Summary: La crisis que enfrenta nuestra juventud hoy en día se debe a que han colocado al mundo en el lugar que le corresponde a Dios, se sienten más atraídos por las cosas del mundo que por las de Dios, se están esforzando en practicar la maldad y no la voluntad

¡Una juventud en crisis!

Texto: 1 Juan 2:1-17

Introducción

¿Qué le está pasando a nuestra juventud en el día de hoy? No entiendo por qué los jóvenes se están volviendo tan groseros y tan brutos. ¿Qué está ocurriendo en nuestro contorno, en nuestra sociedad, que hace que los jóvenes se vuelvan tan violentos, tan insensibles y tan indiferentes ante lo que es bueno y lo que es malo?

Todas estas preguntas e inquietudes, tiene una sola respuesta: ¡Nuestra juventud está en crisis!

Dinámica:

Pedir a dos jóvenes y a un adulto que se pongan en pie y digan:

Joven 1: Disculpe pastor, seguramente usted estará refiriendose a la juventud que no conoce a Cristo, esa es la que está en crisis no nosotros. ¿Verdad?

Joven 2: Es cierto pastor, ¿A caso usted mismo no alabó a los jóvenes de Betel por el programa del Domingo pasado?

Adulto: Nosotros siempre nos hemos quejado de nuestros jóvenes, pero de ahí a decir que están en crisis ¡imposible! Los jóvenes cristianos son los más sanos.

Amados, nos sorprederá saber que muchos de nuestros jóvenes cristianos viven al borde de la inmoralidad y más cerca del desastre que lo que hayamos podido imaginar. Se sorprenderá al saber que un alto porcentaje de nuestros jóvenes, que profesan haber tenido un encuentro con Cristo están involucrados en comportamientos impropios, inmorales y hasta ilegales, y los tenemos en las iglesias, ocupando cargos en el liderazgo.

Las estadísticas nos indican que 2 de cada 3 jóvenes son mentirosos con sus padres, 6 de cada 10 son mentirosos con los demás compañeros y en la iglesia, casi la mitad de nuestra juventud que dice ser cristiana escucha y ve videos musicales cuyos temas son contrarios a la moral cristiana.

1 de cada 3 de nuestros jóvenes ha sido deshonestos al presentar exámenes en el colegio, 1 de cada 4 ha fumado un cigarrillo o cosa semejante, 1 de cada 5 ha actuado con violencia, 1 de cada 10 se ha embriagado, 1 de cada 10 ha tomado drogas.

Y la lista continua: el 55% de los jóvenes de buenos hogares cristianos y ellos mismos siendo cristianos, cuando llegan a los 17 años, ya se han visto envueltos en caricias eróticas con el sexo opuesto y han tenido relaciones sexuales.

¿Cómo enfrentar tal situación? El gobierno dice que hay que mejorar la educación, los activistas dicen que hay que erradicar la injusticia y la opresión, otros dicen que hay que tener más policías, más cárceles, etc.

Tansición:

Creo que es un problema que no se solucionará a menos que identifiquemos su origen. Y las Escrituras, por medio del Apóstol Juan nos señala tres causas por las cuales la juventud de hoy está en crisis.

1. Han colocado al mundo en el lugar que solo le corresponde a Dios (v. 15)

“No amen al mundo ni nada de que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre” (v. 15)

Para Juan, el mundo en el cual habitan los cristianos es hóstil, porque vive al margen de Dios. Y por lo tanto siempre va a imponer sus valores e ideas con el objetivo de derrocar la fe cristiana.

1.1 ¿Qué es el mundo?

Hay dos conceptos en lo que al término “mundo” concierne. El primero, denota todo lo que ha sido creado por Dios. Es decir, la tierra, sus habitantes y todo el vasto universo. En este sentido “mundo” se refiere a la creación total de Dios.

El segundo término se refiere a la raza humana caida. Al principio de hostilidad hacia Dios y hacia el pueblo de Dios. La humanidad ha preferido vivir en un constante hostigamiento hacia Dios, el cual conduce hacia la destrucción y la condenación eterna.

Luego entonces, el mundo que nos refiere Juan no es la creación, puesto que la Biblia afirma que “Del Señor es la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan…” (Sal. 24:1). Toda esta belleza creada no es del Diablo, sino de del Señor.

Pero “mundo” poco a poco fue adquiriendo una connotación moral. Llegó a significar “la moral alejada de Dios”. C. H. Dood dice que “se refiere a la sociedad humana en la medida en que está organizada sobre principios injustos, caracterizada por bajos deseos, falsos valores y egoísmo”.

1.2 El mundo y Dios no son compatibles

En el pensamiento antiguo se veía al mundo como el campo de batalla entre las fuerzas opuestas de la luz y de las tinieblas. Bajo esta perspectiva, todo hombre debía decidir aliarse con la luz o con las tinieblas. Esta era la gran decision de la vida.

En el pensamiento cristiano el tiempo se dividía en dos eras o edades: la presente y la porvenir. La era presente se caracterizaba por ser perversa y abandonada totalmente a la iniquidad. La era por venir sería la época de Dios. Este era el tiempo de Dios el cual se caracterizaba por ser totalmente bueno.

Algo fundamental para los cristianos a quienes escribe Juan, era que en Cristo, la nueva edad o era ya había llegado no en el mundo ni para el mundo, sino para la iglesia.

He aquí el gran contraste: el mundo y Dios no son compatibles. Jóvenes, la vida del cristiano dentro de la iglesia es la vida de la nueva era por venir, la vida de Dios totalmente Buena. La vida del mundo es la vida del tiempo presente, entregado totalmente a la iniquidad.

Inevitablemente, hay una separación entre la iglesia, es decir nosotros, y el mundo. No puede haber comunión, ni siquiera compromisos entre los dos. La Biblia es clara al decir: “¡Oh gente adultera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios” (Stg. 4:4). Jesús también fue muy claro en esto. Él dijo: “Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro” (Mt. 6:24)

Ilustración:

Cierto día un niño observaba a un pajarito que se encontraba posando en unos alambres de alto voltage. Fue tanta su curiosidad que fue a donde su abuelo y le pregunto: abuelo, ¿sabes por qué el pajarito que está allá en el alambre no se electrocuta? –El abuelo se sonrió y le dijo: -El pajarito no tiene posibilidades de electrocutarse puesto que tiene sus dos patitas sobre un mismo alambre. Pero si tratara de colocar ambas en cada uno de los cables, inevitablemente moriría.

En otras palabras, mi querido joven cristiano, mis queridos y amados hermanos, ¡no podemos servir a Dios y al mundo! ¡no podemos tener un pie en el cielo y el otro en el infierno!

2. Se sienten más atraídos por las cosas del mundo que por las cosas de Dios (v.16)

“Porque nada de lo que hay en el mundo los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida proviene del Padre” (v. 16)

El peligro más eminente de nuestros jóvenes, y aun de todos los que conocemos al Señor, está en querer contemporizar con el mundo, adaptar sus normas de tal manera que la diferencia entre un joven cristiano-mundano y un joven totalmente inconverso, sea casi nula.

Puesto que “nada de lo que hay en el mundo… proviene del Padre”, Juan señala los pecados típicos del mundo

2.1 El deseo de la carne

No tiene nada que ver con los deseos naturales de nuestro cuerpo físico como la sed, el hambre, el sueño, etc.

Los deseos de la carne van mucho más allá de los pecados sexuales. Desde la perspectiva bíblica, es esa parte de nuestra naturaleza que, desprovista de Dios y de la gracia salvadora de Jesucristo, se convierte en blanco fácil para el pecado.

Los deseos de la carne incluyen todas las ambiciones mundanas y todos los deseos mezquinos. Es juzgar las cosas bajo la perspectiva del relativismo y bajo las normas puramente humanas. Es endiosar los placeres humanos, es vivir una vida controlada por los sentidos, por los instintos bajos del hombre.

Es el relajamiento en la moral, es menospreciar todos los valores espirituales. El deseo de la carne es ciego, desatento y olvidadizo para con los mandamientos, el juicio y normas divinas. Lleva hasta el punto más crítico en la vida del hombre: ignorar la existencia misma de Dios.

2.2 El deseo de los ojos

C. H. Dood dice que es “dejarnos cautivar por la apariencia superficial”. Es no poder ver nada sin desearlo y que una vez adquirido se ostenta ante otros con orgullo. Es venderse a sí mismo a las cosas visibles, temporales y precederas, olvidandose así de aquellas que son invisibles y eternas.

Hoy el deseo de los ojos está siendo alimentado por toda la basura de la cinematografía de Hollywood. No hay una sola película que se pueda ver que esté exenta de escenas donde hay hombres y mujeres evueltos en relaciones sexuales ilícitas, violencia, homicidios, robos y mentiras.

Uno se queda con los ojos abiertos con esos "talk shows", en donde se presentan casos como por ejemplo una hija que se enamora del padrastro, o en donde la madre se enamora del yerno, o donde los cuñados se enamoran entre sí, o en donde parejas del mismo sexo publicamente declaran que están enamorados. Todo esto bajo la etiqueta de “es cuestión de opciones”, “it’s a matter of choices”.

¿Dónde están los principios? ¿Dónde están los valores? Mi querido jóven, aunque vivamos en un mundo hóstil cuyos valores y principios se oponen a la Palabra de Dios, aunque se nos intimide y se nos tilde de fanáticos, aburridos, no debemos bajar la guardia. Como reza una consigna guerrillera: “retroceder ¡nunca! rendirse ¡jamás!”

2.3 La vanagloria de la vida

Esto es querer impresionar a los demás y buscar así ser exaltado. Esto es lo que se conoce como jactancia. Esto es jactarse de cosas que el joven no posee. Es vivir esforzándose toda la vida por impresionar a otros para buscar la aprobación.

El joven que busca la vanidad de la vida no es nada más ni nada menos que un charlatán estúpido, que procura hacerse más importante de lo que es. La Biblia dice: “Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación…” (Ro. 12:3).

Ante la vanagloria de la vida Juan señala los beneficios de la obra de Cristo, como son el perdón y el conocer a Dios en forma personal. El joven que conoce a Cristo, no necesita buscar afirmación en las cosas del mundo. Basta solo con que recuerde quien es y lo que Cristo ha hecho por él.

Mi querido joven, tú no puedes escapar de la obligación de ser diferente del mundo. Estamos hablando de una “diferencia” mas no de una “indiferencia”. Como cristianos debemos ser diferentes en todo. ¿Qué es lo que ven en ti tus amigos, compañeros de clase y aun tus familiares que no conocen a Cristo? ¿Eres diferente a ellos? ¿O eres uno más del montón?

3. Han dedicado todos sus esfuerzos en practicar la maldad en lugar de la voluntad de Dios (v.17)

“El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre” (v. 17)

Mis amados jóvenes, Juan nos advierte de los peligros de las tinieblas y de la necesidad de andar en la luz. El problema principal de nuestra generación, es el haber hecho a un lado la Palabra de Dios.

Hoy vemos a una sociedad intelectual, dedicada a la tecnología, a la investigación científica, llena de muchos conocimientos, pero con una laguna de ignorancia en cuanto a principios divinos.

Lo que necesitamos hacer es volver a una forma de pensar y actuar que sea bíblica y clara. Que ayude a nuestros jóvenes a no contaminarse con la corrupción del mundo. Aquí no hay cabida para la neutralidad. O aceptamos las normas antibíblicas y ateas que el mundo trata de imponer, o de una vez decidimos con firmeza, obedecer los preceptos de la Palabra de Dios y salvar así a nuestros jóvenes y a nuestra familia.

La Biblia dice: “…considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús. Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos. No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia” (Ro. 6:11-13)

Juan no habla del mal como algo simplemente abstracto, sino que habla del poder del maligno. Presenta el mal como un poder personal que procura derrotarnos y alejarnos de Dios y de todo aquello que tiene que ver con Dios.

Jóvenes, eviten andar con malas compañías, eviten estar a solas con su novio o novia, anden siempre en la luz de Cristo, conversen con sus padres sobre asuntos que les preocupan, oren, lean las Escrituras, busquen a Dios de todo corazón, asistan más a la escuela dominical que al Mall y al Seven Eleven, den ejemplo, compartan su fe con otros jóvenes, en fin… sean de Dios.

Padres de Betel, tenemos que vigilar de cerca a nuestros hijos. Qué hacen, quienes son sus amigos, qué lugares frecuentan, qué clase de películas ven, cómo está su situación de noviazo. Temos que hablarles de sus responsabilidades y de sus deberes tanto en el hogar, la iglesia como en cualquier lugar.

Padres de Betel, procuren dar el mejor ejemplo a sus hijos. No se preocupen por lo que sus hijos le oyen decir, preocupese por lo que les ven hacer. No mande a sus hijos a la iglesia mientras usted se queda en casa durmiendo, no mande a sus hijos a la escuela dominical mientras usted se va de compras al Mall o al Seven Eleven.

Conclusión

Nunca ganó nada joven alguno que sirvió a Dios mezquinamente, ni tampoco ha perdido nada el joven que ha servido a Dios con todo lo que tiene.

El mundo nos induce a creer que podemos pasarnos la vida entera sin Dios, a olvidarnos de Dios y a hacer a un lado todos los beneficios de la vida eterna, a cambio de hacer de todo lo material y pasajero de esta vida, nuestro ídolo.

El joven que se apega a los propósitos y a los caminos mundanos, es un joven pobre y miserable que no tiene futuro alguno, porque todas estas cosas son pasajeras. Pero el joven que se apega a los propósitos y a los caminos de Dios, es un joven con futuro eterno, es un joven que está seguro del gozo y de la salvación en Cristo.

Un joven sabio es aquel que dedica su vida, sus estudios, sus esfuerzos, sus talentos, sus logros, su futuro hogar, sus futuros hijos y todo aquello que tiene en sus manos, para aquello que es eterno, seguro y cierto.

La suerte de los que aman al mundo es puesta en evidencia en la afirmación de Juan: “El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre”

Dedicado a los jóvenes de la Iglesia Bautista Betel en la celebración de la decimo primera semana de la juventud. Toronto, 30 de marzo del 2001.