Summary: Las cosas que se aprenden al sentarse a la mesa con jesús

En la mesa con Jesús

Lucas 14:1-24

Intro. ¿Te gusta ir a fiestas? ¿A qué vas a una comida especial o una celebración? Bueno, vas a comer, platicar y pasarla bien. ¿Qué pensarías si te dijera que puedes ir a una recepción, a una comida a aprender? Pues hoy les quiero invitar a una comida muy especial. Les invito a ir a una fiesta con Jesús. Es más, les invito a sentarse a la mesa con Jesús y verán cuánto aprendemos por haber estado a la mesa con Jesús.

Lucas 14, se desarrolla en el contexto de una comida. Y al estar en la Mesa con Jesús aprendemos tres cosas muy importantes para nuestra vida.

1.A Dios le agrada que seas misericordioso vv. 1-6

1.En los primeros seis versículos de este capítulo se nos narra que Jesús fue invitado a comer a casa de un fariseo importante. Nos dice la Biblia que era día de reposo. Era un día en que debía haber descanso de las actividades laborales. Pero, recordemos, que los fariseos habían inventado reglas humanas para evitar que la gente transgrediera el descanso del día de reposo. Así que los demás invitados fariseos estaban muy pendientes de Jesús para ver si cometía alguna falta de acuerdo con sus leyes humanas. (le acechaban).

2.Al llegar a la mesa estaba delante de él un hombre enfermo. Tenía hidropesía. Por mal funcionamiento de su organismo retenía líquidos, así que debía estar hinchadísimo. Allí Jesús estaba en la encrucijada Había un hombre que necesitaba de su ayuda y por otro lado estaban sus detractores esperando que diera un paso en falso. Jesús valorando la situación, les pregunta: v. 3 “Es lícito sanar en el día de reposo?” Según las leyes humanas de los fariseos, la respuesta era no. No era lícito hacerlo. Pero ellos se quedaron calladitos, esperando cuál fieras el momento de saltar encima. Jesús sanó al hombre y le despidió. Y antes de que los fariseos pudieran decir algo los confrontó con sus propias consciencias, mostrándoles las inconsistencias de sus normas humanas: v. 5 “¿Quién de vosotros, si su asno o buey cae en algún pozo, no le sacará inmediatamente, aunque sea día de reposo?” Nadie pudo responderle porque sabían que ellos si hubieran sacado a su buey del pozo aunque no fuera día de reposo. Cuánto más debían tener misericordia de este ser humano.

3.¿Por qué se arriesgó Jesús delante de sus enemigos que estaban esperando el más mínimo paso en falso para atacar? Después de todo, el enfermo no pidió ser sanado. Lo hizo porque es misericordioso. Esta es primera lección que aprendemos en la mesa con Jesús: “A Dios le agrada que seas misericordioso”

4.A Dios le agrada que hagas el bien a los que necesitan de tu ayuda, aun sacrificando tu comodidad y tus deseos. Exactamente eso hizo Jesús por ti y por mí, y él quiere que hagamos nosotros lo mismo.

5.Ilustra: La gatita. Pequeñita, desprotegida… Aun yo que no soy afecto a los animales al verla tan necesitada, me da compasión. Un gatito indefenso puede movernos a la misericordia, pero que tal si fuera un animal feo, como una zarigüeya. Pues sabes, yo era por mí pecado como una zarigüeya y Jesús tuvo misericordia de mí. Por eso decimos que debemos ser misericordiosos con los que nos rodean porque “A Dios le agrada que seas misericordioso”.

II.A Dios le agrada que seas humilde vv. 7-11

1.La segunda enseñanza que aprendemos en la mesa con Jesús la encontramos de los versículos 7-11. Jesús observó que (v.7) “escogían los primeros asientos a la mesa” y les dio esta enseñanza: (8-10) Cuando te inviten a una boda no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por el anfitrión y te pidan que te retires del lugar. Al contrario, siéntate en el último lugar y cuando venga el anfitrión te invitará a ir a un lugar de honor.

2.¿Te ha ocurrido algo parecido? Ilustra: No exactamente ese mismo caso, pero recuerdo en una ocasión en que iban a dar un premio académico y estaba casi seguro que yo me lo ganaría. Cuando la persona empezó a describir el premio y él merito del que lo había llevado, yo estaba seguro que dirían mi nombre al final de tantas alabanzas. Cuando me di cuenta que ya estaban a punto de decir el nombre, comencé a tomar impulso para levantarme en medio de una gran ovación. Pero al final de cuentas, otro nombre salió de los labios del maestro de ceremonias. Entonces, se hizo una realidad la verdad espiritual detrás de estas indicaciones de Jesús: (v.11) “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido”.

3.Esta es nuestra segunda lección en la mesa con Jesús: “A Dios le agrada que seas humilde”. La Biblia dice: “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. También dice: “Dios exalta a los humildes, y a los altivos mira de lejos”.

4.Jesús nos dio ejemplo de humildad. Siendo Dios se hizo hombre y cómo hombre estuvo dispuesto a la muerte más humillante: la crucifixión. Lavó los pies de sus discípulos que horas después lo negaron y se avergonzaron de él. Jesús nos dice entonces que tú y yo debemos ser humildes.

5.Nos metemos en tantos problemas por nuestro orgullo, nuestra soberbia, nuestra altivez. Despedazamos relaciones importantes sólo por no querer doblegar nuestro orgullo. Pero la Biblia nos enseña que los que al final de cuentas disfrutan las bendiciones de Dios son los humildes. Los que están dispuestos a humillarse delante de Dios. Mientras más te humilles por la gloria de Dios, más exaltado serás.

6.Jesús nos enseña esta noche que “A Dios le agrada que seas humilde”.

III. A Dios le agrada que seas generoso. Vv.12-14

1.La tercera enseñanza en la mesa con Jesús, la encontramos en los versículos 12 al 14. Jesús se dirige al anfitrión de aquella reunión y le dice: (v.12) “Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar y seas recompensado.

2.Jesús está diciendo algo muy interesante. Algo que va en contra de nuestras tendencias. Cuando queremos hacer una fiesta pensamos en personas que nos agradan y quizá en personas que nos han invitado antes o que quisiéramos que nos invitaran alguna vez.

3.Jesús dice en el versículo 13: “Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos y serás bienaventurado porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos”

4.la tercera enseñanza que aprendemos al estar en la mesa con Jesús es que “A Dios le agrada que seas generoso”. Somos generosos cuando damos a los demás de lo nuestros sin esperar nada a cambio. Jesús no está diciendo que no invites a tus familiares a comer, sino que seas generoso. Es decir, que des a los demás sin esperar nada a cambio. Como Dios lo ha hecho con nosotros.

5.Nosotros somos los mancos, los cojos, los ciegos, los pobres, que no tenemos con qué pagarle a Dios lo que ha hecho por nosotros. El ha sido generoso con nosotros. Nosotros también debemos serlo con los demás porque “A Dios le agrada que seas generoso”.

6.Se generoso, da sin esperar nada a cambio, porque “A Dios le agrada que seas generoso”

Conclusión: Hemos estado en la mesa con Jesús. Cuántas cosas hemos aprendido de él. Hemos aprendido que a Dios le agrada que seamos misericordiosos, humildes y generosos. Podemos levantarnos de la mesa animados porque él nos ha invitado a estar en su mesa y nos envía ahora a practicar lo que hemos aprendido con nuestras familias, en la escuela, en nuestras relaciones, en nuestro centro laboral, en la cancha de juego, en la iglesia. Nuestro modelo y maestro es Jesús y su gracia nos habilita para ser cada día más y más como él para la gloria de nuestro Dios.