Summary: Un religioso, llamado Nicodemo, se acerca a Jesús para conocerle más y hacerle una serie de preguntas y Cristo le muestra la supremacía del espíritu sobre el alma

Vida en el Espíritu

TEXTO: Juan 3: 1-8

INTRODUCCIÓN: Un religioso, llamado Nicodemo, se acerca a Jesús para conocerle más y hacerle una serie de preguntas.

El día anterior Jesús había limpiado el templo y arrojado a todos los mercaderes que habían convertido la casa de Dios en un simple mercado. Esto provocó un gran revuelo y alboroto en Jerusalén. La sociedad había sido sacudida de su rutina mercantil-religiosa. La autoridad religiosa, también, había sido cuestionada por su permisividad y poco celo ante las cosas de Dios.

La gente se preguntaba quién sería este joven galileo que se levantaba como un profeta de Dios. Los religiosos se preguntaban si este Jesús vendría enviado por Dios o por el contrario era un lunático más que clamaba tener algún tipo de revelación divina.

Nicodemo, uno de los principales de los judíos, se acerca a Jesús en medio de la noche para saber algo más de este personaje emergente.

Unos dicen que fue al encuentro de Jesús por propia iniciativa y otros dicen que fue enviado por el sanedrín para recabar información. Cualquiera que haya sido su motivación no es el objeto del estudio de esta semana sino más bien, lo que nos centra es ver cómo se acercó a Jesús y qué fue lo que Cristo le estaba intentando explicar acerca del Reino de Dios.

1.- UN RELIGIOSO SE ACERCA A JESÚS.

Creo sinceramente que Nicodemos era una buena persona que tenía buenas y nobles intenciones al acercarse a Cristo. También creo que buscó a Jesús por iniciativa propia sin que nadie lo obligara o alguien lo hubiera enviado, no obstante, sus buenas intenciones no lo libraban de que fuera víctima de su propia religiosidad. ¿Por qué digo esto? Por la manera en acercarse a Jesús:

- Lo hizo de noche, es decir, rodeado de tinieblas huyendo de la gente y del que dirán.

- Lo hizo de una forma desordenada y a destiempo. No es normal, ni aquí ni en China, que alguien te busque a medianoche siendo el que te busca alguien de renombre.

- Lo hizo con temor del que dirán y de lo que le podría costar dicho encuentro.

- Lo hizo razonando y cuestionando las palabras de Cristo.

- Lo hizo mirando sólo las cosas externas como era el poder de Dios y las señales sin profundizar en el Espíritu.

2.- CRISTO LO ENFOCA DE UNA MANERA DIFERENTE.

Cristo le dice a Nicodemo para ver el reino de Dios hay que nacer de nuevo, y continúa explicándole que nacer de nuevo significa nacer del espíritu y no del alma o de la carne. Jesús le dice que es necesario al hombre nacer del Espíritu y de agua introducirse en el Reino.

Es el Espíritu el que redarguye nuestro corazón de pecador y nos convence de todo juicio, justicia y pecado para llevarnos al arrepentimiento y es también, por medio del oír de la Palabra que el pecador comienza a tener fe en Dios y las puertas de los cielos se abren ante el recibiendo gracia y perdón de sus pecados. Así que vemos que necesitamos que el Espíritu sople sobre cada palabra de Dios que hemos oído para que nuestras vidas sean transformadas.

Sin el agua de la palabra (evangelio) no puede haber salvación y es el poder del Espíritu que lo hace una realidad en nosotros. Por eso Cristo dijo que es necesario nacer de agua ( Palabra de Dios) y del espíritu (Espíritu Santo). Ef. 5:26 y Tito 3:5.

Cristo le siguió enseñando que el espíritu sopla y nadie sabe ni a donde va ni de donde viene y que así son los hijos de Dios.

Cristo le estaba diciendo en otras palabras que las cosas de Dios y del Espíritu no se pueden controlar, que nadie sabe de donde vienen ni a donde se dirigen, que no podemos encajonar a Dios con nuestra teología, con nuestros razonamientos y que el alma ( sentimientos, intelecto y voluntad) no se pueden enseñorear de Dios sino que es el Espíritu el que debe enseñoearse de nuestras vidas y saber a donde vamos y de donde venimos.

Me imagino a Cristo diciéndole a Nicodemo tu vienes a mí con tus temores, con tu religiosidad, en la oscuridad de la noche, con tus razonamientos cuestionándolo todo pero debes entender que no es tu religión la que te va introducir en el reino de los cielos ni tampoco tu teología ni mucho menos tus razonamientos carnales.

Nicodemo sólo hablaba del alma y con el alma, es decir, con sus emociones, con sus sentimientos, con intelecto religiosos y con una voluntad débil debido al temor del qué dirán. Sin embargo Cristo le estba hablando del espíritu.

Cada día tenemos que renacer de nuevo en el Espíritu y en la Palabra de Dios. Muchas veces nos dejamos llevar por vientos de las circunstancias y las palabras de nuestra alma, por eso a cada instante, en cada decisión y en cada situación hay que preguntar

- ¿qué es lo que dice el Espíritu?,

- ¿qué es lo que dice la Escritura?

- ¿a quién debo creer?

- ¿a quién debo seguir?

- ¿a qué viento debo extender la vela de mi vida? ¿al del mundo, a las circunstancias o al del Espíritu de Dios y Su Palabra?

3.- LA SUPREMACÍA DEL ESPÍRITU SOBRE EL ALMA.

Debemos entender que el Espíritu Santo se ha levantado para quebrantar y humillar el alma. El Espíritu Santo viene para hacernos renacer a una vida sobrenatural conectada con las cosas del cielo y no con las del mundo.

Ahora cuando miramos al mundo vemos que el hombre natural no ve, no entiende, no percibe que está engañado, vive en la ilusión vana de los deseos de los ojos, se mueve en la vanagloria de la vida, en los deleites de la carne pone su corazón, se ha acostumbrado a vivir en la oscuridad del pecado, no es consciente de su situación espiritual caída, vacía y desordenada, no llega a vislumbrar el abismo que tiene bajo sus pies ni logra sospechar al destino de perdición eterna al cual se dirige.

El mundo está envuelto, vestido de tinieblas que no les permite ver su estado presente y mucho menos su futuro. Las vidas de millones son absorbidas por el abismo infernal que representa una muerte eterna sin Cristo.

Las tinieblas son la puerta de entrada al abismo, el pecado envuelve los ojos de la humanidad para cegarlos y los demonios se aseguran que todos lleguen a su destino abismal. Tanto el hombre natural que no ha nacido de nuevo como el cristiano carnal vive sumido en 4 áreas.

- En un vacío. A alguien que vive de esta manera significa que nada le llena. No le llenan las reuniones, lee la Biblia y se duermes, el trabajo no lo disfruta, su familia no le llena ni tampoco su matrimonio…vive en un constante vacío por una falta de vida espiritual fuerte y abundante.

- En un desorden. A alguien que vive de esta manera significa que nada le sale bien. Intenta alcanzar metas y no las logra. Intenta estudiar y no puede estudiar bien porque vive en desorden. Intenta tener éxito en las cosas de Dios pero obtiene solo fracasos porque no sigue el orden de Dios.

- En tinieblas. A alguien que vive de esta manera significa que nada se le revela. Necesitamos una intimada espiritual con Dios para poder escuchar su voz. Abandonar toda carnalidad, vivir para Dios en santidad y habitar en su presencia por medio de una vida en el Espíritu diaria.

- En un abismo. A alguien que vive de esta manera significa que nada le espera. Vive sobre un fundamento falso, hueco, aparente y su destino es un final estéril y sin fruto.

Ante estas cosas un vida en el espíritu provocará que vivamos:

- En llenura. A alguien que vive de esta manera significa que todo le llena.

- En orden. A alguien que vive de esta manera significa que nada le sale bien porque sigue el orden de Dios.

- En revelación. A alguien que vive de esta manera significa que todo se le revela.

- En la Roca. A alguien que vive de esta manera significa que todo nos espera, es decir, un buen final y destino porque estamos sobre la Roca.

4.- CONCLUSION.- SALGAMOS DE LA NICHE DE NICODEMO.

Dios ha venido este domingo para sacarnos de la noche y de la oscuridad

- de la religiosidad

- del temor al que dirán

- de los razonamientos carnales

- de querer controlar todo

Dios ha venido para hacernos entrar en el Reino del Espíritu donde podamos tener un encuentro con Cristo, no en la noche sino a la luz de la magnifica gloria de su presencia. Dios quiere que hacernos renacer del Espíritu para que vivamos la plenitud del Reino de los Cielos.

El Espíritu Santo nos quiere introducir en la vida del reino de Dios no de una manera puntual sino continua y progresiva.

El Espíritu Santo quiere formar la vida de Cristo en nuestro corazón y para ello es necesario que nazcamos de nuevo en el Espíritu no solo para conversión sino para una vida abundante diaria.