Summary: Adquirir el inapreciable don de la sabiduría de Dios es la única manera en la que podemos evitar los estúpidos y costosos errores que arruinan nuestras vidas y manchan el nombre de Dios.

EL REQUISITO ESENCIAL PARA ALCANZAR LA PROSPERIDAD

Introducción: En el mundo en que vivimos es necesario explicar a los cristianos cómo aplicar los principios eternos de la palabra de Dios a la vida diaria. ¿Por qué? Debido a las cosas estúpidas que los cristianos hacen para arruinar sus vidas.

Las estadísticas nos dicen que hay muy poca diferencia entre los estilos de vida de los cristianos y de aquellos que no son cristianos. Los creyentes tienen las mismas probabilidades de ir a la bancarrota, guardar amargura en su corazón, y divorciarse como los no cristianos. ¿Por qué es que aquellos que afirman estar preparados para el próximo mundo tienen tantas dificultades para vivir en este? Proverbios 29:18 nos ofrece una respuesta simple, pero muy profunda: “Donde no hay visión, el pueblo perece.” “18Sin profecía el pueblo se desenfrena; Mas el que guarda la ley es bienaventurado.”

Contrario a la interpretación popular, este versículo no tiene nada que ver con establecer metas, o programas de desarrollo de iglesias. La palabra traducida “visión” significa “revelación de Dios”. En otras palabras, sin la instrucción de Dios, la gente está condenada a perecer en una existencia miserable tanto en esta vida como en la otra. Vi esto reflejado en la vida del miembro más nuevo de una familia.

La hija de diez años de un pastor había estado rogándoles a sus padres que le compraran una mascota. Ella realmente deseaba un animal grande, pero su madre le dijo que no era posible. Así que finalmente se contentó con que le compraran un hamster.

Después de traer el hamster a casa, lo pusieron en su jaula, colocaron la comida y una maquinita que proveía agua, pero que era activada apretando un botón. El hamster comió su comida y después se acercó al tanquecito de agua, pero como no sabía presionar el botón, no pudo soltar el agua. Empujaba y lamía por todas partes, menos en el lugar adecuado.

Olvidando que el hamster no entendía, el hombre comenzó a gritarle instrucciones al hamster. Cuando eso no funcionó, comenzó a presionar el botón para mostrarle como funcionaba. Pero todo era inútil, el hamster solo miraba, hasta que finalmente se fue y se metió en su casita. Por causa de su falta de habilidad, estaba en peligro de perecer.

De la misma manera, la razón por la cual muchas personas están pereciendo en el día de hoy en relaciones insatisfactorias, presiones financieras innecesarias, y sueños no realizados es porque no han adquirido las habilidades necesarias para vivir bien en este mundo. La Biblia llama a esa habilidad Sabiduría.

En al AT la palabra sabiduría se usaba originalmente para describir el trabajo de los artesanos que tejían las esplendorosas vestimentas del sumo sacerdote. Esa habilidad para seguir los diseños de Dios para elaborar esas vestimentas la llamaban sabiduría. De manera similar, la persona sabia es aquella que teje sus finanzas, sus metas, sus relaciones, y cada aspecto de su vida de acuerdo a las instrucciones reveladas en la palabra de Dios.

El pastor o el líder del estudio bíblico que explica el diseño de Dios para las áreas específicas de la vida no está eludiendo su responsabilidad, ni rebajando el evangelio en un intento de ser relevante. Por el contrario, está equipando a sus oyentes con las habilidades necesarias para vivir bien en este mundo evitando esos errores costosos que arruinan nuestras vidas.

Hay varias verdades acerca de esta cualidad llamada “sabiduría” que necesitamos entender antes de intentar adquirirla y compartirla con otros:

1. La práctica de la sabiduría da como resultado el éxito. Quiero que se detengan por un momento y repitan esta frase en voz alta: “Dios quiere que yo tenga éxito.” ¿Lo cree? ¿Le produce incomodidad esa afirmación? Hay una verdad fundamental en las Escrituras que necesita ser reafirmada. Dios quiere que usted tenga éxito en la vida. Veamos la oración del apóstol Juan por su amigo Gayo: “2Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” 3 Juan 2.

La palabra “prosperar” es un sinónimo de tener éxito. El deseo del apóstol Juan era que su amigo tuviera éxito no sólo en su vida espiritual (como prospera tu alma), sino también en cada área de su vida.

Desafortunadamente, hemos hecho una distinción entre la vida de este lado del sepulcro y la vida más allá del sepulcro de modo que estamos posponiendo innecesariamente la clase de satisfacción que Dios desea para nosotros aquí y ahora, como también en el más allá. Jesús dijo, “yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” Juan 10:10. Para un cristiano, la vida eterna no comienza después de la muerte; comienza ahora y se extiende como un rayo de luz en la otra vida.

No estoy diciendo que el seguir la sabiduría de Dios para la vida automáticamente nos libra de todo problema. Los proponentes de la teología de la prosperidad han fallado en entender (o aceptar) que el plan de dios para cada creyente incluye el sufrimiento. Por ejemplo el misionero filipino Martin Burnham quien sacrificó su vida el año pasado en un intento por difundir el evangelio. El sufrió, pero desde el punto de vista de Dios, tuvo éxito.

Pero contrastemos su vida con un conductor que desobedece las instrucciones de Dios acerca de controlar la ira y se convierte en una víctima más de la “ira de carretera”. El misionero sufre por causa de la obediencia, pero el conductor sufre por causa de su propia estupidez. Desde mi perspectiva pastoral, la mayor parte de sufrimiento emocional, financiero, vocacional, y relacional que los cristianos sufren se debe a esto último.

2. El descubrimiento de la sabiduría requiere esfuerzo. Salomón compara la adquisición de esta habilidad para vivir llamada sabiduría con el excavar buscando oro, plata, o piedras preciosas (Prov. 3: 13-15 “13Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; 14Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. 15Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.”). ¿Por qué es que la sabiduría es tan difícil de obtener? Una razón por la cual muy pocas personas descubren la sabiduría de Dios es porque es completamente contraria a la sabiduría del mundo.

Leí la historia de un profesor del seminario Haddon Robinson quien contaba que en cierta ocasión se encontraba tratando de reparar la puerta de su garaje. Se encontró con un tornillo que necesitaba aflojar, pero mientras más lo intentaba, el tornillo se ajustaba más. Un vecino vino a ayudarle y dijo, “Lo que pasa es que este tornillo tiene el hilo al revés. Usted tiene que aflojarlo en la dirección opuesta.” Robinson dijo, “Me tomó 50 años aprender cómo funcionaban los tornillos, y justo ahora se les ocurre cambiar las reglas.” En cierto sentido, la sabiduría que se encuentra en la palabra de Dios es como un tornillo al revés –va en contra de nuestro esquema o inclinación natural.

Por ejemplo, el mundo dice que si usted quiere disfrutar de la prosperidad material, usted necesita ganar más dinero, invertir sabiamente, o esperar que su tía Lucrecia muera y le deje una herencia.

Pero el secreto de Salomón para el éxito financiero es “sin importar cuanto gane, gaste menos” (Prov. 21:20 “20Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio; Mas el hombre insensato todo lo disipa.”). En otras palabras, la clave para la prosperidad no está en aumentar sus ganancias, sino en controlar sus gastos. Consumir un poco menos de lo que usted gana le permitirá invertir la diferencia, lo cual después de un período largo de tiempo le permitirá experimentar la libertad financiera que Dios quiere que usted disfrute.

Sin embargo, la familia americana promedio hace justo lo opuesto: Ellos gastan más de lo que ganan. De acuerdo con una compañía de tarjetas de crédito, el promedio de las familias americanas carga con una deuda de $8,100 en sus tarjetas de crédito. Eso al 18 por ciento de interés significa que están pagando $1,500 en intereses al año. Si ellos pagan el mínimo de interés cada mes, le tomará 13 años el pagar esa deuda. El gastar fuera de control es una manera estúpida y garantizada de arruinar su vida financiera.

Aquí se encuentra otra “gema” de sabiduría que va en contra de nuestra inclinación natural. Si alguien te engaña, ¿cómo reaccionas? El mundo te dice “Desquítate, cóbratelas, busca venganza.” Inclusive hay algunos consejeros que dicen: “No guarde su ira. Sea honesto y exprese su enojo con el ofensor.” Pero Salomón dice “El necio da rienda suelta a toda su ira, Mas el sabio al fin la sosiega.” (Prov. 29:11). Cuántas personas conoce usted que han arruinado sus vidas por causa de no controlar su ira? En una encuesta realizada por Barna Research, cerca del 60 por ciento de los entrevistados dijeron que podían recordar una vez cuando su ira resultó en un efecto negativo sobre una relación, trabajo, o algo que fuera importante para ellos.

Uno de los principios de Salomón más difíciles de creer tiene que ver con la humildad. Desde el día en que inhalamos nuestro primero suspiro de vida, fuimos enseñados que debemos aprender a promovernos a nosotros mismos. Después de todo, si nosotros no decimos a otros acerca de nuestros logros, quién lo hará? Pero Salomón nos aconseja que paremos de ser nuestros propios agentes de prensa. Por el contrario “2Alábete el extraño, y no tu propia boca; El ajeno, y no los labios tuyos.” (Prov. 27:2). El secreto para el genuino éxito en la vida no está en promoverse a usted mismo, sino en humillarse. “El orgullo de un hombre será su ruina, pero el de espíritu humilde obtendrá honor” (Prov. 29:23 “23La soberbia del hombre le abate; Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.”).

Una de las maneras en que demostramos genuina humildad es compartiendo el crédito con otros cuando somos reconocidos por nuestros logros, en lugar de seguir nuestro instinto de acaparar la atención sólo para nosotros. Recientemente mire una serie acerca de la vida del presidente Reagan. A pesar de no estar de acuerdo con algunas de sus políticas, la mayoría de americanos ahora reconocer al presidente Reagan como uno de los más grandes presidentes de los EUA. ¿Cuál fue el secreto de sus numerosos logros?

Se cuenta que en la oficina oval de la Casa Blanca, el presidente Reagan solía tener sobre su escritorio una placa que decía, “No hay límite para lo que una persona pueda alcanzar, si está dispuesta a permitir que alguien más reciba el crédito.” Si uno piensa en la sabiduría que contienen esas palabras, uno puede entender el secreto del éxito del presidente Reagan.

Otra equivocación estúpida que los cristianos frecuentemente cometen es abandonar demasiado pronto sus metas. Muchos creyentes se adhieren al refrán popular que dice “Si no lo lograr al primer intento. Desiste.” Como Thomas Edison (quien dijo que había descubierto 1800 maneras en las que no se podía hacer un foco) observó, “muchos de los fracasados en la vida son personas que no se dieron cuenta cuán cerca estaban del éxito cuando se dieron por vencidos.”

Algunos cristianos espiritualizan su falta de perseverancia diciendo “Si Dios quisiera que yo haga tal cosa, entonces El lo hubiera hecho más fácil de hacerlo.” Sin embargo, Salomón nos recuerda que la persistencia (Salomón lo llama “diligencia”) es el requisito para el éxito. “Las manos perezosas hacen que el hombre sea pobre, pero las manos diligentes enriquecen.” (Prov. 10:4 “4La mano negligente empobrece; Mas la mano de los diligentes enriquece.”). La persistencia es el valor de continuar intentando los sueños que Dios te ha dado, a pesar de problemas inesperados, crítica inmerecida, y trabajo persistente. Aunque nuestra inclinación natural es rendirnos cuando encontramos obstáculos, nuestra voluntad de persistir en nuestras metas marcará la diferencia entre la mediocridad y el éxito en la vida. Miremos solo un ejemplo más de sabiduría que va en contra de la corriente: “Cuídate de cualquier relación sexual fuera del matrimonio.” Salomón pronunció numerosas advertencias en cuanto a las consecuencias de la inmoralidad –consecuencias que él experimentó de primera mano como graduado con honores de la Universidad de los Cocos duros.

Por ejemplo, él dijo, “32Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; Corrompe su alma el que tal hace. 33 Heridas y vergüenza hallará, Y su afrenta nunca será borrada.” (Prov. 6:32-33).

Sin embargo, me imagino que usted puede mencionar a algunas personas que conoce que han arruinado sus vidas por causa de la inmoralidad. ¿Se han preguntado alguna vez por qué hombres y mujeres inteligentes abandonan sus familias, ponen en peligro sus carreras, y rechazan la fe a fin de seguir un estilo de vida que la Biblia garantiza que va a fracasar? Es por causa de que han creído la mentira de que la satisfacción sexual solo puede ser descubierta fuera de los límites del matrimonio.

Trágicamente, aquellos que abandonan todo y a todos los que aman para perseguir la inmoralidad encuentran que la promesa de satisfacción es ilusión. Un estudio de hombres realizada diez años después de sus divorcios encontró que

— 33 por ciento eran intensamente iracundos.

— 50 por ciento terminaron divorciándose otra vez.

— 80 por ciento de los hombres y 73 por ciento de mujeres experimentaron un descenso en su nivel de vida.

Ciertamente, una encuesta realizada por la revista Cosmopolitan reveló que el 80 por ciento de hombres que se divorciaron y se casaron nuevamente, y tuvieron segundas familias, se casarían de nuevo con sus primeras esposas si tuvieran la oportunidad. No, el pasto no es más verde en el lado del vecino. Esa conclusión a la que llegó Salomón motivado por su propia experiencia personal, motivó a Salomón a dar este consejo “15Bebe el agua de tu misma cisterna, Y los raudales de tu propio pozo… Y alégrate con la mujer de tu juventud,” (Prov. 5:15, 18).

El aprender la sabiduría de Dios requiere “desaprender” la mayoría de cosas que se nos han enseñado acerca de la vida.

3. El propósito de la sabiduría es revelar la gloria de Dios. Obviamente el principal interés de Dios no es que nuestros planes sean plenamente realizados, o que inclusive nuestros matrimonios sean plenamente felices. El propósito principal de Dios en el universo es glorificar su nombre. El desea que toda su creación –hombres, mujeres, niños, ángeles, y demonios—entiendan que solo El es digno de adoración.

Sin embargo, el maestro bíblico que mencioné al principio de este mensaje estableció una falsa dicotomía entre la predicación que se centra en la Gloria de Dios, y la predicación que capacita a los creyentes con habilidades para una vida exitosa. Un cristiano que abandona a su esposa, defrauda en sus deudas, o destruye su vida a través de la pereza trae deshonra, no Gloria, al nombre de Dios. Esa es la razón por la cual es esencial el que adquiramos para nosotros mismos y para compartirla con otros, la invalorable habilidad de la sabiduría.

Hace miles de años atrás, Dios le dijo al pueblo de Israel, “Si siguen mis consejos sabios para vivir, yo los voy a prosperar como a ninguna otra nación en la tierra. Pero la razón por la cual los voy a bendecir es para que las otras naciones vean el resultado de su obediencia y digan, “Qué gran Dios es al que sirven.” (Deut. 4:5-7 “5Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para tomar posesión de ella. 6Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta. 7Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos?”). De la misma manera, cuando seguimos la sabiduría de Dios para el manejo del dinero, la crianza de nuestros hijos, el manejo del tiempo, y el establecer metas valiosas, es una situación de ganar-ganar. Nosotros recibimos los beneficios, y Dios recibe la gloria.

Adquirir el inapreciable don de la sabiduría de Dios es la única manera en la que podemos evitar los estúpidos y costosos errores que arruinan nuestras vidas y manchan el nombre de Dios.