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Summary: ¿Qué sucede cuando un niño muere? ¿va al cielo inmediatamente? Palabras de consuelo para la familia en luto.

CULTO MEMORIAL

Niño Gabriel García Cruz

Rom. 8:33-39 Sal 46:1-7

“Señor, Señor Jesús, yo sé que tu eres grande

Yo sé que tú eres fuerte, Señor, Señor Jesús

Gloria a ti yo daré gloria, lo haré eternamente

Te daré por siempre gloria, Señor, Señor Jesús.

El último domingo que estuvo aquí Gabriel cantó esta alabanza. Ahora la está cantando en la presencia de Cristo. Gabriel ya está dando gloria a su Señor Jesús eternamente, y para siempre.

Para él, venir el domingo a la iglesia no solo era estar aquí presente, sino que venía para tener comunión con Cristo y alabarle públicamente para motivarnos a hacer lo mismo nosotros.

El amaba a su papá, mamá, hermanos, a esta congregación, pero sobre todo amaba a Dios, porque Dios lo amó a él primero.

Dios ha determinado que la vida de Gabriel termine aquí con nosotros y continúe en el cielo con su Señor Jesucristo y estamos aquí para agradecer a Dios la vida muy corta pero hermosa de Gabriel en su familia, y en esta congregación.

Ahora Gabriel está viviendo sin dolor, sin preocupación, sin dudas; entró en el gozo de su Señor, al cual ve cara a cara lo cual es muchísimo mejor.

Para cada uno de nosotros llegará también el momento de dar el paso hacia la eternidad.

La devastación que la familia siente es enorme; tal vez piensen que nadie más ha pasado por esta prueba tan dura, pero la Biblia registró que un hombre experimentó una tragedia más grande que la de ustedes y Dios le dio la victoria sobre ella; por lo tanto también a ustedes los hará victoriosos, no hay duda.

Ese hombre se llamó Job, tenía diez hijos, mucho ganado, tierras de cultivo, su casa llena de sirvientes, y mucho dinero y de repente, sin previo aviso, la tragedia vino como una avalancha y arrasó todo hasta su salud perdió.

En medio de tan grande sufrimiento escribió:

Job.19:25 “yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; v.26 y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; v.27 al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, aunque mi corazón desfallece dentro de mí”

Hermano Raúl, hermana Elvira, y familia, en medio de este gran dolor, ustedes pueden declarar como Job esta seguridad:

1. Sé que mi redentor vive; y

2. Sé que habrá resurrección.

I. YO SÉ QUE MI REDENTOR VIVE.

Notemos que Job dice MI Redentor, no dice: el Redentor, porque tenía una relación personal con Cristo no estaba repitiendo lo que oía a otros, sino era una convicción propia. Tampoco era una especulación; “Tal vez mi redentor vive”, sino una certeza: “Yo sé que mi redentor vive” y Gabriel cantaba: “Le daré por siempre gloria, Señor, Señor Jesús”.

¿Qué es un Redentor? = El que nos compra = El que nos saca de la esclavitud y nos da libertad pagando un rescate; el rescate no fue oro ni plata sino su preciosa sangre que nos limpia de todo pecado.

Job pudo haber dicho: yo sé que mi campeón vive, o: yo sé que mi abogado vive y por supuesto que hubiera sido correcto porque Jesucristo es todo eso, pero Job quiso enfatizar MI REDENTOR, mi dueño, mi Señor, como Gabriel: “Señor, Señor Jesús, Yo sé que tu eres Grande, Yo sé que tu eres fuerte, Señor, Señor Jesús.

II. SÉ QUE HABRÁ RESURRECCIÓN.

Job 19:26 “Yo sé que después de deshecha esta mi piel …he de ver a Dios”

1500 años después, el apóstol Pablo, inspirado por El Espíritu Santo escribió lo mismo:

2 Cor 5:1 “sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha con manos, eterna, en los cielos.v.2 Porque también gemimos en esta morada, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; v.4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con pesadumbre, por cuanto no queremos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. V.6 Así que vivimos siempre animados, y sabiendo que entretanto que habitamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor v.8 pero cobramos ánimo, y preferimos estar ausentes del cuerpo, y habitar en la presencia del Señor.

La muerte no es el fin de nuestra existencia. Los creyentes en Jesucristo van directamente al cielo cuando mueren.

Luc. 23:43 “De cierto te digo: Hoy estarás conmigo en el paraíso” Si hubiera purgatorio este hombre era un candidato idóneo para el purgatorio, pero la justificación que Jesucristo da al más vil pecador es total y perfecta.

Filip. 1:21 “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. V.23 Teniendo el deseo de partir y estar con Cristo lo cual es muchísimo mejor”

¿Por qué para un cristiano morir es ganancia? Porque en el mundo tendréis aflicciones, y al morir se terminan.

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