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Summary: Dios no esta llamando a conquistar nuestras nínives con su poderosa palabra, llena de gracia, de verdad y de amor. El llamado de Dios es irrevocable, inaplasable; es un lamado de urgencia a obedecer aun cuando el mandato parece irrazonable.

¡LEVANTATE Y CONQUISTA!

Jon. 1:1-2:10

Introducción

Imagínate que te enviarán a predicar el mensaje de Dios a una ciudad cruel y sanguinaria, en donde a sus habitantes le gustará la guerra; es una ciudad temida por las ciudades vecinas. La ciudad donde debes de ir y predicar piensa mal en contra de Dios, son blasfemos; sus habitantes explotan a los desvalidos, adoran ídolos, la prostitución y la brujería es una práctica común; y por si fuera poco los prisioneros de guerra son torturados; primero les cortan las manos, luego los pies, la nariz, los oidos, les sacan los ojos y por último les cortan la cabeza; en las afueras de la ciudad hay montones de cabezas y restos de cuerpos muertos; la pestilencia es insoportable, los buitres se llevan pedazos de cuerpos, los perros y las moscas están allí. Esa es la ciudad que Dios quiere salvar, es la ciudad a la que Dios le quiere mostrar su misericordia y darles perdón; ESA ES LA CIUDAD DONDE DEBES IR Y PREDICAR EN CONTRA DE SUS COSTUMBRES. ¿Qué sentimientos te vendrían? Quizás algo más de que lo sentiste en este momento mientras te la describía. ¿Qué pensarías acerca de las personas que allí viven, pensarías que merecen la muerte o la vida? ¿Orarías para que Dios les castigue o clamarías por misericordia? ¿Irías aún sabiendo que son tus enemigos más poderosos?

Imagínate que decidiste obedecer, te estas acercando a la ciudad y te preguntas ¿Cómo predicar que Dios los destruirá? ¿Cómo decirles que lo que aman, en lo que se deleitan, eso será la causa de su ruina y su muerte? Quizás pienses que a la primera frase que digas te someterían a la tortura que ellos acostumbran, y quizás al ver el montón de cabezas pienses que la tuya también estará allí.

¿Cuánta FE SE REQUIERE PARA IR ALLÁ Y CUMPLIR EL MANDATO DE DIOS?

Aquella ciudad se llama Nínive la capital de Asiria, y el mensajero que Dios envío se llama Jonás. Jonás humanamente tuvo miedo, considero peligrosa su misión, se considero incapaz y decidió escapar, diríamos una actitud muy humana y prudente. Sin embargo, al querer salvar su vida estaba desobedeciendo a Dios y aun la puso en riesgo de perderla.

El Mandato de Dios fue: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová.

Jonás se levantó no para obedecer sino para huir, ya que los Asirios se lo tenían bien merecido si Dios los destruía. Eran gentiles, idólatras, adúlteros, homicidas, sanguinarios, ladrones, crueles, bien merecido tenían que mal rayo les partiera.

I. El fruto de la desobediencia es la angustia.

a) Jonás se levantó y decidió ir en dirección contraria a la que Dios le estaba marcando, ya que no soportaba que Dios tuviera misericordia de ese pueblo gentil. Jonás sabía de la tarea que Dios le había encomendado pero el no quería cumplirla.

Cuando Dios ordena algo en su palabra a veces huimos por temor o terquedad, con la excusa de que Dios nos esta pidiendo demasiado, o quizás para nosotros algo que es irrazonable.

Quizás fue temor o enojo a la misericordia de Dios lo que motivo a Jonás a huir, pero al hacerlo se metió en más problemas. Así que Jonás decidió ir a Jope donde se embarcó en un crucero diríamos hoy día se fue de vacaciones con dirección a Tarsis. Cuando Jonás decidió desobedecer a Dios ya tenía como ocho años de ministerio como profeta, ya tenía experiencia, con varios años de trabajo al servicio de Dios; pero su corazón no comprendía este mandato de Dios.

Se embarcó y empiezan una serie de milagros que Dios hizo para llamar a su siervo al arrepentimiento.

Jon 1:4 Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. Jon 1:5 Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su dios; y echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir.

Muchas veces cuando el hombre desobedece no quiere enfrentarse a su realidad, no quiere pensar en lo que ha hecho, y busca diferentes formas de escapar de su conciencia, para no escuchar la voz de Dios; una de esas maneras es dormir, quieren escapar soñando cosas agradables; Jonás en su depresión durmió tan profundamente que ni la tempestad los despertaba; el barco se movía con gran intensidad para todos lados, pero el aún asi seguía durmiendo. ¿Qué estrategias usas para no escuchar la voz de Dios a través de su palabra?

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