Summary: Hay una sutil teología de revelación en nuestras lecturas de este domingo, que nos hablan de escuchar al Señor

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Jed Harris, un famoso cinematógrafo se convenció de que estaba perdiendo su oído.

Fue a ver a un especialista, quien le hizo un chequeo.

El doctor sacó un reloj de oro y preguntó: "¿Puede oír el tic-tac del reloj?" Harris dijo: "Por supuesto.”

El especialista fue a la puerta y volvió a levantar el reloj.

"Ahora ¿puede oírlo"? Harris se concentró y dijo: "Sí, puedo oírlo claramente.”

El doctor caminó hacia la puerta de la próxima habitación y dijo: “¿Puede oirlo ahora? Y Harris dijo, “Sí”.

El doctor dijo entonces: “Señor Harris, no hay nada malo con su oído. Usted sencillamente ha dejado de escuchar.

Hay una sutil teología de revelación en nuestras lecturas de este domingo, que nos hablan de escuchar al Señor.

Samuel habia estado estudiando acerca de Dios --la lectura lo indica -- pero el no conocía aún a Dios: la Palabra del Señor era algo que no había ni percibido ni discernido, tal como podemos verlo en la Primera Lectura.

Lo anterior es interesante porque puede haber muchas personas, incluyéndonos a nosotros a veces, que hemos estudiado sobre Dios pero que somos como ‘novicios’ cuando se trata de escuchar su voz.

Elías percibió que era el Señor quien llamaba al muchacho y por esto le da a Samuel un valioso consejo.

Entonces Elías comparte con Samuel su percepción y le sirve de guía, lo que es una manera muy sabia y poderosa para interpretar lo que Dios nos pregunta a nosotros.

Un sabio sacerdote Jesuita aconsejaba, "respeten la molestia; el fastidio”, lo que significa, pongan atención a aquello que les está molestando y traten de discernir lo que Dios les está diciendo a través de eso que no les da paz.

Otra clave para escuchar a Dios la encontramos en el hecho de que Samuel había crecido en la Iglesia.

En nuestro Evangelio de este dia, dos discípulos preguntan a Jesús, “¿Dónde vives, Rabí?"

La palabra que ellos usan ‘vivir’, literalmente significa ‘residir’, y es la misma palabra que Jesús pronuncia a nosotros los creyentes, “abide,” al decirnos que quien mora o habita en El disfrutará de la presencia de Jesús, del Padre y del Espíritu Santo.

Cuando Jesús pregunta a dos de sus discípulos, “"¿Qué buscan?" La pregunta es también para todos nosotros. ¿Qué buscas en la vida? …para ser felices y sentirse realizados?

Los dos discípulos recibieron la realización de su vocación. “Eran como las cuatro de la tarde,” dice hoy nuestro Evangelio.

Ellos nunca pudieron olvidar ese momento. Simón recibe aun un nuevo nombre para marcar la ocasión, “Kefás" (que significa Pedro, es decir 'roca').

El primer hecho de Abraham que aparece en Genesis 12, es cuando el escucha la voz de Dios: “El Señor le había dicho a Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré.

"Habla, Señor; tu siervo te escucha" es una magnífica oración.

Los resultados de ella serán siempre buenos para nosotros.

El Versículo 19 dice, “Samuel creció y el Señor estaba con él. Y todo lo que el Señor le decía, se cumplía.”

Oir y escuchar a Dios implica discernimiento.

2). Samuel comienza con un natural malentendido, confundiendo la voz de Dios con la de Elías, no una vez sino tres.

¿Cuándo son las palabras de otros discípulos, particularmente líderes, palabras de Dios?

¿Cuándo es que oímos la voz de Dios pero creemos que esa voz es la de otra persona?

¿Cuándo es que creemos que las palabras de alguien son de Dios cuando no lo son?

La experiencia de Samuel, que dura una noche, puede ser ofrecida como un ejemplo para nosotros: una y otra vez nos movemos de malentendido a disposicón para responder. .

Sólida doctrina y la adhesion a las enseñanzas morales pueden ayudarnos a distinguir la voz de Dios entre las que tratan de competir con ella.

El Catecismo en 1706 dice: “Mediante su razón, el hombre conoce la voz de Dios que le impulsa “a hacer [...] el bien y a evitar el mal”(GS 16). Todo hombre debe seguir esta ley que resuena en la conciencia y que se realiza en el amor de Dios y del prójimo.”

Escuchar la voz de Dios requiere silencio. Es interesante oir que Samuel estaba ‘acostado’ o ‘descansando’ cuando oye que Dios habla. En ese estado el estaba rodeado de un ambiente de calma y de paz.

Fe es nuestra respuesta a una palabra que nos compromete personalmente, a un ‘TU’ que nos llama por nuestro nombre.

¿Qué llamadas de Dios resuenan en este momento de tu vida? ¿Cómo las recibes? ¿Qué personas conoces que viven en proceso de respuesta a una llamada, como Samuel?

¿Te concedes espacio y tiempo sagrados?

En Carta a los Romanos y de nuevo en Gálatas 3, Pablo insiste en decir que la fe viene a través de lo que hemos escuchado.

Es una invitación a “leer la Sagrada Escritura de tal manera que ‘escuchemos’ las palabras de Dios.” Amén.