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Una de las cosas que motivó a escribir “¿Cómo Llegaste a tu Desierto?” es para exaltar lo que Dios ha hecho en mi vida y en la vida de otros al enfrentar momentos difíciles.

¿Cómo llegaste a tu desierto?

En cierta ocasión quise sembrar un jardín de rosas al frente de mi casa. Preparé el terreno, compré la semilla y la sembré. Al poco tiempo comenzaron a crecer aquellas plantas, pero las rosas no florecían como yo esperaba. Eran escasas y débiles. Al hablar con una persona que tenía conocimiento de plantas, me dijo que todo tenía que ver con el terreno y con el sol. Yo le explique que les echaba agua todos los días, sin embargo ella me dijo que el problema estaba en que no solo las rosas necesitaban agua sino también necesitaban mucho sol para que pudieran florecer. Esto es lo mismo que sucede en nuestras vidas, no solo necesitamos el agua que refresca, es decir, los buenos tiempos sino que también necesitamos del calor del sol, en este caso, los malos tiempos para poder florecer y dar lo mejor de nosotros.

En este capítulo te hago la pregunta ¿Cómo llegaste a tu desierto?, no el gran desierto de Sahara, o un desierto natural, si no a esa situación o estado que como ser humano todos atravesamos donde llega la desesperación, la sequedad espiritual y en muchas ocasiones hasta pensamos que nos morimos. En este libro presentaré el desierto como un estado o una situación por la cual hemos atravesado alguna vez en nuestra vida. También descubrirás como manejaron sus desiertos los grandes personajes de la Biblia. Espero que la lectura sobre las enseñanzas, las experiencias y la vida que compartiré contigo, sirva para tu crecimiento espiritual cuando llegues a tu desierto.

Según la Biblia Reina Valera 1960, la palabra “desierto” aparece 338 en la Biblia. Geográficamente hablando y según Wikipedia, Un desierto es un bioma de clima árido, donde las precipitaciones son escasas. Estos suelen poseer poca vida, pero eso depende del tipo de desierto; en muchos existe vida abundante, la vegetación se adapta a la poca humedad (matorral xerófilo) y la fauna usualmente se oculta durante el día para preservar humedad. Los desiertos forman la zona más extensa de la tierra ya que consiste de más de cincuenta millones de kilómetros cuadrados, es decir casi un tercio de la tierra es parte de un desierto. Hay ciertas semillas de vegetales que se desarrollan mejor en lugares áridos y cálidos. Cuando nos referimos al desierto, automáticamente, en nuestra mente comienza a formarse una imagen de un lugar de mucha arena, muy cálido, imaginamos ver personas con largas túnicas y camellos. Un lugar poco habitado, donde no vive gente. Pero la realidad es que 53% de los desiertos son lugares calientes y el otro 47% son lugares fríos. Es decir, no todos los desiertos que existen en el mundo son lugares cálidos. En la mayoría de los casos, se define al desierto como un lugar donde nadie quiere estar. Un lugar incomodo, indeseable y escaso de recursos o facilidades para vivir.

Con frecuencia escucho a muchas personas referirse al desierto como un lugar de aprendizaje o de prueba para luego lanzarnos a un mejor destino. Otras personas se refieren al desierto como el lugar donde Dios se les revela en momentos de necesidad y les muestra su gloria. Muchos lo identifican como el lugar donde Dios sale a su encuentro y tienen una experiencia fuera de lo normal que cambia el rumbo de su vida.

Cuando miramos la Palabra de Dios nos damos cuenta que podemos llegar a varios tipos de desiertos a lo largo de nuestra vida. He aprendido que hay momentos que he llegado a un

desierto a causa de mi desobediencia y en otros momentos que Dios mismo me ha llevado al desierto para llamar mi atención. Podemos “llegar al desierto” por muchas razones. Algunos sufrimientos o “desiertos” son el resultado directo del pecado en nuestra vida; otros tienen lugar por nuestra necedad y otros son el resultado de vivir en un mundo caído. Sin embargo aquí te enterarás que no siempre es por algo negativo que llegarás al desierto, el desierto también puede ser una bendición. Aún más, para tu sorpresa verás que puedes llegar al desierto en manera voluntaria, en obediencia para que Dios se te revele. De todos modos, recuerda que al llegar a un desierto es porque así Dios lo permitió para que al salir del mismo puedas florecer con excelencia, porque El preparo tu terreno, el sol y el agua necesaria para que alcances todo tu propósito en Dios.

Quisiera explorar varias situaciones bíblicas en que los personajes son llevados o han llegado a un desierto en un momento dado de su vida. Cabe notar que en cada historia que vamos a mencionar, Dios tenía un propósito. Por eso no podemos afirmar que el desierto es sinónimo de un mal momento o temporada en todo tiempo.

Uno de los desiertos que se distingue en la historia bíblica fue el que atravesó el pueblo de Dios (Israel), el cual le tomo un periodo de 40 años dando vueltas en el antes de ser introducidos a la tierra prometida. Aprendemos que este desierto es tipo de lugar de espera, donde Dios te ha llevado para probarte y revelarse a tu vida para un mayor propósito. También puede ser un proceso de formación o una forma de castigo por la desobediencia. Lo que sí es muy cierto, es que cada persona experimentará su prueba o su desierto en una forma única, particular y personal.

Sin importar tu tipo de desierto, ni como llegaste al mismo quiero asegurarte que no fue por accidente. Estas en el lugar donde Dios quiere que estés, aunque parezca absurdo o una casualidad. Para mas informacion, te recomiendo mi libro con este mismo titulo: ¿Como Llegaste a tu Desierto? disponible en las tiendas virtuales. Dios te bendiga.

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