Summary: "Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios".

La enemistad contra Dios

En este capitulo vamos a tocar la mente carnal, que es la que esta en pugna constante y en enemistad contra Dios.

Romanos 8:7-8 dice: "Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios".

La Biblia habla de diferentes tipos de mente, entre ellas están:

a)- La mente carnal (Colosenses 2:18)

b)-La mente natural (1 Corintios 2:14)

c)- La mente espiritual (Efesios 4:23)

d)- La mente reprobada (Romanos 1:28)

e)- La mente renovada (Romanos 12:2)

f)- La mente de Cristo (1 Corintios 2:16)

g)- La mente transformada (Romanos 12:2)

h)- La mente con sabiduría (Apocalipsis 17:9)

i)- La mente vanidosa (Efesios 4:17)

La diferencia entre la mente natural y la mente carnal es, que la mente natural, no ha sido procesada y vive en un estado de ignorancia espiritual, por no conocer a Dios.

En cambio, la mente carnal es la que se distingue en aquellos individuos que han conocido a Dios, pero no se dejan gobernar por el. Son los que ceden fácilmente, a los deseos de la carne y los pensamientos, haciéndose esclavos de ellos. Jesús dijo: …”que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado”. (Juan 8:34)

Aquí la Biblia da una imputación clara contra el hombre en su estado carnal. Matthew Henry dijo que: “esto habla de un hombre perverso inclinado a las influencias diabólicas. [El] no es solamente un enemigo, sino enemistad en sí…es la oposición del alma contra Dios, que se rebela contra su autoridad, [se opone] a su intereses. ¿Podrá haber una enemistad más grande?” ¿Podrá haber una rebelión más grande contra el Dios que te hizo?

Cuando la Biblia habla del estado carnal de un individuo, esta hablando de la condición de su mente. “La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios…” (Nueva Versión Internacional, Romanos 8:7).

La palabra Griega traducida “enemistad” es “echthra.” Del adjetivo “Echthros”. Significa hostilidad, enemistad, oposición, discrepancia, etc.

La mente del hombre caído no está meramente hostil hacia Dios, ¡es la oposición misma en acción! La mente carnal es rivalidad contra Dios! El Echthra en si significa: enemistad personal, odio, disgusto, y oposición contra Dios.

¡Qué diferente es este hombre al que originalmente fue creado! En el principio, “Creó Dios al hombre a su imagen” (Génesis 1:27).

En el principio el hombre vivía en armonía perfecta con Dios

“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase” (Génesis 2:15).

Pero Adán pecó contra Dios, y eso le trajo la ruina y la culpa a toda la raza humana porque todos descendemos de él, no de un proceso evolutivo terminado en un simio. La Palabra de Dios dice que heredamos nuestra naturaleza pecaminosa de Adán, al principio de la historia humana.

“El pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte y este pasó a todos los hombres por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).

“Por la desobediencia de un hombre (Adán) los muchos fueron constituidos pecadores” (Romanos 5:19

El individuo caído es considerado como “un hombre antagónico y hostil influenciado por satanás y la carne”. La palabra satanás es traducida de la palabra Griega “Satanás”, que significa “adversario”, antagonista, enemigo. Cuando Lucifer pecó, él cayó y se volvió Satanás, el enemigo de Dios (Isaías 14:12-15; Ezequiel 28:13-17).

Cuando el hombre cayó, se volvió en “enemistad contra Dios”. Spurgeon señaló que el Apóstol Pablo usó un nombre, no un adjetivo. Así, él no dice que los designios del hombre están opuestos a Dios, sino que es “la enemistad misma…no rebelde, sino rebelión…no en enemistad, sino la enemistad en sí”

La renovación por medio del entendimiento

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. (Romanos 12:2)

Los grandes cristianos del pasado leían la Biblia y se la “comían”, igual que los Hebreos comían el maná que los alimentaba en el desierto. En Ezequiel 3:2 el profeta dijo, “Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo [rollo de la Escritura]”. El Apóstol Juan dijo, “Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí” (Apocalipsis 10:10). El Dr. McGee dijo,

“Comer el librito de la mano del ángel significa recibir la Palabra de Dios por fe”

El profeta Jeremías hizo lo mismo. El dijo, “Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón” (Jeremías 15:16). Los profetas y el Apóstol Juan comieron la Palabra de Dios y era dulce para ellos. Ellos comían las Escrituras como los Hebreos comían el maná en el desierto.

¿Qué quiero decir cuando digo que ellos “comían” la Biblia como maná, y Dios los alimentaba por ella? ¿Qué significa? Significa que estos hombres santos se sentían satisfechos al comer con deleite la Palabra de Dios. Esta satisfacción tipifica la misma que tuvieron los hebreos cuando comieron con contentamiento el maná en el desierto. Ellos hallaban a Dios y su voluntad, cuando comían su Palabra.

Pero sin embargo, el hombre con su mente carnal, no sometida a la voluntad del Espíritu, jamás sentirá que Dios le está ministrando y alimentando cuando lee la Biblia. ¿Por qué? La respuesta es muy simple, hay un velo cubriendo su corazón. Como dijo el Apóstol Pablo: “Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.” (2 Corintios 3:15).

Ese “velo” fue puesto allí por Satanás para cubrir su corazón, para detener su mente carnal, inconversa de alimentarse de la Palabra de Dios Y de poder adquirir todos los beneficios espirituales que esta le otorga.

El propósito por lo cual el enemigo trata de encubrir la palabra de Dios en la mente de los incrédulos, es para que no le resplandezca la luz del evangelio.

“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo (satanás) cegó el entendimiento de los incrédulos para que no le resplandezca la luz del evangelio” (2 Corintios 4:3-4).

El diablo es el que pone ese velo sobre el corazón. Por esa razón, es que no se recibe ningún beneficio espiritual al leer la Biblia; por el simple hecho, de que este no tiene la luz suficiente para poder ver y entender lo que el Espíritu Santo le esta transmitiendo.

Las buenas noticias: El velo será quitado

Pero hay ¡muy buenas noticias!,… la Biblia dice: “Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. 17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. (2 Corintio 3:16-17)

Cuando rendimos nuestras vidas al gobierno del Espíritu Santo, este comenzará un proceso de renovación espiritual en nuestra mente que nos llevará a la transformación total. Los deseos carnales que antes teníamos comienzan a desaparecer. Ahora, anhelamos y deseamos más las cosas espirituales, de tal manera, que estas llegan a transformarse en nuestro único y verdadero deleite.

El proceso renovador

Primeramente la persona tiene que tener el deseo de cambiar. En muchos, las ganas de cambiar se convierten en una gran necesidad. Estos, son los que se entregan desde el principio de todo su corazón y Dios hace una obra tan rápida que los que lo conocen se quedan perplejos y preguntándoles: ¿Qué te pasó? ¿Qué fue lo que sucedió contigo? Esas preguntas acontecen, por el cambio tan contundente y palpable que Dios a hecho en la persona que se ha dejado procesar.

El agente renovador es el Espíritu Santo. Este se muda a vivir contigo, para hacer de tu vida su habitación permanente (1 Corintios 3:16, 6:19). Todos los días y a toda hora esta conversando contigo y mostrándote lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto y todas las cosas en general, para que puedas vivir una vida en libertad.

La vida en libertad, es la vida del Espíritu residiendo en el creyente. De hecho, las Escrituras nos enseñan que donde esta el Espíritu del Señor allí también hay libertad. (2 Corintio 3:17)

Es el Espíritu el que nos saca de las prisiones oscuras y nos trae a la luz de Jesucristo (Lucas 4:18) (Hechos 10:38). Dios a través de Santo Espíritu, nos traslada del reino de las tinieblas, al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de nuestros pecados. (Colosenses 1:12-13) Es el Espíritu el que hace que las obras de la carne mueran y vivamos por su Espíritu. (Romanos 8:13)

Manteniéndose en la libertad de Cristo

Una vez que somos liberados, tenemos que mantenernos en libertad. Esta se logra viviendo en el Espíritu y no dándole satisfacción a los deseos de la carne. Porque los deseos de la carne son contra el Espíritu y estos se oponen entre si, para que no hagas lo que debes hacer. (Gálatas 5:16-17) Es decir, el Espíritu desea las cosas espirituales, la carne los deseos de la carne y al final sale venciendo a quien tú mas hayas alimentado y fortalecido.

La diferencia entre un carnal y un espiritual, es que el carnal piensa en las cosas de la carne, en cambio, el espiritual, en las cosas del espíritu. (Romanos 8:5). Cada uno se va a identificar o darse a conocer, por los frutos que estos produzcan. (Lucas 6:44-45)

Consejo para mantenerse en libertad

La oración y la lectura de la Palabra de Dios, deben ser parte primordial de la dieta espiritual del creyente (Juan 5:39). La Palabra, es el alimento espiritual que nutre a nuestro espíritu y consuela nuestra alma (1 Pedro 2:1-3). La oración, es el lenguaje del Espíritu con el creyente, es la que nos relaciona, nos mantiene en comunicación constante con Dios y nos aparta de la tentación. (Mateo 26:41) La oración es el oxigeno espiritual del creyente, no es una opción, es una necesidad. (Lucas 18:1)