Summary: En la Biblia existen dos partos en paralelo: el del mundo sin Cristo, y el de la iglesia de Cristo.

PRINCIPIOS DE DOLORES

MENSAJE RADIAL

Pastor Alberto Ortega

«Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores.» (Mateo 24.6-8)

«Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos.» (Marcos 13.8)

Dolores = ὠδίν Odín dolor pero refiriéndose especialmente al parto. Gran sufrimiento, agonía, extensión figurativa de un dolor que va en aumento, con la implicación de un alivio posterior.

Resumiendo todo esto, la idea principal de la palabra es: «un dolor que va en aumento hasta llegar a un gran alivio», esto señala especialmente el caso del parto de una mujer y sus dolores previos al alumbramiento.

En el libros de los Hechos leemos: «al cual (es decir Jesús)* Dios levantó (esto es el Padre)**, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.» (Hechos de los Apóstoles 2.24) (*) (**) Nota: Los paréntesis son nuestros.

La característica fundamental de la muerte es su esterilidad, no tiene poder para producir vida. Jesús cambió esta característica, puso la muerte de parto por cuanto a la muerte le era imposible retener a la vida ¡Gloria a Dios!

No solo Jesús venció a la muerte, además le cambió el chip de la esterilidad por el del parto, «Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.» (1 Corintios 15.20). Primicia significa: «Primero de otros que seguirán el mismo proceso»

Esta proclamación de Pablo revela que todos aquellos que son lavados en la sangre del Cordero y reconciliados con Dios por el poder de la Cruz, pondrán a la muerte de nuevo de parto en el Gran Día de la Resurrección de los muertos.

«He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.» (1 Corintios 15.51-52)

En la Biblia existen dos partos en paralelo: el del mundo sin Cristo, y el de la iglesia de Cristo. Todos los que están escuchando este programa se encuentran en uno de estos dos partos. Si usted no le ha entregado el corazón a Cristo y vive en pecado, o si usted habiendo conocido a Cristo se ha alejado de los caminos del Señor y vive descarriado, o se encuentra en la iglesia viviendo como un mundano y sin santidad, usted está incluido en el parto del mundo sin Cristo.

Si en cambio usted le ha entregado su corazón al Señor Jesucristo y vive una vida apartada del pecado, del mundo y de la carne, santificándose por medio del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios, entonces está incluido en el parto de la iglesia de Cristo.

Ahora cabe destacar que los «principios de dolores» son las evidencias que el parto está cerca, a las puertas. Los dolores de parto no son los juicios de Dios sobre la tierra, sino el aviso que el mundo está a punto de parir la Gran Tribulación, que es el juicio de Dios contra el pecado y los pecadores que han desperdiciado los dos mil años de paciencia divina.

La experiencia del diluvio universal será de nuevo activada en este juicio llamado la Gran Tribulación. «en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.» (1 Pedro 3.19-20)

Jesús fue explícito en cuanto a este evento planetario: «Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.» (Mateo 24.20-22)

Habrá conmoción no solo en la tierra sino aún en el espacio «E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.» (Mateo 24.29)

Será el tiempo de retribución para todos aquellos que viven en el falso espíritu profético de Jezabel: «Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.» (Apocalipsis 2.20-23)

Lo importante es reconocer si estos dolores de parto han comenzado ya, sin lugar a dudas, podemos ser categóricos al afirmar que los dolores de parto que anuncian el alumbramiento de la Gran Tribulación están presentes de manera palpable e inequívoca en nuestros días.

Hace dos meses, Haití fue sacudida por el terremoto que se cobró más de 200.000 vidas, hace unos diez días, Chile registró el seísmo más grande 8.8 en la escala de Richter, dada la ubicación del terremoto la tierra ha sufrido un cambio de posición sobre su eje que se estima en acortamiento del día de unos 8 minutos. Pero, el dolor de Chile no quedó ahí, unos días después fue otro terremoto en Taiwán, y apenas unos días ha sido en Turquía.

¿No son estos eventos, los dolores de parto profetizados en la Biblia y que están llevando a la humanidad al inexorable parto de la Gran Tribulación? Puedo afirmar con toda seguridad que estamos en los dolores de parto profetizados por nuestro Señor Jesucristo. Algunos afirmarán: «siempre ha habido terremotos» ¡Sin duda alguna esto es cierto! Pero la cuestión es que desde Haití en el Caribe a Chile en el Pacífico, luego Taiwán cerca de Japón, y llegando Turquía en Asia Menor, no podemos pensar que es lo mismo. Estamos frente a un movimiento sísmico que está sacudiendo el globo entero.

No contamos sobre las tormentas de nieve que están azotando al Continente Europeo, las inundaciones, los vientos huracanados que están castigando lugares que de memoria de viviente nunca habían sido oídos.

Baste contemplar la foto de todos los mandatarios del mundo que estaban presentes en la toma de posesión del nuevo Presidente de Chile, al sacudirse de nuevo la tierra todos tenían sus miradas asustadas dirigidas hacia arriba, hacia la bóveda del techo en el momento del acto oficial de la instalación del nuevo presidente de Chile Sebastián Piñero.

¿Será esto un aviso a los gobernantes de las naciones que están encaminándose hacia el dolor de parto sobre el cual sus poderes humanos no tienen poder ni autoridad?

Volvemos a reiterar lo dicho anteriormente: en la Biblia existen dos partos en paralelo, el del mundo sin Cristo y el de la iglesia de Cristo. Todos los que están escuchando este programa se encuentran en uno de estos dos partos.

¿En cuál de estos dos dolores de parto se halla usted estimado oyente? Esta es una pregunta que requiere una respuesta urgente y clara, si no sabe en qué parto está incluido, con mucha pena déjeme decirle que usted se encuentra en los dolores de parto del juicio que viene sobre la tierra entera.

Oigamos al apóstol Pablo «Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; porque no hay acepción de personas para con Dios.» (Romanos 2.5-11)

¿No preferiría usted estar en el parto de la iglesia de Cristo? ¿No estaría más seguro en el parto de la iglesia de Cristo? ¿Dejará usted pasar una oportunidad tan preciosa por los placeres momentáneos que le ofrece el pecado?

Moisés vislumbró los ofrecimientos de Egipto a la luz de la gloria venidera y decidió sufrir con el pueblo de Dios que vivir en los deleites pasajeros del mundo.

«Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.» (Hebreos 11.24-26)

Recuerde que los dolores de parto son una medida de Gracia de parte de Dios, son un aviso, son una llamada de atención, una alerta espiritual, son una amonestación para que no perezcamos en el parto de la impiedad y de la iniquidad.

Oigamos la advertencia del apóstol Pedro: «Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.» (2 Pedro 3.5-7)

En el verso 9 afirma: «El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.» (2 Pedro 3.9)

Dios quiere salvarle ahora, por medio del arrepentimiento del pecado y de la fe en la sangre de nuestro Señor Jesucristo.

Cuando los ángeles se encaminaron hacia Sodoma y Gomorra, iban con una medida de Gracia, «Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, (Génesis 18.17)

«Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no, lo sabré.» (Génesis 18.20-21)

A ninguno de nosotros cabe la menor duda de la omnisciencia de Dios, Él sabía que la maldad de Sodoma había llegado al colmo, que el vaso de la maldad de Sodoma no solo estaba lleno sino que estaba rebosando. No solamente estaban viviendo en la corrupción más absoluta sino que trataron de violar a los dos ángeles que estaban en la casa de Lot.

Lo que la Biblia nos quiere mostrar es que Dios no toma decisiones arbitrarias, sino que las apoya con evidencias contundentes. Todo fiscal sabe que no puede condenar a alguien sin pruebas rotundas e irrevocables. El Génesis nos habla de la entrada de los ángeles a Sodoma para revelarnos que el juicio de Dios no estaba basado en suposiciones o sospechas, sino en pruebas indubitables, irrefutables, indiscutibles e innegables.

Las pruebas sobre el juicio inevitable que viene a la tierra son a todas luces claras para nosotros hoy, las estamos viendo, la maldad está llegando a niveles jamás visto en la historia de la humanidad.

Amado, es tiempo de volver a Dios, a la Palabra de Dios, a la congregación que abandonaste, a la santidad que has vendido en medio de un pueblo liberal y sin Cristo, un pueblo de susodichos cristianos que no conocen la diferencia entre lo que es servir a Dios o servir al mundo.

Ezequiel el fiel sacerdote de Dios en el exilio de Babilonia, denunció la vida del pueblo de Dios que vivía en sus horas de apostasía rampante: «Sus sacerdotes violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio; y de mis días de reposo apartaron sus ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos.» (Ezequiel 22.26)

El profeta Malaquías exclamó: «Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve. » (Malaquías 3.18)

Los dolores de parto de la tierra son un llamamiento final a los hombres, son un llamamiento final para tomar las cosas de Dios en serio y apartarse del pecado, de la iniquidad, de la vida cristiana acomodada, de la tibieza espiritual, de dejar de congregarse por costumbre.

Oigamos la voz de Dios mientras puede ser hallado: «Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!» (2 Pedro 3.10-12)

¿No le sorprende a usted que casi 2000 años antes de la era atómica un simple pescador del mar de Galilea hablara de los elementos ardiendo y deshaciéndose?

La palabra usada por el apóstol Pedro es «stoijeion» que significa sustancia material, en otras palabras la sustancia de la materia perdiendo el orden. La reacción atómica consiste en romper el orden del núcleo de la materia. ¿No le sorprende que Pedro, un pecador de hace 2000 años hablara de lo que la ciencia descubrió en los años 1940?

LOS DOLORES DE PARTO HAN COMENZADO, acuda a Jesús ahora y será incluido en el parto de la iglesia de Jesucristo que será arrebata a las nubes para entrar en la morada celestial.

Dios le bendiga

Pastor Alberto Ortega