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Summary: En el Señor estamos completos, El nos llama santos porque para El sus hijos son santos.

INTRODUCCIÓN:

¿Te consideras santo?, ¿anhelas la santidad?, les tengo una noticia, ante los ojos de Dios somos santos. La parte que me falta de santidad la completa nuestro Señor Jesucristo, en El estamos completos. No importa cuan antiguo seas en el evangelio, todo lo que te falta lo completa El.

TEMA

No importa lo qué hayamos logrado y obtenido en la vida, si no tenemos la santidad de Dios, nos hemos perdido de lo fundamental.

Todos sabemos cuál es el principal mandamiento (Marcos 12:30) y conocemos el segundo gran mandamiento en la escala de importancia. (Marcos 12:31)

Pero hay un tercer elemento que es muy importante: “Sean ustedes santos, porque yo soy santo” (1ª Pedro 1:16)

Todos los temas de la iglesia son importantes: la alabanza, las misiones, la liberación, la oración, el ayuno, el estudio bíblico; pero “sin la santidad nadie podrá ver a Dios” (Hebreos 12:14) Si descuidamos esta dimensión de la vida cristiana, ninguna de las otras tiene valor.

Veamos ahora varias ampliaciones:

1. Somos santos, pero no lo somos plenamente:

La Biblia dice que ya somos santos en Cristo, pero también aclara que todavía no somos en su sentido pleno.

El significado de la palabra “santo” es simplemente “separado o apartado” para Dios. El cristiano es “santo” porque ya no es “hijo de Satanás”, sino hijo de Dios. Ha sido apartado del “mundo” para pertenecer al Reino de Dios.

Pero ser santo como Dios es santo, ya no habla de nuestra posición en Cristo; sino de nuestra calidad de vida. Una persona se puede considerar hijo de Dios, siguiendo un estilo de vida que está lejos de ser santo.

2. La santidad no es un evento, es un proceso:

La conversión u otra experiencia cristiana, no incluye la santificación como una obra terminada dejándolo totalmente libre de la experiencia del pecado.

La Biblia nos exhorta permanentemente a apartar de nuestra vida ciertas actitudes y prácticas negativas y a agregar las positivas. ( Efesios 4:31,32 )

3. La santidad no es para unos pocos:

A veces pensamos que la santidad es para personas cómo los apóstoles, y los hombres y mujeres que han sido considerados como tales, y con esa es nuestra disculpa.

La perfecta voluntad de Dios es que seamos santos. No importa cuánto éxito tengamos en la vida y en la iglesia, si perdemos éste aspecto, a los ojos de Dios, hemos fallado.

4. La santidad no tiene nada que ver con aislarse del mundo:

Así cómo el pecado tiene sus raíces profundas en la vida del hombre. ( Marcos 7:20-23) Así también la santidad se genera desde lo más profundo de nuestro ser.

Afecta nuestras actitudes y conducta, pero trasciende a ellas. En términos bíblicos tiene que ver con el corazón.

La santidad nada tiene que ver con las circunstancias que nos rodean. Una persona puede ser santa en el negocio, calle, o aula; pero a la vez puede ser un diablo en la casa.

CONCLUSIÓN: La santidad en nada se parece al termómetro. Porque el termómetro se somete al ambiente donde está colocado. Si hace calor sube; si hace frío baja.

Mas bien la santidad es parecida al termostato, porque éste afecta directamente el ambiente donde está. Si uno sube el termostato, la temperatura sube; y si lo baja, la temperatura baja.

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