Summary: El sólo pensar en ser intencionales en nuestros barrios puede causar el pensamiento ¡QUÉ PEREZA! Pero Dios nos ha dado un espíritu de autodisciplina. Con el acompañamiento del Espíritu Santo, podemos ser disciplinados para impactar nuestro alrededor.

Serie: No Más Excusas

Charla: ¡Qué Pereza!

Texto Principal: 2 Timoteo 1:7

22 marzo 2015

Introducción

Jesús nos comisionó a hacer discípulos de todas las naciones. Esa comisión es para todos sus seguidores; es para mi, es para ti. Dios sabe que no podemos realizarla solos. Es por eso que envió al Espíritu Santo sobre nosotros. Nos llena con el poder y el amor que necesitamos para cumplir la misión. En las otras charlas de esta serie, nos dimos cuenta que muchas veces usamos el susto y el oso como excusas para no tener que correr riesgos ni sentirnos vulnerables cuando Dios nos abre puertas para compartir nuestra esperanza con los demás. Sin embargo, el Espíritu Santo nos ha dado el poder para correr riesgos. Nos ha llenado con el amor para poder enfocarnos en otros y no en nosotros. Timoteo, un pastor joven y aprendiz del apóstol Pablo, lo estaba enfrentando algo miedoso y a la vez que le daba pena. Por lo tanto, Pablo le escribió para animarlo. Le dijo, “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor…Así que nunca te avergüences de contarles a otros acerca de nuestro Señor…” 2 Timoteo 1:7-8, NTV. Timoteo necesitaba escuchar eso y nosotros también. ¡No existen excusas para contarles a otros acerca de nuestro Señor! Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para obedecer la Gran Comisión.

Tal vez me dices, “Sí, Scott, ya lo he captado. Necesito alcanzar a las personas que me rodean, pero no tengo idea cómo voy a poder agregar esa misión al caos constante que se llama mi vida.” ¡Seamos honestos! Ya llevamos vidas muy llenas con diferentes actividades, los estudios, el trabajo, los deberes de la casa, la familia, los deportes. Parece que realmente no tenemos el tiempo para hacer una cosa más. ¿Cómo podemos tener un impacto en nuestros barrios cuando llevamos vidas tan ocupadas?

Esto no es un problema nuevo. No hay nada nuevo bajo el sol. Por lo tanto, Pablo se refirió a este problema común también. Leamos el pasaje principal de la serie otra vez. (Para que sepan estoy utilizando la NTV, la Nueva Traducción Viviente. En este caso, refleja muy bien el significado original del griego.) “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina.” 2 Timoteo 1:7, NTV. ¿Qué tiene que ver la autodisciplina con el tema? Otras traducciones usan la frase dominio propio, pero igual. ¿Cuál es la conexión?

Ya hemos dicho que el poder que Dios nos ha dado nos impulsa a tomar riesgos, venciendo el susto. El amor que Dios nos ha dado nos empuja a preferir a otros y no enfocarnos en nosotros, venciendo el oso / la vergüenza. El conjunto del poder y el amor nos propulsa a ser intencionales con el evangelio en nuestra rutina normal de cada día. O sea, nos enseña cómo podemos realizar la misión aún cuando llevamos vidas llenas de mucha actividad. Nos enseña autodisciplina. Ser intencional con el evangelio en nuestros barrios, en nuestros conjuntos requiere que seamos disciplinados. Claro, estamos ocupados con todo lo que tenemos que hacer, pero también con las cosas que QUEREMOS hacer. Tal vez, el problema no es el tiempo. ¿Puede ser que el problema es que no estamos organizando el tiempo bien? Ó ¿Puede ser que nuestras prioridades simplemente no reflejan un deseo de hacer discípulos? Ó ¿Puede ser que una barrera grande en nuestras vidas es la pereza aún en medio del corre corre?

La verdad el sólo pensar en ser intencionales en nuestros vecindarios y barrios puede causar el pensamiento ¡QUÉ PEREZA! Tal vez, por hacer caso frecuentemente al susto y al oso, hemos formado una actitud perezosa. Pero Dios nos ha dado un espíritu de autodisciplina. Con el acompañamiento del Espíritu Santo, podemos llevar vidas disciplinadas para impactar nuestro alrededor.

I. EL PEREZOSO

No estoy diciendo que somos perezosos. Sé que todos estamos muy ocupados. (MOSTRAR VÍDEO PEREZOSO; no tiene sonido) En general no somos como el animal que se llama EL PEREZOSO. Como sugiere su nombre, el perezoso es un animal apático y lento que pasa la mayor parte de las 24 horas del día durmiendo (16 horas). Sólo dedica 8 horas a comer y trepar por las ramas. Me imagino que ustedes no pasan 16 horas en la cama durmiendo. Sin embargo, muchas veces no queremos hacer lo necesario para alcanzar a nuestros vecinos. Nos da pereza.

Por ejemplo, cuando los vecinos nos invitan a la fiesta de cumpleaños de su hija u otro evento, a veces nos da pereza. Preferimos quedarnos en la casa viendo una película que hemos visto varias veces porque es la misma que han mostrado por semanas. O a veces no tenemos las ganas de salir y jugar un deporte que no nos gusta, aún sabiendo que sería una buena manera para conocer a la persona que nos invitó.

Otro ejemplo es que es posible que nos da pereza invitar a personas a la casa para comer, para conocerse. O es posible que simplemente no tenemos las ganas de conocer a personas nuevas e intentar construir puentes con ellas. Necesitamos ampliar nuestro círculo de influencia, pero requiere un esfuerzo. Desafortunadamente, nuestras acciones reflejan una actitud perezosa porque a veces no estamos dispuestos a esforzarnos.

Quizás me dices, “Pero Scott, en algún momento, tengo que descansar.” ¡Claro! No estoy diciendo que no podemos descansar. El descanso debe ser una de nuestras prioridades. A veces un buen motosito es exactamente lo que necesitamos. A veces, “¡Tómate un motosito!” es el mejor consejo que podemos recibir y regalar. El descanso es muy importante, para poder recargar baterías, para recuperarnos. Aún Dios descansó después de crear todo. Pero muchas veces la misma necesidad de descansar se convierte en una excusa para no compartir con otros.

¡No seamos como el perezoso! Por favor entiéndanme, me refiero a nuestro involucramiento personal en la Gran Comisión. No estoy diciendo que son flojos en el trabajo o que no son personas responsables en la casa. El enfoque de la charla es que no seamos flojos en cumplir el mandato que Jesús nos dio. Quiero que ustedes vean el siguiente vídeo y que noten la diferencia entre los dos animales. MOSTRAR VÍDEO HORMIGAS

El perezoso era lento y ni siquiera podía cruzar la calle solo. Las personas que nos rodean necesitan ver a Jesús en nosotros; necesitan escucharnos compartiéndoles las buenas nuevas de Jesús. No podemos responder a tal necesidad como el perezoso. Me parece muy interesante que en Proverbios, Salomon dijo, “¡Anda, perezoso, fíjate en LA HORMIGA!” Proverbios 6:6.

II. LA HORMIGA

¿Viste cómo las hormigas construyeron el hormiguero? Impresionante como todas las hormigas de la colonia trabajan en equipo para cumplir su misión.

¿Ustedes han visto una hormiga quieta? No es común. Normalmente las hormigas se están moviendo todo el tiempo. Están ocupadas trabajando. Cada hormiga, por instinto, hace todo lo posible para cumplir su parte en la colonia. Por eso, nunca está quieta. Tiene un trabajo y entiende que su trabajo es muy importante para toda la colonia.

Cuando pensamos en la misión de hacer discípulos tú eres muy importante. Tu labor en cumplirla es indispensable. Todos nosotros necesitamos aprovechar cada puerta que Dios nos abre con otras personas para compartirles nuestra vida y esperanza. Para hacer eso necesitamos aprender la disciplina de la hormiga. Salomón dijo, “¡Anda, perezoso, fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace, y adquiere sabiduría! 7 No tiene quien la mande, ni quien la vigile ni gobierne; 8 con todo, en el verano almacena provisiones y durante la cosecha recoge alimentos.” Proverbios 6:6-8.

La hormiga no tiene quien la mande. Igual, no hay una persona en tu vida quien te mande todo el tiempo, quien te dice, “Aprovecha esta oportunidad de construir un puente con el vecino.” No hay una persona humana que te está gobernando y asegurando que estés aprovechando al máximo cada momento oportuno. La hormiga lo hace por instinto. No tenemos un instinto como las hormigas. Tenemos algo mejor. Tenemos al Espíritu Santo quien nos guía, quien abre nuestros ojos a la necesidad alrededor nuestro, quien nos enseña cómo usar el poder y el amor para ser intencionales con el evangelio. Dejemos la pereza a un lado para que podamos disfrutar una cosecha que perdura para siempre. Escuchemos el consejo de Salomon, “Perezoso, ¿cuánto tiempo más seguirás acostado? ¿Cuándo despertarás de tu sueño? 10 Un corto sueño, una breve siesta, un pequeño descanso, cruzado de brazos… 11 ¡y te asaltará la pobreza como un bandido, y la escasez como un hombre armado!” Proverbios 6:9-11.

¡Levantémonos y hagamos lo necesario para alcanzar a nuestros barrios! ¡No demos más excusas! Queremos que nuestra familia crezca, pero esto no va a pasar si nosotros no laboramos. ¡Sembremos! ¡Reguemos! Y Dios va a dar el crecimiento (1 Corintios 3:6). Para realizar una buena labor necesitamos ser intencionales en la formación de relaciones significativas. En Colosenses 4:2-6, hay varios principios que te ayudan a…

III. SER INTENCIONAL

¿Ser intencional en qué? La formación de relaciones significativas. El pasaje dice, “Dedíquense a la oración: perseveren en ella con agradecimiento 3 y, al mismo tiempo, intercedan por nosotros a fin de que Dios nos abra las puertas para proclamar la palabra, el misterio de Cristo por el cual estoy preso. 4 Oren para que yo lo anuncie con claridad, como debo hacerlo. 5 Compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo, aprovechando al máximo cada momento oportuno. 6 Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno.” Colosenses 4:2-6.

De este pasaje quiero darles 4 hábitos que necesitamos poner en práctica.

1. Ora que Dios te abra puertas con personas específicas. “…intercedan por nosotros a fin de que Dios nos abra las puertas para proclamar la palabra…” Colosenses 4:3. Usa los nombres. Si estás tratando de construir un puente con el carnicero que no conoce a Cristo, usa el nombre de él en tus oraciones. Si no conoces su nombre, ese sería un buen punto de partida para construir un puente. ¡Pregúntale! “¿Cómo te llamas? Y no olvides su nombre. Cuando llegas allá y pides una libra de murillo, salúdale usando su nombre. Mientras su nombre sale de tus labios y extiendes la mano, ora que Dios te abra puertas con el saludo. Ora en tu corazón en el momento. ¿Por qué tienes que esperar hasta que llegues a la casa? “Dedíquense a la oración…” Colosenses 4:2. Eso implica que uno tiene que esforzarse. Requiere que seamos disciplinados.

2. Asegúrate que tu vida refleje el mensaje que quieres proclamar. “Compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo…” Colosenses 4:5. El mundo ve nuestras vidas primero. Antes de escuchar el mensaje, ven el mensaje en nuestras vidas. Si digo que la decisión de confiar en Cristo fue la mejor decisión de mi vida, mi vida debe reflejar eso. No puedo vivir insatisfecho. El mundo necesita ver el contentamiento que he encontrado en Jesús. El carnicero necesita ver el gozo que mi Salvador me ha dado aún en medio de circunstancias difíciles. Si siempre me ve quejándome, va a concluir que la vida cristiana es igual que cualquier otra y realmente no vale la pena. Pablo dijo, “Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto.” Colosenses 4:6. La palabra siempre significa todo el tiempo. Eso requiere disciplina.

3. Proclama el evangelio con claridad. Pablo anhelaba proclamar el mensaje de esperanza con claridad. Por eso, pidió a los Colosenses que oraran por él. “Oren para que yo lo anuncie con claridad, como debo hacerlo.” Colosenses 4:4. Quería que las personas que le escuchaban entendieran el mensaje. Tenemos que saber cómo presentar el evangelio con claridad. ¿Sabes cómo hacerlo? Si no, queremos enseñarte cómo lo puedes hacer.

4. Aprovecha cada puerta abierta. “…aprovechando al máximo cada momento oportuno.” Colosenses 4:5. Dios quiere concederte puertas abiertas. ¡No desprecies las oportunidades que Dios te da! Y cuando ignores una oportunidad y te des cuenta, ¡pide perdón a Dios! ¡Y pide que Dios te abra la puerta con esa persona nuevamente!

Conclusión e Invitación

Si llevamos vidas disciplinadas con la intención de formar relaciones significativas, Dios va a bendecir. Si somos fieles sembrando y regando el Evangelio, Dios va a dar el crecimiento. Podemos confiar que Su obra en nosotros brilla cuando abrimos nuestras vidas y compartimos con personas que no lo conocen. ¡Seamos disciplinados con el evangelio!