Summary: La Escritura es un espejo. Podemos ver nuestra realidad en el si no nos cegamos y no nos seguimos engañando. Necesitamos quitar los impedimentos para poder examinar nuestras vidas y compararlas con la Escritura.

Serie: λόγος — Logos

Charla: El Reflejo (Parte 2)

Texto Principal: Santiago 1:21

15 febrero 2015

Introducción

Hoy continuamos la charla de la semana pasada, El Reflejo. La semana pasada nos enfocamos en Santiago 1:19-20. El cual dice, “Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse; 20 pues la ira humana no produce la vida justa que Dios quiere.” Santiago 1:19-20. Aprendimos que nuestros hábitos de escuchar, hablar y enojarnos pueden impedirnos cuando nos miramos en la Escritura. El resultado es que no vamos a ver la realidad de nuestro reflejo en comparación con las Escrituras y nos engañamos. Por no escuchar la voz de Dios y por darle una cantidad de justificaciones, nos creemos buenos y nos engañamos porque en la realidad nuestra vida no refleja lo que dice la Escritura. Por lo tanto, Santiago dijo, “…sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.” Santiago 1:22, RV60.

Hoy quiero que sigamos con el tema de nuestro reflejo en el siguiente versículo. Santiago 1:21 dice, “Por esto, despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder de salvarles la vida.” Santiago 1:21.

MOSTRAR IMAGEN MALEZA ¿Cuántos de ustedes han tenido que quitar maleza de un jardín? Yo sí. Cuando era chico, tenía que quitar la maleza del jardín y del césped. Era uno de mis deberes de la casa. Además, recuerdo cuando mi abuelo me enseñó cómo hacerlo sin dañar las demás plantas. Una vez le pregunté, “¿Por qué tenemos que quitar la maleza, no sería más fácil dejarla crecer con las otras plantas?” Me enseñó que remover la maleza era totalmente necesario por la salud de las hierbas buenas. Me dijo que las malas hierbas (la maleza) roban el agua y los nutrientes de la tierra así que roban la vida de las hierbas buenas. Entonces, las plantas que queremos pueden morir si no quitamos la maleza.

Esto nos puede servir como una imagen que ilustra Santiago 1:21. “…despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda…” Digamos que la inmundicia y la maldad son la maleza de nuestras vidas. Si no la quitamos, nos roba la vida que Jesús sembró en nosotros. Necesitamos quitar la maleza y recibir el logos (la palabra) que “…tiene el poder de salvar[nos] la vida.”

Cuando estaba estudiando sobre el tema encontré varios videos sobre “cómo eliminar malas hierbas.” Encontré un vídeo que me pareció muy interesante y quiero que ustedes lo vean. MOSTRAR VIDEO MALEZA 02. Lo que me impresionó del vídeo fue que el señor dijo que usar métodos tradicionales para quitar las malas hierbas “requiere esfuerzo.” Luego dijo, “Quizás es mejor usar métodos más cómodos.” Cuando estamos hablando de la maleza de los jardines quizás sería factible y efectivo usar una herbicida. Tal vez, no tendríamos que esforzarnos mucho, no tendríamos que agacharnos, no tendríamos que sudar para eliminar la maleza. Sin embargo, cuando hablamos acerca de la maleza de nuestras vidas, no existen métodos cómodos. Es trabajo duro, arduo. Inclusive puede ser doloroso. Es examinar nuestras vidas, nuestros corazones; llegar a las raíces para arrancarlas.

¿Cuál es el propósito de quitar la maleza? Vivir una vida que vale la pena vivir, una vida verdaderamente dichosa y satisfecha. Además con esa clase de vida, podemos agradar a nuestro Jardinero, Dios.

Ahora, enfoquémonos en la maleza que necesitamos eliminar. Recuerden que si no lo hacemos esas malas hierbas van a crecer tanto que ni siquiera podremos ver nuestro reflejo verdadero y nos seguiremos engañando.

Para no seguir engañándonos necesitamos…

I. QUITAR LA MALEZA

A. El pasaje dice, “…despójense de toda inmundicia y toda maldad que tanto abunda…” Santiago 1:21.

1. En primer lugar necesitamos eliminar toda inmundicia. Inmundicia es lo que ensucia o mancha, es lo que contamina. En términos comunes…basura, asquerosidad e inclusive porquería. Es posible que pensemos que se refiere a los “pecados escandalosos” como la infidelidad, la fornicación o el asesinato. Claro, la palabra inmundicia incluye esos pecados porque contaminan la vida de la persona. Aun si las decisiones de ser infiel fueron antes de conocer a Cristo, la persona tiene que vivir las consecuencias de tales decisiones. Si el creyente decide tener una relación sexual con alguien fuera de la unión matrimonial, tendrá que luchar con las consecuencias aún si confiesa su pecado y es perdonado. El pecado ensucia nuestras vidas, complica nuestras relaciones. Contamina nuestra relación con Dios. Pero no sólo los pecados grandes. Realmente ese es un concepto humano. Desde el punto de vista de Dios, pecado es pecado. Por lo tanto, la inmundicia se refiere a cualquier trastorno del corazón que nos impide a obedecer la Palabra de Dios. Puede ser que cualquier pecado que rehuso arrancar de la tierra de mi corazón. Eso es rebelión contra Dios y es asquerosa.

2. En segundo lugar, hay que desechar toda maldad. ¿A qué se refiere el término maldad? En este pasaje, se refiere a la malicia, la mala intención e inclusive el deseo de herir. El opuesto sería benevolencia, el deseo de bendecir, actos de bondad. Santiago dice que necesitamos quitar la malicia de nuestras vidas, necesitamos evaluar nuestros motivos, nuestras intenciones y arrancarlas si no corresponden a la Escritura.

B. “…despójense de toda inmundicia y toda maldad que tanto abunda…” Santiago 1:21. La realidad de la situación es que hay una abundancia de maldad. La palabra abundancia o la frase tanto abunda se refiere a los residuos de nuestra vida antes de seguir a Cristo. Es el remanente de la naturaleza pecaminosa con la cual que todavía luchamos. Y hay una abundancia de los residuos. Muchas veces decidimos vivir como vivíamos antes, como personas inconversas. Y Santiago dice que necesitamos desechar esa maldad. Tenemos que arrancar esa maleza. A través del Espíritu Santo en nuestras vidas, podemos despojarnos de toda inmundicia y de toda maldad. Es un proceso que dura toda la vida. Esta es la buena obra de Dios. Pablo dijo, “Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.” Filipenses 1:6.

C. Como dejar un mal hábito, uno tiene que reemplazarlo con un nuevo hábito. No podemos quitar algo y dejar un vacío. La idea no es quitar la maleza y dejar el hueco. Necesitamos llenar ese espacio con buena semilla. Necesitamos…

II. RECIBIR LA PALABRA SEMBRADA

A. El pasaje dice, “Por esto, despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder de salvarles la vida.” Santiago 1:21.

B. El término clave de esta frase es humildad. En la Reina Valera, los traductores utilizaron la palabra mansedumbre que no es un término muy común. Casi no lo usamos, pero realmente es la mejor traducción. Escuchen el significado. “La mansedumbre hacía Dios es reconocer que su trato hacía nosotros es bueno y recibirlo sin discusión y sin resistencia.” (http://www.blueletterbible.org/lang/Lexicon/lexicon.cfm?strongs=G4239&t=KJV)

C. Así deberíamos recibir la Palabra. Listos para escucharla. Lentos para hablar. Lentos para enojarnos. Deberíamos aceptar la palabra sin discutirla, sin resistirla sabiendo que Dios es bueno, fiel y sabe lo que es mejor para nosotros. Pero nuestra tendencia es dudar de Dios, no creerle y no seguir Su Palabra, aún cuando hemos experimentado su bondad y gracia. De verdad, podemos ser muy tercos con Dios, como rebeldes, pero sin causa. Dios sembró Su Palabra en ti. ¿Cómo le has respondido? “Lo siento Dios, pero prefiero la maleza.” o “Dios, gracias por mostrarme. Perdóname. Ahora transfórmame. Ayúdame a cambiar.” Esta es una actitud mansa que demuestra arrepentimiento verdadero.

D. Muchas veces uno sabe lo que Dios quiere, y no le interesa. Ese desinterés es un gran impedimento en el crecimiento espiritual. La apatía atrofia nuestro progreso en la vida que Dios tiene para nosotros. Tal vez, esto ha sido un problema grave en tu vida. Simplemente, no te interesa lo que Dios dice. ¿Te puedo decir algo? Esa clase de actitud es asquerosa desde la perspectiva de Dios. Es un ejemplo de inmundicia. El mensaje de hoy es que tu necesitas desechar esa inmundicia. Arrancarla y botarla. Luego, abrazar la Palabra y dejar que te transforme.

E. Hay buenas noticias y es que la Palabra sembrada “…tiene poder de salvarles la vida.”

III. EL CONTRASTE DEL PASAJE — MOSTRAR TABLA (The IVP New Testament Commentary Series, The Prevalent Evil and the Saving Word, James 1:21)

QUITAR está en contraste con RECIBIR. Primero, necesitamos QUITAR la inmundicia y la maldad; luego RECIBIR la Palabra.

LA MALDAD QUE ABUNDA EN USTEDES está en contraste con LA PALABRA SEMBRADA EN USTEDES.

QUE LES PUEDE AMENAZAR LA VIDA (implícito) está en contraste con QUE LES PUEDE SALVAR LA VIDA.

Cada columna forma una declaración. Espero que las dos declaraciones sean la verdad en tu vida.

Conclusión e Invitación

La Escritura es un espejo. Podemos ver nuestra realidad en el si no nos cegamos y no nos seguimos engañando. Necesitamos quitar los impedimentos para poder examinar nuestras vidas y compararlas con la Escritura. Estudiamos las Escrituras, para que podamos vernos a nosotros mismos; nos vemos a nosotros mismos para que podamos ser transformados a través de las Escrituras.