Eclesiastés 10
1Las moscas muertas hacen que el ungüento del perfumista dé mal olor;
Y el corazón del necio, hacia la izquierda.
Le falta entendimiento
Y demuestra a todos que es un necio.
No abandones tu puesto,
Porque la serenidad suaviza grandes ofensas.
Como error que procede del gobernante:
Mientras los ricos se sientan en lugares humildes.
Y príncipes caminando como siervos sobre la tierra.
Y al que abre brecha en un muro, lo muerde la serpiente.
Y el que corta leña, puede lesionarse con ella.
Entonces tiene que ejercer más fuerza;
La sabiduría tiene la ventaja de impartir éxito.
No hay ganancia para el encantador.
Mientras que los labios del necio a él lo consumen,
Y el final de su habla perversa es locura.
Pero nadie sabe lo que sucederá,
¿Y quién le hará saber lo que ha de suceder después de él?
Que no sabe ir a la ciudad.
Y cuyos príncipes banquetean de mañana!
Y cuyos príncipes comen a su debida hora,
Para fortalecerse y no para embriagarse.
Y por pereza tiene goteras la casa.
Y el vino alegra la vida,
Y el dinero es la respuesta para todo.
Ni en tus alcobas maldigas al rico,
Porque un ave de los cielos llevará el rumor,
Y un ser alado hará conocer el asunto.