Summary: Una niña preguntó a su mamá: "Mami, por qué cortas los extremos de la carne antes de cocerla? Ay, m’ija yo siempre lo he hecho así pero la razón la debe saber tu abuelita ve a preguntarle a ella...

¿Por qué celebramos la cena del Señor?

1 Cor 11:23-29

Una niña le preguntó a su mamá:

- Mami, ¿por qué le cortas los extremos al trozo de carne antes de cocerlo?

- Ay m’ija, siempre lo hemos hecho así, yo creo que es para que absorba mejor las especias y tenga más sabor, pero mejor pregúntale a tu abuelita, ella me lo enseñó.

- Abuelita, ¿por qué tu y mi mamá cortan los extremos al trozo de carne antes de cocinarlo?

- Ay m’ija, siempre lo hemos hecho así, yo creo que es para que la carne salga más suavecita, mejor pregúntale a la nana, ella me enseñó a hacerlo asi.

- Nana ¿por qué mi mamá, mi abuelita y tú cortan los extremos de la carne antes de cocerla?

- Para que quepa en la cacerola que tenemos es muy chica.

En nuestra vida y en la iglesia a veces hacemos cosas porque siempre se han hecho así, es decir por tradición, y podemos olvidar su verdadero propósito.

La comunión, ¿será una tradición o un mandamiento? ¿qué significa la eucaristía? ¿qué tan frecuente se debe celebrar?

En la Iglesia Dios con nosotros la celebramos un mes sí y otro no, el año pasado la celebrábamos cada mes, y este día, la mayoría de las iglesias celebra la cena del Señor.

Algunos hermanos piensan que no se debe celebrar tan frecuente para que no se haga rutina y pierda su significado; Carlos Wesley, el fundador de los Metodistas decía:

“Es un deber de todo cristiano recibir la cena del Señor lo más frecuente que pueda, es un deber porque es el último mandamiento del Señor antes de morir por nosotros”

La celebración de la cena del Señor es una gran oportunidad de anunciar el evangelio a los amigos que nos visitan.

1 Cor 11:26 “cada vez que coman este pan y beban de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que el venga”

El gran evangelista Robert Tinsky, era judío antes de ser cristiano, no estaba satisfecho espiritualmente con el judaísmo, un día decidió visitar una iglesia cristiana, estaban celebrando la eucaristía.

¿Qué es esto? Preguntó a un joven que estaba sentado junto a él, le explicaron el significado del pan y del vino, que es la esencia del evangelio, se maravilló tanto de saber del amor de Dios a tal grado de dar a su Hijo unigénito para salvar a la humanidad, y de la sabiduría del mandamiento de tal celebración, en ese culto Robert Tinsky recibió a Jesús como el Mesías y hoy es un predicador entre los judíos.

Nosotros celebramos este sacramento con el Señor Jesucristo muerto y resucitado que nos dice: “tomad, comed esto es mi cuerpo que por vosotros es entregado, esta copa es la sangre derramada por vosotros”

Algunas iglesias evangélicas empiezan a usar vino de consagrar, y hostias que compran en tiendas católicas, déjenme decirles algo acerca de los elementos que usamos como símbolos del cuerpo y de la sangre de Jesucristo, es decir el pan y el vino.

No usamos vino porque no es apropiado, usamos jugo de uva puro. ¿Por qué no es apropiado el vino? Porque el vino es jugo de uva fermentado, a través de bacterias que lo descomponen y se produce alcohol, es jugo de uva, podrido, en cambio el jugo de uva puro y fresco representa más adecuadamente la sangre del Señor.

En cuanto al pan, en el Antiguo Testamento se usaba pan ácimo, o sea sin levadura, y ese fue el pan que usó Jesucristo, porque la levadura simboliza maldad “un poco de levadura leuda toda la masa”

Pero la pregunta más importante es: para qué celebramos la cena del Señor?

I. PARA RECORDAR A JESUCRISTO

II. PARA REGOCIJARNOS

III. PARA ARREPENTIRNOS

IV. PARA RECONCILIARNOS

I. PARA RECORDAR

1 Cor 11:23-25 “El Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: “Este pan es mi cuerpo, que por ustedes entrego; hagan esto en memoria de mí” De la misma manera, después de cenar, tomó la copa y dijo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan esto, cada vez que beban de ella, en memoria de mí”

Jesucristo estaba celebrado la pascua tal y como fue instituida en Ex. 12 para recordar la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto. La celebración incluía:

1. Un cordero sin defecto.

1 Cor 5:7 “Desháganse de la vieja levadura para que sean masa nueva, panes sin levadura, como lo son en realidad. Porque Cristo, nuestro Cordero pascual, ya ha sido sacrificado.

2. Pan sin levadura.

Ex. 12:17 Celebrarán la fiesta de los Panes sin levadura, porque fue ese día cuando los saqué de Egipto.

Ex 12:20 No coman nada que tenga levadura. Dondequiera que vivan ustedes, comerán pan sin levadura.

La Cena del Señor es un sacramento instituido por el Señor Jesucristo para recordarlo con gratitud por habernos rescatado de la muerte eterna.

En la guerra de Vietnam un teniente fue enviado con un pelotón de puros soldados nuevos, durante seis meses le fue muy bien, evitó varias emboscadas, pero un día estaban desayunando cuando de repente empezó un violento ataque enemigo, el teniente logró cargar un soldado herido fuera del peligro pero a él lo alcanzó una bala y media hora después murió. El soldado herido regresó a EU y se restableció. El ejército organizó una cena en honor a ese teniente por haber sido un héroe, y por supuesto que el soldado salvado fue invitado, lo mismo que los padres del teniente.

En la cena, el soldado sobreviviente se emborrachó y estaba muy grosero y no mostró ninguna gratitud al teniente que por salvarlo puso su propia vida. Los padres del héroe dijeron llorando:

“y pensar que nuestro amado hijo dio su vida por esta persona tan ingrata como esta “

El día de hoy estamos aquí para recordar con mucha gratitud al Señor Jesucristo que el puso su vida para rescatarnos de la condenación y darnos vida eterna.

II. PARA REGOCIJARNOS

de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que él venga

Proclamamos la muerte del Señor, y lo hacemos con gran gozo porque es nuestra esperanza, nuestro amor y nuestra salvación.

Pero este sacramento no solo mira al pasado sino también al futuro, y lo seguiremos celebrando aquí hasta que él venga por segunda vez, y después la celebraremos en la patria celestial, cuando le veremos cara a cara, y ya haya terminado toda prueba, y haya el enjugado toda lágrima de nuestros ojos y estemos en el gozo del Señor.

Max Lucado en su libro “séis horas un Viernes” cuenta que un misionero en la selva del Amazonas encontró un pequeño poblado a la orilla de un rio que se estaba muriendo por una enfermedad, no lejos al otro lado del río había un hospital donde los enfermos se salvarían de morir.

Los aldeanos no querían cruzar el rio porque creían que allí vivían espíritus malignos y les tenían miedo, el misionero los llevó a la orilla del río y les dijo: “yo acabo de cruzar el río y mírenme, no me morí” y como no se convencieron entonces metió la mano en el río ¿ya ven? No pasa nada, pero ellos seguían con miedo, luego el misionero se metió al río hasta la cintura y se echó agua en la cara, anímense no hace ningún daño, pero ellos seguían sin convencerse; entonces el misionero se fue nadando bajo el agua, hasta que cruzó el río ante su vista, entonces los indios dieron gritos de júbilo y cruzaron el río y fueron curados en el hospital.

Jesucristo enseñó que los creyentes tienen vida eterna y que al cruzar el río de la muerte no deberían tener ningún miedo, tocó a un joven muerto y le dio vida, ordenó a una niña muerta que resucitara, ordenó a Lázaro a volver a la vida después de cuatro días de muerto pero los creyentes no creían que tenían la victoria sobre la muerte, hasta que él se hundió en las aguas de la muerte por tres días y resucitó victorioso entonces por eso ahora celebramos junto con Jesucristo este sacramente con mucho júbilo y seguiremos hasta que el regrese.

III. PARA ARREPENTIRNOS

1 COR 11:27-28 Por lo tanto, cualquiera que coma el pan o beba de la copa del Señor de manera indigna, será cujlpable de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor. Así que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa.

Celebrar este sacramento es una oportunidad de examinarnos a nosotros mismos con el ministerio del Espíritu Santo. Si El nos redarguye de pecado, si nuestra vida no es en estos momentos digna del cuerpo y de la sangre de Cristo, podemos arrepentirnos, recibir el perdón y así celebrar la Cena limpios de pecado.

En 1818 una de cada seis mujeres que parían morían aunque estuvieran en hospitales. El doctor Ignaz Semmelweis Tenía otra estadística muy diferente se morían una de cada cincuenta ¿Cuál era la razón? Se lavaba las manos muy bien antes de pasar de una paciente a otra ¿por qué las mujeres atendidas por doctores se morían de “fiebre posparto? Por infecciones causadas por las manos sucias; así de simple.

Este sacramento nos da la oportunidad de arrepentirnos y limpiar nuestra alma de todo pecado y de toda maldad con la sangre de Jesucristo.

IV PARA RECONCILIARNOS

1 Cor 11:29 Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo del Señor, como y bebe su propia condena.

Somos miembros de un solo cuerpo: La iglesia de Jesucristo. Si en estos momentos yo tengo resentimiento contra una sola persona aquí presente, más me vale perdonarla y amarla, para poder celebrar este sacramento para la gloria de Dios, aunque yo sea el pastor, ante la mesa del Señor todos somos iguales.

El Duque de Wellington, con ropa muy elegante se arrodilló para participar de la eucaristía, un hombre muy pobre se arrodilló junto a él, inmediatamente se notó una tensión en la congregación; alguien tocó el hombro del pobre y le dijo al oído, te arrodillaste junto al duque de Wellington, retírate de él; El duque se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y tomó al hombre de la mano y le dijo: “no te vayas a otro lugar, ante la mesa del Señor, todos somos iguales”