Summary: Hay tres ocasiones en la Biblia cuando vemos el resultado de lo que Dios escribio personalmente.

Escrito por el Dedo de Dios

2 Tim. 3:16,17

16 Toda Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,

17 para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

Texto Central: Jn. 8:3-11

I. La Ley

Exo. 31:18

Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios.

No son 10 sugerencias, pero son los 10 Mandamientos.

Así entendemos lo que Dios odia.

II. El Juicio

Dan. 5:5,26

5 En aquella misma hora salieron unos dedos de mano de hombre, y escribían delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la palma de la mano que escribía.

26 Ésta es la interpretación del asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin.

El rey Belsasar jugaba con la gracia de Dios, y llegó el juicio.

Gá. 6:7

No os engañéis; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

IL.: El Oso y el Ateo

Un ateo andaba en el bosque con su rifle. Su plan fue de cazar un animal salvaje. De repente le asustó un oso. Se cayó su rifle y el ateo empezó a correr. Pero el oso era mas veloz. El ateo grita a Dios y dice, "no creo en ti y no sé orar, pero mi petición es que este oso sea un oso cristiano". En ese momento, el oso se cae a rodillas y clama, "Te doy gracias, Dios, por esta comida que tu me has provisto."

Todavía estamos en la dispensación de la gracia, pero el juicio viene a todos.

IL.: Un hombre de negocio estuvo en una ciudad lejos de su hogar. En un momento de tentación, invitó a una mujer a su recamara del hotel. Pasaron algunas horas en sexo ilícito, y luego la mujer se despidió. El hombre acostado en la cama, sonrió y decía a si mismo, "Que placer, y nadie va a saber, ni mi esposo, ni mis hijos. Je, je, je". Luego, al levantarse por la mañana, entró al baño y vio en el espejo un mensaje escrito con pintalabios---Bienvenidos al mundo de la SIDA.

Uno puede correr, pero no puede esconder.

III. La Misericordia

San Juan 8:3-11

Una mujer agarrado en el mero acto de adulterio.

Hay testigos.

¿Dónde está el hombre culpable? Se requiere dos. Las reglas de la sociedad no son siempre justos.

Ella fue traída a un "corte de burla".

Hay escribas y fariseos--unos coruptos religiosos. Su motivo no era de guardar la ley, pero de atrapa a Cristo.

La mujer fue una herramienta de su plan.

Sí, la mujer cometió un pecado, pero estos hombres también pecaron en su disposición.

Eran hipócritas.

Su única ínteres es de atrapar a Jesús.

Ellos discuten y proclaman que Moises declaró en la ley que tales deben de ser apedreadas, pero que dice Cristo.

Cristo no responde nada en el principio. El tiene verguenza de estos religiosos. También busca oportunidad de rescatar a esta mujer.

Se agacha y empieza a escribir en la arena, sin contestar.

Cristo no siempre responde directamente a las peticiones. Queremos un SI o un NO, pero Dios quiere que vemos lo óbvio.

Lc. 13:23,24

23 Y le dijo uno: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y Él les dijo:

24 Porfiad a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.

Es importante de entender que a Cristo le interesa salvar a los religiosos malguiados igual a salvar a esta mujer.

Cristo escribe de nuevo en la arena. Uno por uno, los religiosos se van.

La mujer siente una chispa de esperanza.

Cristo es el único quien es calificado a juzgarle. Cristo escoge misericordia.

Cristo le perdona. El dice, "vete y no peques más".

Un momento! Alguién tiene que pagar por el pecado. La sentencia es la muerte. La ley lo requiere.

Cristo dice--"pongalo a mi cuenta" y Cristo murió por ella y por millones más.

Dios sigue escribiendo con su dedo, aun en nuestras vidas.

Ro. 2:14-16

14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, no teniendo ley, son ley a sí mismos,

15 mostrando ellos, la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia y sus pensamientos, acusándose o aun excusándose unos a otros,

16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo, los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.