Summary: Explica el proposito de la venida de Jesus al mundo.

TEMA: EL HIJO DEL HOMBRE VINO A BUSCAR Y SALVAR A LOS PERDIDOS

Texto: Lucas 19:1-10

Introduccion: Me pregunto ¿cuántas personas entienden verdaderamente el propósito de la venida de Jesucristo al mundo? Pareciera que la gente no tiene dificultad en aceptar al niño Jesús en el pesebre, pero es muy difícil aceptar el hecho de que El vino para buscar y salvar a los perdidos. Lucas desea que entendamos el propósito de Jesucristo al venir al mundo fue el salvar a los perdidos. Lc. 19:1-10 “...”

Por alguna razón, mientras Jesús busca entregar el regalo de la salvación encuentra que es un regalo muy difícil de entregar. Esto se hace evidente en el hecho de que la mayoría de personas no ha aceptado todavía la salvación que El ofrece.

¿Por qué es tan difícil para nosotros permitir que Jesucristo nos encuentre cuando El está fervientemente buscándonos? Imagínense que hay una persona que tiene un cheque por un millón de dólares buscándolo a usted. ¿Qué tan difícil sería encontrarlo a usted? Sin embargo, a pesar de que Jesucristo tiene algo más valioso que entregar, hacemos difícil el que El nos encuentre. Jesús quiere que camines las calles de oro con El.

I. ENCONTRANDO A JESUS DONDE ESTAMOS

Esta es la sexta vez que la palabra “publicano” se encuentra en el libro de Lucas. Cada vez los publicanos son mencionados favorablemente. Los publicanos eran judíos cobradores de impuestos para Roma. Ellos eran despreciados por sus paisanos porque nadie estaba de acuerdo en pagar impuestos a Roma, y también porque la mayoría de estos cobradores de impuestos abusaban y extorsionaba a las personas para llenar sus bolsillos. Jesús a menudo fue criticado por comer con los publicanos y pecadores. La razón por la que Lucas menciona que los publicanos venían a Jesús es porque él quiere que entendamos que podemos encontrarnos con Jesús justo donde estamos.

Mateo 9:10-13 “...”

Mientras Jesús estaba cenando en la casa de Mateo, muchos cobradores de impuestos y pecadores vinieron y comieron con El y sus discípulos. Cuando los fariseos vieron esto, les preguntaron a sus discípulos: “Por qué Jesús come con publicanos y pecadores?” Al oír esto Jesús dijo: “No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Pero id y aprended lo que significa “misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a los justos al arrepentimiento, sino a los pecadores.”

La cruz exige que nosotros como pecadores vengamos a Cristo desde donde nos encontremos. Cuando Jesús entró en la vida de Zaqueo, Zaqueo se encontró con Jesús donde estaba. Jesús dijo: “Zaqueo, bájate de ahí inmediatamente. Porque es necesario que hoy repose en tu casa. Zaqueo descendió y lo recibió gozoso. Y todos murmuraban que había entrado en la casa de un pecador.”

El pecado nos dice que no podemos encontrarnos con Jesús donde estamos. El pecado nos separa de Dios. El pecado nos hace escondernos de Dios, como Adán y Eva lo hicieron en el Edén. No podemos entender la idea de cómo un Dios Santo puede recibir al pecador tal y como está. Esa idea hace que mucha gente piense que es necesario que primero cambien sus vidas antes de poder encontrarse con Dios, pero Dios quiere encontrarse contigo justo como estás. El pecado procura alejarte de Dios; el pecado procura que tu mundo sea tan oscuro que ni siquiera puedas ver el camino a Dios.

Lucas quiere que sepamos que Jesús está buscando a aquellos que están perdidos en las tinieblas. Para que el propósito de Jesucristo sea cumplido es necesario admitir nuestra necesidad de redención. La definición de redención es: “Reparar o restaurar el honor, valor, o reputación de una persona.” Jesús entró a la vida de Zaqueo con el propósito de restaurar su honor y su reputación. Para poder lograrlo era necesario encontrar a Zaqueo justo donde se encontraba. “Zaqueo se levantó y dijo: Señor, he aquí la mitad de mis bienes doy a los pobres, y si a alguno he defraudado, se lo devuelvo cuadruplicado.” Jesús dijo: “Hoy ha venido la salvación a esta casa...”

Lo curioso es que los creyentes se creen mejores de lo que son, y los pecadores se creen peores de lo que son. El creyente puede pensar que no tiene más necesidad del sacrificio de Cristo, y el pecador puede pensar que el sacrificio de Cristo nunca pagará su salvación. Jesús demuestra esta tendencia en la siguiente parábola: Lc. 18:9-14 “...”

Se cuenta la historia de un cristiano que estaba tratando fervientemente de guiar a un hombre a Cristo. El hombre se creía indigno de recibir la salvación. El cristiano le mostró el pasaje de la oración del publicano en Lc. 18:13 “...”

Luego el cristiano le dijo a aquel hombre “mire, como inclusive ese publicano encontró paz y liberación cuando en verdadero arrepentimiento, se humilló pidiendo perdón al Señor.” “Pero yo he sido un pecador peor que ese publicano.” Respondió aquel hombre. “Yo he sido un fariseo.” “Bien,” contestó el cristiano, “Puesto que el Señor estuvo tan contento de escuchar al publicano clamar “Dios, ten misericordia de mí. Imagínese cuán contento se hubiera puesto si escuchara al fariseo decir la misma oración.” Las palabras de este cristiano despejaron las nubes de duda que el diablo había usado para atrapar a este hombre. Finalmente se dio cuenta de que podía encontrar a Jesús donde estaba.

II. REQUISITOS PARA VENIR A JESUCRISTO

Venir a Cristo donde nos encontramos requiere que aceptemos a Cristo como Rey. La historia de Zaqueo no termina en el v. 10; continúa hasta el v. 27. Jesús declaró que el propósito de su venida era buscar y salvar a los perdidos, pero luego nos revela lo que es necesario hacer para que él pueda salvarnos. Lc. 19:11-27 “...”

La historia que se narra después de la de Zaqueo no tiene que ver con el cómo invertir el dinero; es una historia sobre cómo invertir tu vida para Jesucristo. Inmediatamente después de lo acontecido con Zaqueo, Jesús hace su entrada triunfal en Jerusalén, como un paso más en su camino hacia la cruz y su coronación como rey. En breve El ocupará el trono de David y El quiere que sus oyentes entiendan lo que ocurrirá cuando El regrese. Es asombroso que muchos están dispuestos a aceptar el nacimiento noble de Jesucristo, pero no quieren aceptar las implicaciones de ese nacimiento.

Muchos tienen miedo de entregarle sus vidas a Jesús, y se niegan a tomar esta decisión pensando salvarla, cuando más bien por el contrario, lo que hacen es perderla. Debemos darnos cuenta de que negarnos a que Jesús tome control de nuestras vidas causará nuestra destrucción. Jesús dijo: 19:27 “...” Cristo vino a gobernar el mundo, y lo está haciendo, pero Satanás ha cegado a la humanidad para que no lo vea.

Efesios 1:18-23 “...”

La verdadera iglesia de Jesucristo es la que está formada por aquellos que tienen a Cristo gobernando en sus corazones. Jesucristo no sólo vino para gobernar el mundo en general; El vino para establecer su reino en tu corazón. Cuando Zaqueo aceptó a Cristo, Jesús lo declaró “hijo de Abraham”. Es evidente que aquellos que aceptan a Cristo en el día de hoy son verdaderos hijos de Abraham. Pablo dijo: Gál. 2:29 “...”

Yo creo que Jesucristo declaró a Zaqueo como hijo de Abraham, no por el nacimiento físico de Zaqueo, sino porque había aceptado a Jesucristo en su corazón (Rom. 4:12). Cristo vino para hacernos hijos de Abraham. Esto ocurre cuando en arrepentimiento nos volvemos a Jesús y le entregamos el derecho de que gobierne en nuestras vidas. Este es el significado del bautismo. El bautismo es el lugar donde hacemos el compromiso de permitir que Cristo gobierne nuestros corazones.

Romanos 6:1-10 “...”

Algunos creen que pueden venir a Cristo y seguir siendo amos de sus propias vidas. El venir a Jesucristo exige que abandonemos nuestros caminos de pecado. Requiere que nos presentemos vivos a Dios por medio de la obediencia a la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Gálatas 2:20-21 “...”

Permitir que Cristo entre en nuestros corazones para gobernar es la parte más difícil de venir a Dios. El Diablo ha convencido a mucha gente que ellos pueden gobernar sus vidas mejor que Dios.

Lucas 19:20-26 “...”

Este hombre pensó que era mejor manejar su vida sin Cristo. En realidad usted no puede manejar su vida. Si usted no permite que Cristo maneje su vida, Satanás lo hará. Satanás lo engañará haciéndole creer que usted está en control, cuando no lo está. Si usted rehúsa obedecer a Cristo, usted estará a merced de Satanás. Sólo la obediencia a Cristo hace posible que usted viva por encima del poder de Satanás. Rechazar a Cristo lo coloca bajo el poder de Satanás. No hay alternativa.

A veces estamos confundidos acerca de la manera como Dios trata con nosotros.

Salmo 16:5-11 “...”

Cuando el salmista habla de su porción y su copa, está hablando de aquellos factores en su vida sobre los cuales él no tenía elección. El está hablando de sus experiencias en la vida. El entiende que el Señor ve y controla todo y confía en las instrucciones de Dios para dirigirlo y manejar la porción que le ha sido asignada. El confiaba en Dios para guiarlo en el camino de la vida.

En la parábola de Jesús el hombre con una mina miró su porción y su copa con desprecio. El no podía imaginarse por qué le había tocado esa porción tan pequeña. El pensaba que era un reflejo de su valor personal como ser humano. No era la porción de su copa lo que reflejaba su valor. El hombre fracasó en no darse cuenta de que había sido hecho a la imagen de Dios. La consideración de su valor no estaba determinado por lo que le había tocado en la vida. Sintiéndose indigno no tuvo el valor de entregarle su vida a Cristo, de modo que trató de manejarla por sí mismo. Al final quedó tan enredado en retener lo que tenía que nunca pensó en las posibilidades que Dios le estaba otorgando.

Una persona que siente que tiene muy poco para ofrecerle a Dios debe darse cuenta de que no van a perder nada si lo invierten en El. Tal vez esta es la razón por la cual El nos ha dado poco, El sabe que no querrás darle mucho. El quiere que te des cuenta de que tu copa no tiene esperanza de llenarse a menos entregues lo que El te ha dado.

Mateo 19:16-22 “...”

Qué contraste vemos en la viuda pobre: Lc. 21:1-4 “...”

Debemos invertir nuestras vidas en Cristo. Esta mujer derramó su vida en los tesoros del templo. Una fábula antigua cuenta la historia de tres mercaderes que cruzaban el desierto. Una noche oscura cuando se disponían a dormir fueron sorprendidos por una voz que los llamaba desde la oscuridad. La voz les ordenó que recogieran piedras y que viajaran lo más lejos posible sin detenerse otra vez. A los viajeros también se les dijo que cuando la luz del día apareciera y vieran lo que habían estaban llevando estarían contentos y tristes al mismo tiempo. Sin vacilar ellos obedecieron las instrucciones. Cuando comenzó a despuntar el alba en el horizonte, los hombres miraron en sus bolsas donde las piedras habían sido guardadas. En lugar de piedras, encontraron piedras preciosas. En ese momento se dieron cuenta del significado de las palabras, “estarán felices y tristes al mismo tiempo.” Ellos estarían contentos debido a su enriquecimiento repentino por causa de las joyas, pero estarían tristes al pensar por qué no habían recogido más.

El mundo tiene una manera de hacernos sentir que la vida nos ha engañado. El hombre con una mina sintió que él había sido engañado. Nosotros pensamos que deberíamos ser más inteligentes, más ricos, mejor apariencia, etc. De modo que nos privamos de disfrutar lo que tenemos por estarnos lamentando de lo que no tenemos.

Conclusión:

Dios nos ha dado lo que tenemos ya sea para bien o para mal. José les dijo a sus hermanos, “...” Gén. 50:20. La pregunta es: “Qué harás con lo que Dios te ha dado?

Jesucristo vino a buscar a los perdidos para darles dirección para usar la porción que Dios les ha asignado.

Se cuenta la historia de un grupo de jóvenes que decidieron hacer una caminata por las montanas. El viaje estaba programado para dos semanas, caminando por montañas y bosques. Cuando estaban en pleno viaje fueron sorprendidos por una tormenta. Antes de que se dieran cuenta, uno de los muchachos resbaló y cayó por entre medio de unos matorrales. Este joven se percató que se había fracturado una o dos costillas. Recogió sus cosas y se dispuso regresar a casa. Cuando había avanzado un poco se dio cuenta de que la tormenta había borrado la senda. Estuvo andando de un lado a otro hasta que agotó todas sus fuerzas. Más tarde, su cuerpo fue encontrado en medio de unos árboles. En su mochila se encontró una guía que explicaba cómo sobrevivir cuando alguien se pierde en el bosque. Tristemente el libro nunca había sido abierto.

Es posible que tú también hayas vivido gran parte de tu vida perdido y que jamás hayas abierto la Biblia para saber lo que Dios dice acerca de cómo ser salvo.

Col. 3:2-6 “...”

Zaqueo tenía mucho más que abandonar que muchos hombres, porque él era rico. Afortunadamente, la mayoría de nosotros somos como el hombre de una mina; no tenemos nada que perder, pero mucho que ganar.

Recuerda, Jesucristo vino a buscar y salvar a los perdidos. Si te encuentras en esta situación, y no sabes qué hacer con tu vida, entrégasela a Cristo. El vino para salvarte.