Summary: The dangers of self deception

Cuando el cristianismo es falso

Texto: Santiago 1:26-27

Lectura Bíblica: Isaías 1:10-18

I. Introducción

A. Santiago parece ansioso de explicar a sus oyentes o lectores sobre lo que quiso decir cuando dice, “sed hacedores de la Palabra, no solamente oidores.”

1. En el 1:27 Santiago resume lo que significa la verdadera religión, con énfasis especial hacia esas personas que la iglesia tiende a ignorar o que aun la sociedad deja marginados (será el tema de estudio en el capítulo 2).

2. Pero antes de entrar en la discusión sobre lo que es la verdadera religión, Santiago quiere aclarar que cosas envuelve una religión verdadera, además de atender a los necesitados de la iglesia y la comunidad.

3. Si yo me siento incómodo hablar del tema de esta noche, yo me imagino que Santiago debe haberse sentía mal tener que discutir un tema como este.

4. Nadie debiera tener que hablar sobre este tema en una comunidad llamada cristiana, especialmente una que pretende “guardar los mandamientos de Dios y tener la fe de Jesús.” No debería ser ni siquiera mencionado, pero allí está.

5. 1:26, “si alguien parece ser religioso [entre vosotros] y no refrena su lengua, sino que engaña a su corazón, la religión del tal es vana.”

6. Este mensaje es solo para aquellos que tenemos lengua. Porque todos los que tenemos lengua, somos de una forma o de otra, culpables del delito de no detener nuestra lengua.

7. Si alguien aquí no tiene lengua o es mudo, puede irse a descansar a su casa. El mensaje no es para ti. Pero si tienes lengua, ni te atrevas a levantarte.

B. Santiago 1:26 es el verso transitivo entre 1:19-25 y 1:27-2:26. El 1:26 habla de auto-decepción, o como dice Santiago, “engaña a su corazón.”

1. Esta auto-decepción se le aplica a la persona del 1:24, la persona que se ve en el espejo, y a pesar de estar lagañoso, mocoso, desgreñado, no hace nada; o sea, oye, pero no practica lo que oye.

2. Así como se aplica al que no oye, esta auto-decepción también se aplica a la persona lengua suelta del 1:26, la persona que no mide sus palabras, aquella en el 1:19, a pesar de ser creyente no es “lento para hablar.” Santiago se dirige a la persona que...

a) Dice lo que tiene que decir, porque tiene que decirlo, porque si no lo dice, le da un ataque al corazón, le da una úlcera, o se muere de rabia.

b) Dice lo que tiene que decir porque lo que tiene que decir es la única verdad que existe, todos los demás están equivocados.

c) Encontramos ayudando en algún equipo, algún departamento, algún programa, algún club, algún ministerio en la iglesia. Tiene que hablar porque cree que los otros siempre están mal y no están haciendo las cosas como deben ser hechas o como siempre se han hecho. Dice lo que tiene que decir sin importale destruir lo que se está tratando de construir:

d) Dice lo que tiene que decir aunque en el proceso envenene la mente de otros, especialmente de los más jóvenes y aun la de sus propios hijos. No se da cuenta que está saboteando aquello que él o ella misma está tratando de establecer.

3. En el 1:26 Santiago está regresando a su proverbio de tres partes: presto para oír, lento para hablar, tardo para airarse. En el 1:22-25 vimos la semana pasada como Santiago aborda la primera parte de este proverbio: “hay que oír, pero sobre todo hay que hacer lo que se oye.”

4. Ahora aborda la segunda parte, porque aparentemente los hermanos de su comunidad todavía no sabían ponerle freno a la lengua, y la falta de ese freno destruía lo que la comunidad trataba de construir.

5. Piense un momento si de alguna forma sus palabras están siendo de beneficio o están destruyendo la comunidad cristiana, minando algún ministerio que Dios quiere que florezca en esta iglesia.

6. Quien sabe si nuestros comentarios agrios sean simplemente porque no entendemos el propósito, o porque las cosas se están haciendo de una forma que no se han hecho antes, o porque simplemente sentimos que uno no tiene mucha autoridad o voz en el proceso.

II. El peligro de la auto-decepción

A. El mayor peligro de la auto-decepción para Santiago es que la persona que con su lengua destruye la armonía espiritual o social de la comunidad cristiana o de la iglesia, generalmente esa persona se considera religiosa, o sea, puede pensar que lo que hace lo está haciendo por el bien de la iglesia, por el bien del programa, por el bien de dado ministerio, etc.

1. Santiago considera el control de la lengua como evidencia de la verdadera religión. Sin ese control, la persona puede considerarse religiosa, pero no es la verdadera religión.

3. ¿Qué es religión? Santiago usa las palabras “religión” (sustantivo) y “religioso” (adjetivo). “Religión” de acuerdo al diccionario es “dar atención escrupulosa a todos los detalles.”

4. Hay gente que religiosamente va a su trabajo todos los días. “Religioso” quiere decir que tiene una devoción a su trabajo. Hay gente que religiosamente ve su novela favorita todos los días. “Religiosamente” significa que no se la pierde ni un día.

5. De la misma forma, algunos creemos ser religiosos porque asistimos a la iglesia, participamos en este u otro departamento, ayudamos en tal ministerio, o aquí y allá; pero si en el proceso de estar envuelto no sabemos como frenar nuestra lengua, nuestra religiosidad, o sea, nuestro envolvimiento en todo, nuestra religión “es vana,” dice Santiago.

6. “Religión” en el farisaismo implicaba diezmar hasta la menta y el comino, orar públicamente, ayunar, observar días sagrados, ceremonias; en fin, todos los deberes religiosos. Sin embargo Santiago critica tal religión.

7. La crítica de Santiago es como la de algunos profetas del AT (Isa 1:10-18; Jer 7:21-28; Oseas 6:6; Miq 6:6ff); pero particularmente como la crítica que Jesús hizo de los fariseos, quienes eran “religiosos,” pero con sus palabras destruían todo.

B. La verdadera religión va más allá de los ejercicios externos de una denominación o iglesia. Aunque la forma externa de la religión tiene su valor, cuando la lengua viene por detrás destruyendo lo que otros tratan de construir, esa religión no vale nada, o como dicen la mayoría de las versiones, “tal religión es vana.”

1. La palabra “vana” significa “vacía, sin sentido...” La religión de tal persona no solo es sin sentido, sino que hace sin sentido todo aquello que critica o donde su lengua está.

a) “Para qué venimos, si las cosas se hacen como él, ella o ellos quieren.”

b) “Para qué hacemos esto...” “Para qué vamos allá...” Todo es “para que... para qué... para qué...”

2. La verdadera religión demanda auto-control. Si los lectores de Santiago pudieran señorearse de su propia lengua, o sea, saber como frenarla, sería un gigantesco escalón rumbo a la pureza, o como dice en el 1:27, la capacidad de “guardarse sin mancha en el mundo,” o como dice el 1:21, habríamos “desechado toda la inmundicia y maldad.”

3. Santiago define la verdadera religión en el 1:27, “La religión pura e incontaminada delante de Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su aflicción, y guardarse sin mancha del mundo.”

4. “La verdadera religión delante de Dios y Padre...” Dios aquí es una referencia directa a Cristo Jesús, y Padre, obviamente se refiere a Dios Padre. Lo que Dios reveló en Jesucristo es la verdadera religión: en este contexto: misericordia hacia los que tienen poco o nada y la pureza de nuestra alma, “sin mancha.”

5. La religión es pura si no hay ningún egoísmo envuelto. Donde, a pesar que yo estoy correcto, prefiero dar a los otros el beneficio de la duda, dejar que otros puedan hacer las cosas sin que mi lengua venga a atrofiarlas.

6. La religión es pura porque los motivos son puros. No se critica ni se envenena la mente de nadie con mis palabras. La edificación del cuerpo y del reino de Cristo aquí en la tierra es superior a cualquiera de mis ideas, aun cuando estas sean las mejores o que estén siendo rechazadas.

7. Nuestra religión no tiene mancha cuando nuestra conducta no contiene ningún trazo de orgullo. Cuando mi respuesta a Dios no es motivada por mi ganancia personal o por alguna posición o título que pueda obtener.

C. La genuina respuesta a Dios, señal de la verdadera religión es simplemente servir: puede ser a viudas y huérfanos; como puede ser también en mi trabajo de enseñar en una clase de Escuela Sabática, arreglar un baño, pintar un cuarto, ayudarle a alguien en algún ministerio, departamento, o club, etc.

1. Servir por servir. Oh cuánto deseo yo que las cosas en esta iglesia se hagan como yo quiero. Pero cuando el servir es el propósito o prioridad, el hacer la cosas como yo quiero pasan a un “folder” al fondo de mi archivo. Marcado, “tal vez en otra ocasión. Ahora lo más importante es mantener la unidad.”

2. ¿Cómo llama Santiago a este tipo de religión? “Pura e incontaminada.” Hacer las cosas con el simple fin e servir. Esto produce el “guardarse sin mancha” en este mundo.

3. No hacemos las cosas egoístamente como las hace el mundo. No nos manchamos del sistema poluído que el mundo usa al querer cada uno salirse con la suya.

4. Por esto Jesús dijo lo siguiente en el Sermón del Monte, Mateo 5:37, “Mas sea vuestro hablar: Sí, sí; No, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.”

5. Ahora sabemos oír, pero también sabemos como y cuando hablar. Nuestras actividades de todo aquello que envuelve nuestra religión sube como un perfume agradable a Dios.