Summary: Aprendemos de Isaías lo que significa ver a Dios

En estos días, estamos siendo bombardeados con malas noticias, con imágenes de guerra, de terror, de violencia. Las películas y la televisión nos traen la inmoralidad a domicilio. Nuestra sociedad se ha llenado de maldad y se ha alejado de Dios. Uno siente la necesidad de encontrar algún refugio, alguna protección contra estos ataques. Es por eso que vamos a tratar de levantar nuestra vista en estos tres días.

Colosenses 3:1-2 “Siendo, pues, que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Ocupen la mente en las cosas de arriba, no en las de la tierra…”

Tenemos que ver más allá del mundo que nos rodea. Tenemos que rechazar la mentira que nos dice que lo que vemos es el “mundo real.” Tenemos que ir hasta el mismo trono de Dios.

En estos días, quiero que escuchemos con el corazón. Que abramos el ojo de nuestras mentes para visualizar las escenas que se nos presentan, escenas del trono de Dios. Que veamos la realidad del Dios soberano, del Dios santo, del Dios eterno.

Comencemos en Isaías 6:1

“En el año que murío el rey Uzías, vi yo al Señor…”

Rey Uzías. (II Crónicas 26).

Uzías ascendió al trono a los 16 años. Reinó por 52 años.

Exitos militares, tecnológicos y económicos

Rey piadoso

PERO… se llenó de orgullo y se rebeló contra la ley de Dios. Fue castigado con lepra y murió enfermo y avergonzado.

¿Quién está entre nosotros y Dios?

• un héroe

• un hermano respetado

• un hermano con quien tenemos problemas

• un pariente, un amigo, un enemigo, nuestro jefe, el amor de nuestra vida…

“En el año que murío el rey Uzías, vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime; y el borde de sus vestiduras llenaba el templo.”

Acá tenemos una imagen para captar nuestra imaginación, para quitarnos el aliento, para acelerarnos el corazón. Escuchemos de nuevo.

“En el año que murío el rey Uzías, vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime; y el borde de sus vestiduras llenaba el templo. Por encima de él había serafines (ángeles). Cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban.”

vs. 3 “El uno proclamaba al otro diciendo: ‘¡Santo, santo, santo es Jehovah de los Ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria!’

Los umbrales de las puetas se estremecieron con la voz del que proclamaba, y el templo se llenó de humo.”

CUANDO REALMENTE LO VEMOS A DIOS, VEMOS SU SANTIDAD.

vs. 5 “Entonces dije: ‘Ay de mí, pues soy muerto! Porque siendo un hombre de labios impuros y habitando en medio de un pueblo de labios impuros, mis ojos han visto al Rey, a Jehovah de los Ejércitos.”

CUANDO REALMENTE LO VEMOS A DIOS, VEMOS A NOSOTROS MISMOS COMO PECADORES.

Labios impuros: mentiras, chismes, conversaciones “comunes”

vs. 6 “Entonces voló hacia mí uno de los serafines trayendo en su mano, con unas tenazas, un carbón encendido tomado del altar. Y tocó con él mi boca, diciendo: ‘He aquí que esto ha tocado tus labios: tu culpa ha sido quitada, y tu pecado ha sido perdonado.’”

CUANDO REALMENTE LO VEMOS A DIOS, TENEMOS QUE ACEPTAR SU PERDÓN.

vs. 8 Entonces escuché la voz del Señor, que decía: ‘¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?’

Y yo respondí: ‘Heme aquí, envíame a mí.’

CUANDO REALMENTE LO VEMOS A DIOS, CUANDO VEMOS SU SANTIDAD Y NUESTRO PECADO, CUANDO ACEPTAMOS SU PERDÓN, VEREMOS SU MISIÓN PARA NOSOTROS.

Es fácil ver la misión general de Dios. ¿Pero cuál es su tarea para nosotros?