Summary: Jesús aquí nos dice que no debe preocuparnos solamente el bienestar material del prójimo sino también su situación moral y espiritual.

23A

Pregunto, ¿Cuántas personas se necesitan para estar de acuerdo? Dos.

“Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos.''

¡Qué poderoso es cuando un matrimonio se pone de acuerdo para orar! Si los matrimonios pudieran entender el misterio del poder del acuerdo, el diablo estaría fuera de todos los hogares de los hijos de Dios.

En el Judaismo antiguo, los términos ‘atar’ y ‘desatar’ se asociaban con la autoridad de enseñar y otorgar o negar el perdón de los pecados. Esta fue la autoridad dada a Pedro en Mateo 16:18, la misma que reciben ahora todos los discípulos que lo representan.

Por lo tanto, observen cuidadosamente que la comunidad entera juega un papel importante en el atar y desatar ofensas, tal como nos lo dice Mateo 18:18 en nuestro Evangelio de este domingo: “Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.”

Dios nos enseña una forma más poderosa y efectiva de orar y declarar su palabra en las distintas situaciones o problemas que se presentan en la vida; esto es orar, poniéndonos de acuerdo unos con otros, lo que además abre nuestra mente para aprender a pensar como Él mismo piensa y poder cambiar nuestras acciones.

Especialmente en la corrección fraterna, que es una advertencia que el cristiano dirige a su prójimo para ayudarle en el camino de la santidad.

La corrección fraterna es un instrumento de progreso espiritual que contribuye al conocimiento de los defectos personales

Por ejemplo, dicen que, cuando dos o más habladores se reúnen, el diablo mira, escucha, se sienta y aprende.

En El Salvador, la gente en los cantones, no hablan bastante, por ejemplo en Cantón San Antonio Silva, San Miguel y Cantón San Gerardo, San Miguel

La gente habla más en Atiquizaya, Ahuachapán y Ciudad Barrios, en San Miguel.

Jesús aquí nos dice que no debe preocuparnos solamente el bienestar material del prójimo sino también su situación moral y espiritual.

Por ejemplo, en nuestra Primera Lectura, Ezekiel habla de la obligación de ‘Amonestar al Malvado.’

Hebreos 13:17 says to “Obedezcan a sus dirigentes y sométanse a ellos, pues cuidan de ustedes como quienes tienen que rendir cuentas.”

Si ves algo, di algo.

Por ejemplo, un político cuya hija fue arrestada por posesión de drogas ilegales comentó que la familia se entristeció por las decisiones de la hija, pero que la amaban y que orarían por su recuperación. Este es el tipo de lealtad a la que Jesús nos llama cuando habla de los cristianos como hermanos y hermanas.

Si algún miembro de la familia de ustedes está viviendo una vida de impureza o cometiendo adulterio o en un matrimonio ‘gay’, o nunca se preocupa de ayudar al pobre o necesitado, ustedes deben advertirle que está en pecado y no siguiendo la ley de Dios.

Ezekiel dijo, “Si yo pronuncio sentencia de muerte contra un hombre porque es malvado y tú no lo amonestas para que se aparte del mal camino, el malvado morirá por su culpa, pero yo te pediré a ti cuentas de su vida”.

Alguien dijo a un evangelista:

"Le está sacando el cuero al gato del lado equivocado". El evangelista contestó: entonces díganle al gato que se dé vuelta.”

El mensaje de Ezekiel no necesita ser cambiado, sino que es la gente la que debe cambiar.

Debemos analizar nuestra conducta cada día. Todas las personas caen, por lo menos venialmente. en la forma que Proverberios 24:16 dice: “Siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse.”

Por ejemplo, el DECIMO PASO dice:

‘CONTINUAMOS HACIENDO NUESTRO INVENTARIO PERSONAL Y CUANDO NOS EQUIVOCAMOS LO ADMITIMOS INMEDIATAMENTE.’

Si una disculpa era necesaria, yo tenía que pedirla.

“Continuamos” no quiere decir ocasionalmente o frecuentemente. Significa día tras día.

3). Lidera con el ejemplo: la historia de Gandhi y el azúcar.

Hoy quiero contarles una historia que me resulta muy inspiradora acerca de la importancia de la honestidad y el ejemplo para un líder. Y su protagonista es el gran Gandhi.

“Una madre, preocupada porque su hijo diabético comía mucho azúcar, aunque eso fuese malo para su salud, lo llevó ante Gandhi para pedirle que le dijese a su hijo que dejara por completo de comer azúcar.

Gandhi les dijo que regresaran pasadas tres semanas.

Transcurrido el tiempo prescrito, la mujer se presentó de nuevo ante Gandhi acompañada de su hijo.

Entonces el maestro le dijo al niño: – No comas más azúcar.

Perpleja, la mujer le dijo: – Gandhi-ji, me costó tres días venir desde mi pueblo aquí la primera vez. Otros tres regresar a casa. Y ahora lo mismo. ¿Por qué no le dijiste a mi hijo hace tres semanas que dejara de comer azúcar?

A lo que Gandhi respondió: – Hace tres semanas a mí me encantaba el azúcar y comía mucho. Para poderle decir a tu hijo que no comiera más, tuve que dejar de comerla yo antes”.