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Summary: Dios llama a su reino a personas insospechadas.

En esta época vemos de todo en el ambiente y la sociedad: Luces, música, cantos, risas, regalos, alegría. También escuchamos muchas historias y cuentos relacionados con la época. El mundo trata de inventar historias que den color a esta época: Historias como “El Osito que salvó la navidad” (porque alguien se había robado los regalos y él los encontró). O “Elmo salva la Navidad” (Porque una familia pobre no tenía Árbol y Elmo se los consiguió) o bien la historia de un hombre barbado que la noche de navidad viene desde el polo y bajando por la chimenea nos deja regalos.

Todas estas historias y otras semejantes, son un intento del mundo de suplir la falta de color que esta época del año tiene si no entiendes y recibes la historia verdadera de la Navidad.

Porque la historia verdadera de la navidad no necesita que le imprimamos brillo adicional porque es gloriosa, pues la verdad es gloriosa.

Como cristianos sabemos quién es la gloria de la navidad. Sabemos que Jesús es la gloria de la navidad y su historia da color y luz en verdad a nuestras vidas.

Todo este mes hemos estado repasando la historia gloriosa de la navidad desde diferentes ángulos y personajes. Ya hablamos de los ángeles, de los pastores, de José y María y hoy nos corresponde hablar de unos personajes enigmáticos que encuentran su única mención en el evangelio de Mateo en el capítulo 2:1-12. Me refiero a los sabios de Oriente.

Mateo 2:1-2 dice: Después de que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente. —¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? —preguntaron—. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo.

Nuestra historia tiene una nos ubica en el espacio y en el tiempo y nos dice que esto aconteció después del nacimiento de Jesús, en el tiempo del rey Herodes y en la ciudad de Jerusalén, capital del reino de los judíos.

Sucedió que llegaron a Jerusalén unos “sabios procedentes del oriente”. Estos son los personajes enigmáticos a los que nos referíamos.

Por todas las ilustraciones y representaciones que hemos visto se nos hacen muy familiares y como que encajan en el cuadro, pero la verdad es que en el relato bíblico tienen un efecto opuesto. La aparición de estas personas es de lo más extraño e inesperado.

¿Quiénes son estos hombres? Aquí es donde la tradición ha llenado el vacío informático con muchas ideas que no cuentan con precisión bíblica. Por ejemplo, hagamos un pequeño examen. De cuatro preguntas: ¿Cuántos eran estos hombres? ¿A qué se dedicaban? ¿Cuáles eran sus nombres? ¿En qué momento llegaron a conocer a Jesús?

¿Cuántos eran estos hombres? La respuesta es: simplemente no lo sabemos. La Biblia nos dice que había más de uno. Dice “unos sabios”. Pero no nos dice cuántos. Algunas personas piensan que hubo tres porque presentaron tres regalos. Otras tradiciones dicen que hubo dos, cuatro, incluso doce sabios.

¿A qué se dedicaban? Se identifican en la biblia como sabios, (la palabra griega es magai, como magos) una palabra que probablemente podríamos traducir como astrólogo, o alguien que estudia los astros, eran eruditos, estudiosos de los cuerpos celestes. Y su ciencia provenía del oriente, quizá Persia o Arabia. Algo nos queda bien claro. No eran reyes, como se les conoce tradicionalmente, tampoco eran judíos. Eran personas de otras naciones o culturas diferente a los judíos, es decir, en términos bíblicos, eran gentiles.

¿Cuáles son sus nombres? Aunque quizá con mucha seguridad estés respondiendo: Melchor, Gaspar y Baltazar, la respuesta bíblica es que no lo sabemos. La Escritura no nos provee esa información. Ni siquiera que eran tres.

¿En qué momento llegaron a conocer a Jesús? Quizá guiándonos por las ilustraciones del nacimiento podamos estar pensando que fue la misma noche del nacimiento porque los encontramos allá junto al pesebre y acompañando a los pastores. Pero el relato bíblico coloca esta historia tiempo después de la natividad. Ya habían pasado días o semanas del nacimiento cuando tuvieron ese encuentro con Jesús.

¿Cómo te fue en este examen? Sea como sea, lo que no debemos perder de vista es que estos hombres eran unos estudiosos, eruditos, científicos que provenían de otras naciones, que no eran judíos o que no vivían bajo las creencias del Antiguo Testamento y, sin embargo, llegan a Jerusalén con una pregunta inquietante, la cual les había hecho viajar muchos kilómetros desde oriente para encontrar la respuesta. Su pregunta era: ¿Dónde ha nacido el rey de los judíos?

Habían llegado a Jerusalén buscando respuesta a su interrogante y por eso se habían dirigido a Jerusalén, la capital del pueblo judío. Y tenían un propósito muy bien definido: Hemos seguido su estrella y hemos venido a adorarlo. Esto es increíble. Estos hombres no judíos habían viajado desde muy lejos y venían con un simple pero firme propósito: hemos venido a adorarlo.

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