Summary: Un relato modernizado de la historia de Zaqueo

La Historia de Zaqui

Lucas 19:1-10

Zacarías (Zaqui para sus amigos) parecía tenerlo todo. Tenía un departamento hermoso con un auto deportivo en la puerta. Tenía un cómodo puesto en el gobierno, ganando muy buen dinero. Algunos insinuaban que el puesto era demasiado cómodo y el dinero era demasiado bueno. No veían como uno podría llevar semejante vida con el sueldo de un empleado público. Y parecía que los cosas se resolvían muy rápidamente para los amigos de Zaqui (y tenía muchos "amigos"). Se decía que un poco de dinero lograba mucho con Zaqui. Pero Zaqui insistía que sólo hacía su trabajo.

Lamentablemente, los miembros de la iglesia donde iba Zaqui no lo veía así. La última vez que asistió, le hacían sentir bien incómodo. El predicador hizo que cantaran "Tal Como Soy" 12 veces mientras todos miraban a Zaqui. Apenas se terminó la canción, Zaqui salió corriendo.

Desde entonces, Zaqui se quedaba en casa y veía a su predicador preferido en la televisión.

Un día Zaqui se enteró de que el predicador de la tele venía a su ciudad. Zaqui tenía que ir a verlo. Cuando llegó al aeropuerto, había tanta gente que Zaqui no podía verlo. Zaqui decidió esperar afuera. Trepó un basurero para ver mejor.

Cuando el predicador salió, le miró a Zaqui y dijo, "Eh, Zaqui. Bájate de ahí. Tú y yo vamos a comer juntos." ¿Entendió bien Zaqui? ¿El predicador hablaba con él? ¡SI!

Ver a este hombre en la televisión era una cosa... pasar tiempo con él era otra. Antes de que terminaran de comer, Zaqui había prometido cambiar su vida y entregarla a Dios.

Bien, se habrán dado cuenta de que la historia de Zaqui es un relato moderno de la historia de Zaqueo. Ahora vamos a leer la historia original:

Lucas 19:1 Jesús entró en Jericó y comenzó a atravesar la ciudad. 2 Vivía allí un hombre rico llamado Zaqueo, jefe de los que cobraban impuestos para Roma. 3 Este quería conocer a Jesús, pero no conseguía verlo porque había mucha gente y Zaqueo era pequeño de estatura. 4 Por eso corrió adelante y, para alcanzar a verlo, se subió a un árbol cerca de donde Jesús tenía que pasar. 5 Cuando Jesús pasaba por allí, miró hacia arriba y le dijo: —Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que quedarme en tu casa. 6 Zaqueo bajó aprisa, y con gusto recibió a Jesús. 7 Al ver esto, todos comenzaron a criticar a Jesús, diciendo que había ido a quedarse en la casa de un pecador. 8 Zaqueo se levantó entonces y le dijo al Señor: —Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo; y si le he robado algo a alguien, le devolveré cuatro veces más. 9 Jesús le dijo: —Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham. 10 Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido.

Tenemos que recordar que los cobradores de impuestos tenían muy mala fama. Primero, estos hombres colaboraban con el enemigo, ayudando a los romanos a continuar su ocupación de Judea.

Segundo, el sistema de impuestos se prestaba al abuso. Lo único que les importaba a los romanos era cobrar su dinero; si los cobradores ganaban demás, no les importaba nada. La corrupción era tan común que los arqueólogos han encontrado un monumento a un cobrador honesto. Los cobradores de impuestos no podían participar en la sinagoga y su testimonio no tenía validez en la corte. Eran marginados, "pecadores" en los ojos de la sociedad.

Zaqueo no era un cobrador de impuestos cualquier. Estaba a cargo de otros cobradores de impuestos. Reconocía que, aun si él no hubiera hecho nada incorrecto, era de suponer que alguien había sido robado bajo su autoridad.

Pero Jesús tenía la costumbre de ir a los que más le necesitaban. Si estuviera aquí hoy en día, creo que estaría trabajando con los drogadictos, las prostitutas y los alcohólicos.

También debemos tener en cuenta que recibir alguien en tu casa, sentarte en la mesa con ellos, era un acto con mucho significado en aquella cultura. Uno no solamente proveía sustento; estaba expresando apoyo para sus ideas y creando un lazo con esa persona. El hecho de que Jesús comió y bebió con pecadores era muy significativo. Y los que le rodeaban se daban cuenta. Pero Jesús nunca dejó que las críticas le impidieran hacer lo correcto.

Zaqueo, habiendo conocido a Jesús cara a cara, decide cambiar su vida. Lo primero que ofrece es regalar la mitad de su riqueza. Los rabinos aconsejaban no dar más del 20% de las posesiones, pero Zaqueo estaba dispuesto a ir más allá. Cuando la ley exigía que un hombre devolviera el doble de lo robado, Zaqueo ofreció dar cuatro veces más.

Fíjense como reacciona Jesús. Dice, "La salvación ha llegado a esta casa." ¿Cómo sabemos que Zaqueo se había arrepentido? Lo vemos en su vida.

Quiero hacer una pregunta que puede parecer fuera de lugar: ¿Por qué tenemos la historia de Zaqueo? Pregunto eso porque los evangelios no contienen todo lo que Jesús hizo. Las historias que tenemos tienen un propósito didáctico. Entonces, ¿qué aprendemos de la historia de Zaqueo?

1. Vemos una vez más que Jesús buscaba a los que habían sido rechazado por la sociedad. Buscaba los que estaban lejos de Dios y que la sociedad no permitía volver a Dios.

2. Vemos que algunos camellos pueden pasar por el ojo de una aguja. Es decir, algunos ricos pueden entrar en el reino. Si uno no ha estado estudiando el evangelio de Lucas, quizás diga: "Por supuesto que pueden entrar en el reino." Pero los estudiantes de Lucas recordarán las palabras de Jesús en el capítulo 6: "Ay de ustedes, los ricos." Recordarán la parábola del Rico Necio (Lucas 12) y del Rico y Lázaro (Lucas 16). Y recordarán las palabras que vimos en la última lección: "¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios! 25 Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de Dios." (Lucas 18:24-25). La historia de Zaqueo enfatiza lo que Jesús enseño en el capítulo 18: lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. Los ricos pueden salvarse.

3. Aprendemos el significado de "frutos digno del arrepentimiento." Juan el Bautista dijo a sus oyentes que necesitaban mostrar frutos dignos del arrepentimiento. Cuando le pidieron detalles, Juan habló de compartir con los pobres y de que los cobradores de impuestos no debían cobrar más de lo debido. Zaqueo personificaba las palabras de Juan.

4. Escuchamos un resumen de la misión de Jesús. Jesús vino para buscar y salvar lo que se había perdido. No esperar que los perdidos lo busquen a El. Jesús vino para BUSCAR.

Llegó el momento de mirar el espejo. Cuando leo la historia de Zaqueo, tengo que hacerme algunas preguntas:

1. ¿Estoy buscando a los que más lo necesitan?

A mí me gustan los convertidos bien bañados, bien vestidos y con buen comportamiento. Quiero que se ven como nosotros y que se porten como nosotros. Pero eso no es el ejemplo que nos dejó Jesús.

2. ¿Qué estoy haciendo para compartir mis bienes materiales?

Zaqueo hubiera podido decir: "Mi sinagoga ayuda a los pobres. Con tal que done dinero a la singoga, estoy ayudando a los pobres." Pero sintió una responsabilidad personal de ayudar a los menos afortunados. Debemos hacer lo mismo. Debemos salir y buscar a los que necesitan nuestra ayuda, no esperar a que vengan a nosotros.

3. ¿Qué estoy haciendo para compartir la salvación que he recibido?

No basta con compartir nuestros bienes. Podemos llenar estómagos y vestir el cuerpo y dejar a las almas desnudas y desnutridas. Tenemos que seguir el ejemplo de Jesús y buscar a los perdidos. Necesitan lo que nosotros tenemos.

Al ver a Zaqui y a Zaqueo, veamos a nosotros mismos. Muchos de nosotros, tal como Zaqueo, nos encontramos trepados en un árbol. Bajémonos y aceptemos la invitación del Señor.