Summary: El concepto bíblico se refiere a tres pérdidas: la pérdida de la relación más importante, la pérdida de la libertad y la pérdida de la inocencia. En esta serie la camisa negra representa la causa de las pérdidas. La causa es el pecado.

Tengo La Camisa Negra

Introducción

De los cantantes colombianos, uno de los favoritos es Juanes. Tiene varias canciones que han captado la atención mundial. Una de esas canciones es “La Camisa Negra.” Lanzó la canción en el año 2005 y fue número uno en más de 43 países. Billboard (una revista estadounidense que especializa en información sobre la industria musical) colocó la canción en el puesto número uno en el 2005. “La Camisa Negra” ganó el interés del público gringo. Lo recuerdo porque muchas personas se ponían una camiseta que decía “Tengo La Camisa Negra.” Inclusive, muchos turistas que vinieron querían llevar una de esas camisetas como un recuerdo de Colombia. También, Juanes interpretó la canción en la película, La Ciudad del Silencio, en la cual Jennifer Lopez y Antonio Banderas fueron los protagonistas.

En Italia, fue una canción muy controvertida. Fue usada para apoyar el neofascismo, porque algunos sectores asociaron la canción con los grupos paramilitares del fascismo italiano. Fueron conocidos como Camisas Negras que sirvieron de soporte al régimen fascista de Benito Mussolini. Simpatizantes de la extrema derecha alzaban sus manos haciendo el saludo fascista cuando la canción sonaba. Juanes declaró que “La Camisa Negra no tiene nada que ver con el fascismo y tampoco con Mussolini... La gente puede interpretar la música de muchas maneras.”

Claro, entendemos que la canción realmente se trata de un amor perdido. No estamos poniendo otra interpretación. Sin embargo, vamos a tomar la canción como una ilustración para ayudarnos a captar un concepto bíblico.

La pregunta que me hice la primera vez que escuché la canción fue ¿por qué su puso una camisa negra? Pues, Juanes mismo contestó la pregunta cuando dijo “porque negra tengo el alma.” Para Juanes, eso significa que está muy triste por haber perdido un amor. El dolor es tanto que dice que es como un moribundo, que no puede respirar por el humo amargo del abandono de su amor y también que no puede dormir. Puede tener otras interpretaciones pero esa es la mas sana. La parte que dice “negra tengo el alma” me pone a pensar. Es una declaración muy profunda especialmente cuando pensamos en términos bíblicos. El concepto va más allá de una pérdida de una novia. El concepto bíblico se refiere a tres pérdidas: la pérdida de la relación más importante, la pérdida de la libertad y la pérdida de la inocencia.

En esta serie la camisa negra representa la causa de las pérdidas. La causa es el pecado. Antes de considerar las consecuencias del pecado, es necesario contestar dos preguntas.

1. ¿Qué es el pecado?

Para contestar esta pregunta es bueno recordar la última charla de la serie anterior, Dios Es Santo, Santo, Santo. Concluimos que la santidad de Dios es tan pura que Dios es impecable e incapaz de hacer el mal. Su santidad arde tanto que Dios no tolera ninguna clase de pecado. Por lo tanto, el pecador no tiene acceso a Dios. Para entender el pecado primero necesitamos tener en cuenta la pureza de Dios.

En segundo lugar, necesitamos considerar el origen del pecado. El pecado comenzó con Lucero que probablemente era el más bello y el más poderoso de los ángeles que Dios creó. Sin embargo, Lucero no estaba contento con su posición y quería ser igual a Dios y levantar su propio trono en las alturas. Eso fue su ruina y el comienzo del pecado. “12 !!Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. 13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 15 Mas tú derribado eres hasta [el infierno]” (Isaías 14:12-15 RV60). Se rebeló contra el Dios Santo y, por resultado, inició la maldición del pecado. Renombrado como Satanás o el diablo, él trajo el pecado a la humanidad en el Huerto del Eden, dónde tentó a Adán y a Eva con la misma mentira, “serás como Dios.” Más adelante, vamos a leer la historia en Génesis, el primer libro de la Biblia.

¿Qué es el pecado? El pecado es la rebelión contra el Dios Santo.

2. ¿Qué tiene que ver el pecado conmigo?

Para contestar esta pregunta, les quiero hacer otra. ¿Conoces a una persona que no ha pecado? La respuesta es un fuerte “no.” Es que no existe una persona que no ha pecado. La Biblia dice, “…no hay distinción, pues todos han pecado…” (Romanos 3:22-23). También dice, “…No hay un solo justo, ni siquiera uno…” (Romanos 3:10). Nadie alcanza la santidad pura de Dios. “…Todos…están privados de la gloria de Dios” (Romanos 3:23b). ¿Qué tiene que ver el pecado conmigo? Pues, todo porque todos somos pecadores. No soy la excepción. Tú no eres la excepción. Somos pecadores. Nos hemos puesto la camisa negra.

No somos pecadores porque pecamos, pecamos porque somos pecadores.

Nuestra inclinación como seres humanos es pecar, o sea, rebelarnos contra el Dios Santo. En Génesis 3, vamos a leer cuando Adán y Eva fueron tentados por Satanás y se rebelaron contra Dios. Esa rebelión transformó la naturaleza de Adán. Desde entonces, todos sus hijos, todas las generaciones nacen con la misma naturaleza rebelde. A través de Adán heredamos los aspectos tanto corporales como espirituales. La Biblia dice, “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron” (Romanos 5:12).

Somos pecadores porque nuestros papás son o eran pecadores. Llevamos la camisa negra porque nuestros antepasados hasta Adán y Eva también la llevaron. Y todos experimentan las consecuencias, las pérdidas, de llevar esa camisa negra.

Las Tres Pérdidas Causadas por la Camisa Negra

1. La Pérdida de la Relación Más Importante — El pecado nos separa de Dios

a. Después de haber creado el hombre, Dios lo puso en el huerto de Edén “…para que lo cultivara y lo cuidara” (Génesis 2:15). También llevó toda ave del cielo y todo animal del campo “…al hombre para ver qué nombre les pondría. El hombre les puso nombre a todos los seres vivos, y con ese nombre se les conoce” (Génesis 2:19). Le dio un trabajo, un propósito. Sin embargo lo más importante es que el hombre disfrutaba una relación cercana con su creador. Pasaban tiempo juntos. Andaban en el jardín. Hablaban. Dios bendijo al hombre y le dio privilegios, pero con los privilegios le puso límites. Esto es uno de los ejemplos del gran amor de Dios hacia la humanidad, la voluntad propia. Siendo el soberano, dio al hombre la capacidad de decidir obedecerle y aún desobedecerle. Dijo, “Puedes comer de todos los árboles del jardín, 17 pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás” (Génesis 2:16-17).

b. Ahora si tienes una Biblia, quiero que busques el primer libro, Génesis. Vamos a leer la narrativa de lo que aconteció en Edén. “La serpiente [Satanás tomó la forma de la serpiente] era más astuta que todos los animales del campo que Dios el Señor había hecho, así que le preguntó a la mujer: ¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín? 2 Podemos comer del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—. 3 Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán.” 4 Pero la serpiente le dijo a la mujer: —¡No es cierto, no van a morir! 5 Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal” (Génesis 3:1-5).

i. En ese momento, Adán y Eva tuvieron que discernir entre el mal y el bien. Tenían la capacidad de distinguir entre la verdad de su Creador y la mentira de Satanás y escoger lo que era el camino correcto.

ii. Dios no es cascarero. No les puso una cascara. Satanás es el que tramó el plan para engañar a Adán y Eva.

c. ¿Recuerdan lo que Dios dijo? Pueden comer de todos los árboles del jardín, pero no pueden comer el fruto de un árbol específico, sólo uno. ¿Qué pasaría si comieran de ese árbol? Morirían. Desafortunadamente, lo que decidieron impactó a toda la humanidad. “La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió” (Génesis 3:6). Desobedecieron. Se rebelaron contra su Creador Santo. Cambiaron la camisa blanca por la camisa negra.

d. Luego lo que pasa es lo más triste. “Cuando el día comenzó a refrescar, oyeron el hombre y la mujer que Dios el Señor andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera” (Génesis 3:8). Perdieron lo que tenían con Dios. La relación que disfrutaban con Dios ya producía miedo. No querían hablar con Él. Ni siquiera querían verlo. Se escondieron entre los árboles del jardín que Dios creó para ellos. Por su rebelión, Dios “…expulsó al ser humano del jardín del Edén…” (Génesis 3:23). La expulsión del jardín es el símbolo de la muerte espiritual. Su rebelión contra el Dios Santo, su pecado, los separó de Dios, lo cual es la muerte espiritual. Por su rebelión, la humanidad sufrió la pérdida más triste, la pérdida de la relación con Dios. Desde entonces todos los humanos nacen en esa circunstancia. El pecado nos separa de Dios y no podemos disfrutar una relación íntima con Dios como tenían Adán y Eva.

2. La Pérdida de la Libertad — El pecado nos esclaviza

a. Antes de rebelarse, Adán y Eva disfrutaban una libertad hermosa porque no habían conocido el pecado y su maldición. Nunca habían experimentado la consecuencia del pecado. Después de comer el fruto del árbol prohibido, se dieron cuenta que el pecado los esclavizó. Perdieron su libertad. Desde entonces, iban a andar encadenados como esclavos del pecado. Vemos esta imagen cuando Dios expulsó al hombre del jardín y luego “… puso al oriente del jardín del Edén a los querubines, y una espada ardiente que se movía por todos lados, para custodiar el camino…” (Génesis 3:24). No tenían la libertad de regresar al jardín y mucho menos a Dios. Ya no tenían el acceso.

b. Jesús dijo, “Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado…” (Juan 8:34). Lo cual significa que el pecado nos ha esclavizado porque nosotros hemos pecado. El pecado nos esclaviza. No somos la excepción. Hemos perdido la libertad.

3. La Pérdida de la Inocencia — El pecado nos condena a la muerte

a. Además de perder la relación más importante y la libertad, Adán y Eva sufrieron la pérdida de la inocencia. Inmediatamente después de haber mordido el fruto, “…se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera” (Génesis 3:7). Ya no podían andar como antes. Perdieron su inocencia. Sabían que eran culpables por haber quebrantado la palabra del Creador. La consecuencia era la muerte. Murieron espiritualmente inmediatamente y finalmente murieron físicamente también.

b. En los versículos 14 al 19, pueden leer todo el juicio que pronunció Dios sobre la serpiente y la humanidad. Pero esta mañana me gustaría destacar lo que Dios dijo a Adán. “Al hombre le dijo: «Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa! … 19 Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás.» (Génesis 3:17, 19). Dios lo declaró culpable y cumplió su palabra cuando dijo, “Si comes del árbol morirás.” Y así fue. El pecado le condenó a la muerte.

c. Por la pérdida de la inocencia la muerta ha seguido a todos los descendientes de Adán. Por lo tanto, nunca hemos conocido a una persona que ha podido escaparse de la muerte. El pecado nos condena a la muerte. Romanos 6:23 dice que “… la paga del pecado es muerte.”

Conclusión e Invitación

Las pérdidas causadas por el pecado son universales. No hay nadie que puede evadirlas. Todos las han experimentado y las han sentido en sus vidas. Todos llevan la camisa negra. Yo tengo la camisa negra.

Sin embargo en medio del pesimismo, hay buenas noticias. Existe otra camisa. Es la roja. Como la camisa negra es universal, todos necesitan ponerse la camisa roja. Se trata de la sangre de Jesús y como su sangre realmente puede restaurar una relación con Dios, romper las cadenas del pecado y darnos vida abundante.

No van a querer perder la siguiente charla. La necesitamos. Es la única esperanza.