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Summary: Dios se deleita en usar al que ama Su Palabra

Héroes: Esdras

Intro: Esta semana estaba recordando un evento de la juventud. Siendo un jovencito participé por varios años en un grupo coral que se llamaba Jubal. Teníamos bastantes compromisos. Casi cada fin de semana estábamos cantando en alguna iglesia o actividad organizada en parques u otros lugares públicos. Recuerdo en especial una ocasión que se organizó un evento masivo en el poliforum Zamná. Un reconocido predicador internacional estaría hablando del evangelio, y nosotros, seríamos el grupo coral que estaría participando toda la semana. El predicador, el Dr. Fernando Vangoni, era un señor ya de edad avanzada, que predicaba con claridad el evangelio. Estábamos ya como en la tercera noche de la semana, terminamos de cantar y nos sentamos como a unos quince metros de la tarima donde hablaba el predicador. El Dr. Vangoni comenzó su sermón, cuando de pronto, de manera abrupta entraron dos jóvenes desconocidos, visiblemente enojados, y se dirigieron hacia la tarima y arrebatando el micrófono al predicador comenzaron a decirle a la gente que no se dejaran engañar y muchas cosas más. En ese momento, los que estábamos más cerca éramos nosotros, los del grupo. Pero en medio de la confusión quedamos paralizados. Fue entonces, cuando uno del grupo sugirió que hiciéramos algo y dijo con voz angustiada: “Oren, Oren”. Así que nosotros nos pusimos orar mientras agredían verbal y un poco físicamente, al Dr. Vangoni.

Orar siempre es una buena idea, pero en tales circunstancias debimos haber hecho algo más. La verdad es que oramos no tanto porque fuéramos muy devotos, sino más bien, porque teníamos un poco miedo que nos golpearan. Ese día no nos comportamos como héroes. Gracias a Dios, la situación se controló porque otros hicieron lo que nosotros debimos haber hecho y de manera pacífica se logró retirar del lugar a esos dos jóvenes.

Hacer lo correcto en el momento justo no siempre es fácil, no siempre nos sale con naturalidad. Tener firmeza ante los embates del mal se torna a veces en una verdadera batalla campal espiritual. Por eso, este mes hemos estado considerando cómo los hombres y mujeres de la Biblia pudieron realizar hazañas para la gloria de Dios. Hemos reconocido varios principios. Por ejemplo, que no necesitamos ser gente extraordinaria, o llena de talentos para poder hacer algo de relevancia para el Reino de Dios. También, aprendimos que los hombres y mujeres de la Biblia sabían que Dios estaba involucrado en sus vidas mucho más de lo que sus ojos podían ver. La semana pasada se nos dijo que Dios nos pone en lugares estratégicos en momentos específicos para que realicemos cosas que van más allá de nosotros.

Hoy consideraremos a un personaje que siendo una persona ordinaria, sabiendo que Dios estaba haciendo más de lo que sus ojos veían y entendiendo que Dios lo había colocado en ciertas posiciones estratégicas para hacer algo importante para el reino, tuvo la actitud correcta para glorificar a Dios con su vida. Hoy consideraremos la vida de Esdras.

La Biblia nos habla de Esdras en el libro del AT que lleva su nombre. En realidad, el libro de Esdras es la primera parte de un libro, pues los libros de Esdras y Nehemías conforman un solo libro. Es la continuación de una misma historia.

Para entender el contexto de la vida de Esdras necesitamos repasar un poco de la historia del Pueblo de Dios.

Podemos dividir la historia del pueblo judío en varias etapas, comenzando con los PATRIARCAS (Abraham, Jacob, Isaac) , luego los JUECES (sansón, Samuel) , en seguida, LA MONARQUÍA UNIDA (Saúl, David, salomón), luego LA MONARQUÍA DIVIDIDA (Judá e Israel), el EXILIO (Asiria 722 y 586 Babilonia) y por último el POST-EXILIO (Ciro, Persa 536 aC)

El libro de Esdras en sus primeros 6 capítulos nos narra las primeras acciones después del decreto de Ciro y cómo se reconstruyó el templo de Jerusalén. Al empezar el capítulo 7, Esdras entra a escena. Cuando él aparece han transcurrido más de 50 años después de la dedicación del templo reconstruido. Ahora el que estaba en el trono del imperio era Artajerjes y estos eventos ocurren en su séptimo año en el trono.

Los primeros versículos del capítulo 7 nos informan del linaje de Esdras. Era descendiente directo del mismismo Aarón, hermano de Moisés, Padre de todos los sacerdotes. Este hecho, lo acreditaba como un auténtico y legítimo sacerdote de Dios, autorizado para oficiar y enseñar la ley del Señor.

El versículo 6 nos dice: “Esdras era un escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová, Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová, su Dios, estaba sobre Esdras”.

Esdras, no sólo era un descendiente de Aarón, es decir, no sólo era sacerdote, sino también era escriba o erudito en la ley de Dios. También este versículo agrega algo muy importante; tenía una buena relación con el rey Artajerjes. Tenía acceso a la clase política y dominante. Había hecho ciertas peticiones, habiendo entendido que por algo Dios lo había privilegiado con buena entrada ante las autoridades y le habían concedido eso y más. Pero también se nos aclara algo sobresaliente: La mano de Jehová, su Dios estaba sobre Esdras. Dios estaba involucrado en todos los esfuerzos que Esdras emprendió. Su respaldo no era meramente humano, sino sobre todo era de origen divino.

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