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Summary: Cuatro acciones para mantener nuestra obediencia a la Escritura

OBEDIENCIA A LA ESCRITURA

Salmo 119:57-64

Intro: La semana pasada considerábamos que debemos confiar en la escritura y se nos decía entre otras cosas, que la manera en que vivimos refleja si realmente estamos confiando en la Palabra de Dios. Esto es cierto, una cosa es decir lo que la Biblia dice y otra es hacer lo que la Biblia enseña. Nos encontramos aquí con el problema de la obediencia a la palabra.

¿Es fácil o es Difícil obedecer la Palabra?

•Tu jefe es áspero y gruñón, la Biblia te dice que aún a una persona así la trates con respeto. ¿fácil o difícil?

•Los impuestos son cada día más elevados. Querer hacer tus negocios conforme a la ley se torna cada vez más complicado, la Biblia te dice que pagues honestamente los impuestos y cumplas la ley. ¿fácil o difícil?

•Tu cónyuge no ha sido muy amable contigo últimamente, la Biblia te dice que aun así lo trates como quieres ser tratado. ¿Fácil o difícil?

•Hay una persona que ha estado tratando de perjudicarte, te ha calumniado, te ha jugado chueco, te enteras que tiene una necesidad, La Biblia te dice que le ayudes a pesar de ser tu enemigo. ¿Fácil o difícil?

•Es tu última oportunidad para aprobar un examen, si lo repruebas serás dado de baja, un amigo te ofrece la clave del examen que “compraron”. La Biblia te dice que seas honesto y ames la verdad. ¿Fácil o difícil?

Estas cosas no son ni fáciles ni difíciles. Son imposibles. Imposibles en nuestras propias fuerzas. Las buenas noticias es que Dios envió a Jesús. El obedeció la Palabra perfectamente y con su muerte y resurrección nos procuró una relación con Dios. Y es en su gracia y en su poder que podemos ahora dar pasos de obediencia a nuestro Dios. Es decir, que aunque debemos ser intencionales y activos para obedecer, nunca olvidemos que es Sólo por su gracia que podemos hacerlo.

Para hablar de obediencia a la Palabra, nada mejor que el Salmo 119. El Salmo 119 es el más largo de la Biblia. Está estructurado a manera de acróstico, de tal manera que cada estrofa comienza con una letra del alfabeto hebreo. Si lees sus 176 versículos te darás cuenta de que trata de una sola cosa: La Palabra de Dios. El salmista expresa todo un discurso hablando de las glorias de la ley de Dios, de su anhelo por ella y sus luchas personales al aplicarla. Podemos aprender mucho acerca de la obediencia a la Escritura al considerar este salmo.

Cuatro acciones para mantener nuestra obediencia a la Palabra:

I.Pon a Dios en Primer lugar v. 57 y 58

1.El Salmista dice: “Mi porción (herencia) es Jehová y liga esto a la obediencia a la Palabra. Es decir, puesto que esto es cierto, puesto que lo más importante para mí es Dios, entonces quiero obedecer a lo que el dice.

2.Luego en el 58 habla de que anhela la presencia de Dios con todo su corazón. Una presencia prometida en la Escritura.

3.Como vemos, la obediencia está basada en nuestra relación con Dios.

4.Ilustra: Nota de Delia y el Manual del Usuario de la Nissan. ¿Cuál será más fácil de obedecer? ¿Por qué? El hecho de tener una relación personal con Delia hace mucho más importante la obediencia.

5.Algunos vemos la Biblia como un manual (ciertamente nos dice cómo funcionamos por el fabricante), pero te invito a que veas la Biblia como la carta de alguien que te ama y quiere lo mejor para ti.

6.La primera acción para mantener nuestra obediencia es poner a Dios en primer lugar. Nuestra relación más importante, nuestro tesoro, nuestra herencia, nuestro todo. La obediencia a la Escritura está basada en el nivel de relación con Dios.

II.Alinea tu corazón con la Escritura v. 59

1.El Salmista dice que “considera sus caminos” es decir que analiza su corazón. Sus deseos, sus creencias, sus motivaciones, sus anhelos, sus acciones. Y cuál es su reacción: “alinearse con la Escritura”.

2.Al considerar su corazón nota que se está desviando del camino correcto e inmediatamente vuelve sus pasos al camino de Dios.

3.Alinear nuestro corazón con la Escritura implica que constantemente estemos considerando lo que hacemos, decimos y pensamos a la luz de la Escritura. Usar la Escritura como un espejo para que revele nuestras verdaderas intenciones y razones al hacer y decir las cosas.

4.Lamentablemente esto es algo que no hacemos con la frecuencia necesaria. No estamos muy acostumbrados a reflexionar y analizar nuestro corazón. Sólo hacemos las cosas porque nos da ganas o dejamos de hacerlas porque ya no nos dio ganas.

5.¿Por qué trataste así a tu cónyuge? ¿qué querías lograr cuando dijiste aquello a tu hijo? ¿qué era para ti lo más importante cuando hiciste aquella acción? ¿Qué anhelo está tomando el control de tu vida? ¿A quién le estás temiendo? Preguntas como estas vistas a la luz de la Escritura nos muestran nuestro corazón. Tan pronto lo notes, alinéalo con la Escritura.

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