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Summary: Vi a una señora vestida de blanco: llevaba un vestido blanco, un velo también de color blanco, un cinturón azul y una rosa amarilla en cada pie.

El 11 de Febrero de 1858, Bernardita rogó que se le permitiera acompañar a su hermana y a una amiga a recoger leña para el fuego. Bernardita se quedó atrás de las chicas y fue entonces cuando ‘esto’ sucedió.

"Vi a una señora vestida de blanco: llevaba un vestido blanco, un velo también de color blanco, un cinturón azul y una rosa amarilla en cada pie”. Hice la señal de la cruz y recé el rosario con la Señora. Terminada la oración, la Señora desapareció de repente.

1). El gesto de María fue de hecho, la Señal de la Cruz. Bernardita la imitó, haciendo ella también la Señal de la Cruz, aunque con mano temblorosa.

El Papa Benedicto XVI dijo: “El mensaje completo de Lourdes está contenido en este gesto de la Virgen. Dios nos ha amado tantísimo que se dió el mismo a nosotros; Este es el mensaje de la Cruz; mensaje de misterio y de Gloria.”

Ambos, Católicos y Protestantes rezan directamente a Dios y también piden a sus amigos cristianos rezar por ellos. La diferencia está en que los católicos no restringen el uso del término ‘cristianos’ a aquellos miembros que habitan la tierra.

Nosotros podemos rezar a los santos en el Cielo y especialmente a María Santísima y pedirles que recen por nosotros, que es lo que sucede con el rezo del Rosario. En Fátima Lucía aprendió de María que, “No existe problema – le dijo ella – por más difícil que sea que no pueda resolverse con el rezo del Rosario.”

Una de las veces en que Bernardita estuvo con María, la expresión de la Virgen cambió y lágrimas cayeron de sus ojos.

Cuando más tarde se le preguntó a Bernardita qué había pasado, ella respondió:

“La Señora, alejándose de mí por un momento, dirigió su mirada hacia el horizonte, por encima de mi cabeza; entonces, bajando sus ojos hacia mí, dijo: “Reza por los pecadores.”

2). Seguidamente, la Virgen sonrió. Esta fue la primera entre muchas veces que Santa. Bernardita vio a la

Santísima Virgen guardando silencio. En vez de ello, la Virgen simplemente sonrió, sonrisa que fue dirigida a nosotros también.

El Papa Benedicto XVI dice que, …” esa sonrisa –que coincide con el bajar Ella sus ojos hacia nosotros - refleja nuestra dignidad como hijos de Dios que somos; esa sonrisa es una verdadera reflexión de la ternura de Dios y fuente de invencible esperanza.”

La cercanía serena y sincera de otros y sus oraciones están expresadas en la sonrisa de María. Esa sonrisa es una expresión de la genuina certitud de la existencia de Dios, que nos capacita a soportar cualquiera cosa que El permita con el fin de unirnos a El en el Cielo.

3). Un tercer gesto de la Virgen fue pedir a Bernardita que excavara. En esa ocasión Nuestra Señora le pidió excavar en el lodo. Nunca nadie había sabido que en ese lugar hubiese una fuente escondida, pero el agua brotó allí, formando una fuente que corre hasta el dia de hoy.

Millones de persona continúan bañándose en esa agua. Todos llegan buscando curación para sus cuerpos enfermos, corazones quebrantados y enfermedades del alma. Y cada persona encuentra curación de acuerdo con la voluntad de Dios y por la intercesión de Nuestra Señora.

María dijo a Bernardita que bebiera del agua de la fuente y se lavara con ella. Quien se bañe con las aguas de Lourdes recibe algún tipo de sanación, aunque no sea la esperada por esa persona.

Jesús transmitió a sus Apóstoles el poder de curación, Les dijo: “Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los leprosos, expulsen a los demonios (Mt. 10:8). El poder de curación, por lo tanto, se otorga en un contexto misionero, para confirmar la misión.

Esto significa que como bautizados nos incluye a nosotros, para ayudarnos en la liberación de los demás.

Por ejemplo, Vi una actual estampa religiosa diseñada por la Nueva Liga de Estudios de María como Nuestra Señora Refugio de Pecadores. La imagen muestra individuos con diferentes tipos de adicción reflejados en, ‘agujas representando drogas; viandas para los que comen por compulsión; naipes para los jugadores compulsivos y una joven mujer simbólica de la lujuria. Cuento con algunas de estas estampas y con gusto las daré a quien me las pida.

Finalmente, Lourdes tiene que ver con palabras.

3). Repetidamente, Bernardita pidió a la Señora le dijera su nombre. No fue sino hasta en la décima sexta del total de las dieciocho apariciones que María le contestó. La Santísima Virgen le dijo que ella era la Inmaculada Concepción y estas fueron las últimas palabras que Bernardita escuchó.

Bernardita no comprendió el nombre que Nuestra Señora se daba a si misma, por lo que por temor a olvidarlas, las repitió constantemente en su propio dialecto mientras caminaba hacia visitar al párroco de su iglesia, el Padre Dominique Peyramale. Sólo cuando más tarde se le explicó a Bernardita el significado de las mismas, pudo ella darse cuenta que la ‘Señora’ era en verdad la Virgen María, Madre de Dios.

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