 50 mil dólares a cada uno y cuando me muera; cada uno va a poner este sobre dentro del ataúd”

Murió el hombre, y cada uno puso el sobre dentro del ataúd. Después del funeral se juntaron los tres para hablar de la experiencia.

PASTOR: “Estoy seguro que el hermano Ricardo hubiera estado muy contento en colaborar con 5000 dólares para el órgano de la iglesia; así que yo tomé esos 5 000 y puse el resto en el ataúd.

MÉDICO: “El estaba tan agradecido conmigo porque lo cuidé en su enfermedad que él hubiera ayudado a financiar mi nueva clínica, por eso tomé 20 mil pesos. Los otros treinta los deposité en el ataúd”

ABOGADO: “Yo tomé los 45 mil que tu dejaste, pastor, y los 30 mil que tu dejaste, doctor, por supuesto, también tomé los 50 que yo tenía y dejé en el ataúd un cheque por 150 mil como él quería”

A veces hacemos como el abogado, tomamos nuestra vida para nosotros, y le entregamos a Cristo un simple papel sin valor, como si pudiéramos engañarlo.

Dios nos ha entregado la vida, los bienes y el tiempo para que los administremos de tal manera, que resulten para su gloria; a esto le llamamos mayordomía.

El lugar era la casa de Simón el leproso, que había organizado la cena en honor a Jesús, y al mismo tiempo para dar testimonio de que Jesucristo lo había sanado. También allí estaba Lázaro a quien Jesús había resucitado, y también estaba dando su testimonio y muchos judíos creyeron en Jesús.

También estaba Marta, poniendo en práctica su don de servicio. María siempre cerca de Jesucristo para escuchar su Palabra. Los 12 apóstoles, y por supuesto el invitado de honor: Jesús.

Cuando la fiesta estaba en su mejor momento, María tuvo una idea, fue a su casa, y volvió con un frasco de perfume muy caro, se puso a los pies de Jesucristo, ungió sus pies.

La fragancia inundó la casa, se hizo silencio, el perfume tenía un valor de 300 denarios; Judas rápidamente calculó el precio = casi un año de sueldo y empezó a regañar a María y a denunciarla de desperdiciada.

“Mujer desperdiciada, a cuántos pobres, hubiéramos ayudado si hubiéramos vendido este perfume”

¡Judas de repente se convirtió en el defensor de los pobres!

¡Se convirtió en la Madre Teresa de Calcuta!

pero Juan nos dice era un ladrón y el hubiera querido que el dinero de la venta de ese perfume fuera para él.

Al parecer muchos estaban de acuerdo con Judas porque fue necesaria la intervención de Jesús aceptando el regalo que ella le ofreció de todo corazón.

“¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra”

Podemos ver tres principios para ser buenos mayordomos o administradores de los bienes que Dios nos ha encomendado:

1. TODO LO QUE TENEMOS VIENE DE DIOS Y LE PERTENECE A EL.

2. LA OFRENDA QUE AGRADA A DIOS, DEBE SER CON UN CORAZÓN AGRADECIDO.

3. LO QUE LE DOY A CRISTO DEBE SER BUENO Y COSTOSO.

1. TODO LO QUE TENEMOS VIENE DE DIOS Y LE PERTENECE A EL.

Sal.24:1 “ 1 De Jehová es la tierra y su plenitud el mundo, y los que en él habitan”

Dios mandó a su pueblo que le edificaran un templo, pero antes que el dinero, la madera preciosa, antes que el cemento y los materiales necesarios para la construcción, a Dios le interesa que traigamos esa ofrenda con un corazón justo.

1 Crón 29:16 Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo.

17 Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti espontáneamente.

18 Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel nuestros padres, conserva perpetuamente esta voluntad del corazón de tu pueblo, y encamina su corazón a ti.

Aquí Dios nos presenta a María, con una ofrenda grande, porque ella aprendió que todo lo que ella tenía vino de Dios, le pertenece a Dios, y no hay mejor uso de lo que tenemos.

Notemos el gran contraste de la actitud de Judas. Visualicen a Judas abrazando la bolsa de la tesorería:

“Este dinero pudo haber venido de parte de Dios, pero ahora… lo tengo yo… es mío”

Muchos de nosotros en vez de identificarnos con María de Bethania, nos identificamos con Judas Iscariote, “Este es mi carro, mi casa, mi dinero y lo voy a usar para darme mis gustos”

Hermanos, nosotros no somos los dueños, solamente administradores de lo que tenemos.

Consideremos esta pregunta: ¿Qué tenemos que no hayamos recibido de parte de Dios?

La vida. Nosotros no nos creamos a nosotros mismos, pero a veces actuamos como si fuéramos dueños de la vida, sacamos la pistola y matamos a nuestro prójimo, y si no literalmente, odiándolo, que también es asesinato delante de Dios.

El talento = nuestras habilidades y conocimientos que Dios nos dio; hacen que ganemos dinero y compremos las cosas, por eso, todo viene de Dios. Nuestra ofrenda es un reconocimiento de que él es el dueño.

2. LA OFRENDA QUE AGRADA A DIOS, DEBE SER CON UN CORAZÓN AGRADECIDO

Lázaro había muerto, duró 4 días en la tumba, Jesucristo lo regresó a la vida y lo entregó otra vez a Marta y a María: ¿Cómo podría evaluarse eso? El perfume que ofreció María y el trabajo de Martha no eran suficiente pago por tan grande regalo de Jesucristo, pero es una manera de mostrar agradecimiento.

Cristo nos dio vida eterna, andábamos en este mundo sin Dios, sin fe y sin esperanza, nuestra ofrenda no es por obligación, no es pago, es gratitud.

Todas las familias de Israel salían en la mañana a recoger el maná, unos ambiciosos salían con una canastota para recoger la mayor cantidad posible y apenas podían cargarla de regreso a su casa, porque querían tener más, y más, no se contentaban con lo necesario, pero otros salían con una canastita pequeña y la traían llena y hasta se caía el maná. Muchos de nosotros andamos por la vida con una canasta enorme, y ya ni podemos con el peso de ella.

Dios nos ha hecho nacer dos veces, una por nuestro nacimiento físico, y otra por la sangre de Cristo nos perdonó nuestros pecados y nos salvó del infierno. Nos compró con su sangre.

1 Cor 6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

Entonces la ofrenda que agrada a Dios debe ser con un corazón agradecido y por último:

1. LO QUE LE DOY A CRISTO DEBE SER BUENO Y COSTOSO.

¿La ofrenda de María era costosa? Si, mucho. Representaba en dinero todos los gastos de un año.

En la cultura hebrea cada quien compraba su propio perfume para guardarlo para que lo embalsamaran a la hora de su muerte. Los perfumes finos eran importados de la India. María ofrendó su propio perfume a Cristo.

El rey David tenía el deseo de construir un gran templo para Dios, y como era el rey, Araunah, le quiso regalar ese terreno; Pero David tenía muy en cuenta este principio “lo que le doy a Dios debe ser bueno y costoso” y le contestó a Araunah:

1 Sam. 24:24 Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.

25 Y edificó allí David un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová oyó las súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel.

¿Qué clase de cristiano eres? La respuesta a esta pregunta es: fíjate en qué inviertes tu tiempo y tu dinero. Una iglesia típica mexicana hizo este estudio, resultó que los cristianos dedican el 2% de sus ingresos a apoyar la obra de Dios y el 18% en diversiones. Con razón Dios dice: ¿robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado.

Dios ha puesto en nuestro corazón construir una casa para el santo nombre de Dios, y lo estamos haciendo, algunos hermanos, Dios los bendiga, ya dieron unos una tonelada de cemento, otros dos, otros tabiques, aun así; no alcanzaremos a terminar la obra negra con loza que en navidad lo dediquemos a la gloria de Dios.

La sociedad femenil tiene ese mismo anhelo, y nos ofrecen talento para colaborar en la construcción.

Creo que Dios nos está dando la oportunidad y el honor de colaborar en esta gran obra. Un hermano ofrece prestar el dinero para que se termine hasta la loza, aproximadamente nos faltan 55 mil pesos.

Voy a pedirles que en un papel pongan una promesa de ofrenda especial para la construcción. Esta ofrenda especial va ser mensual para poder pagar ese préstamo y cuando lo terminemos de pagar, les diremos.

Pero recuerden cuando prometan esta ofrenda especial. Dios nos ha dicho:

1. TODO LO QUE TENEMOS VIENE DE DIOS Y LE PERTENECE A EL.

2. LA OFRENDA QUE AGRADA A DIOS, DEBE SER CON UN CORAZÓN AGRADECIDO.

3. LO QUE LE DOY A CRISTO DEBE SER BUENO Y COSTOSO.

ORACIÓN:

1 Crón 29:16 Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo.

17 Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti espontáneamente.

18 Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel nuestros padres, conserva perpetuamente esta voluntad del corazón de tu pueblo, y encamina su corazón a ti.

Señor Jesús, tu eres el invitado de honor a quien estamos celebrando: gracias por tu presencia, nos llamas a dar un paso de fe y de amor a ti en esta hora; En esta iglesia tú eres Nuestra piedra angular, el cimiento de nuestra iglesia. Jesucristo, encausa todos nuestros talentos y nuestros dones para este propósito que has puesto en nuestro corazón.

Recibe nuestras ofrendas con un corazón lleno de gratitud para la gloria de tu santo nombre, Amén.