Summary: Centra y Renueva tu corazón en Dios

Camino Sinuoso

Intro: Estaba yo en la secundaria y era el tiempo de elegir un taller obligatorio. El taller que escogieras lo continuarías los tres años de secundaria. Por sugerencia insistente de mi mamá (más bien por coerción maternal) elegí el taller de taquimecanografía, al que sólo iban las chicas. Los varones iban a zapatería o a electrónica. Pero con unos cuantos varones más, acabé en el taller de mecanografía por tres años. Fue allí cuando tuve mi primera máquina de escribir. ¿Te acuerdas de ellas? Recuerdo cuando la usé por primera vez…estaba realmente emocionado. El tiempo pasó y más adelante en la Preparatoria me puse a la vanguardia con una máquina eléctrica. ¡Qué maravilla! Poder borrar tus errores con simplemente apretar una tecla. Claro que estaba el inconveniente que se acaba muy pronto la cinta y por supuesto, el corrector.

Fue hasta el primer año de la carrera universitaria cuando estuve frente a frente con una computadora personal. Antes sólo las había visto en las películas y centros comerciales muy prestigiosos. Y con mucho esfuerzo pude comprar mi primera computadora. Tenía 250 kb de memoria ram. No tenía disco duro y sólo tenía dos drives para discos flexibles de aquellos grandotes. Tenía de aquellos monitores monocromáticos color verde. Estaba yo admirado de todo lo que ahora podía hacer con mi computadora y mi impresora de matriz…aquellas que hacen ruidito chistoso al imprimir. Eso fue en 1986…Desde entonces hasta la fecha…es increíble todo lo que existe en términos de electrónica y computación…y es que no tengo lo último en tecnología. No termina de asombrarme y a veces nos preguntamos hasta donde va a parar esto.

La tecnología avanza a un paso vertiginoso. En el lapso de nuestras cortas vida hemos sido testigos de cambios y avances tecnológicos increíbles…y es que no vivimos en un país altamente tecnificado. Pero los avances tecnológicos impactan todas las áreas de la vida humana.

¿Te acuerdas cuando veías televisión en blanco y negro y tenías que pararte para cambiar el canal? Ahora la claridad de la imagen y el sonido son impresionantes y con sólo apretar un botón tienes el control del aparato.

¿Te acuerdas de los cassettes y los extintos Long play? Que fueron desplazados por su majestad el CD y luego vino el DVD que ya está pasando de moda.

¿Te acuerdas la primera vez que viste un teléfono celular? La primera vez que vi uno quedé maravillado pero era todo un ladrillo y tenía una antena larguísima. Ahora un celular puede caber en cualquier lado y puede hacer casi cualquier cosa.

¿Te acuerdas cuando escribías cartas y las enviabas por correo y esperabas semanas antes de saber la respuesta de tus destinatarios? Luego, llegó el fax y aceleró un poco las cosas, sobretodo en el mundo comercial. Pero ahora basta enviar un correo electrónico y en segundos puedes tener una respuesta. Ni se diga de los mensajes instantáneos, el Chat y el Internet que ha dado un giro a la comunicación humana y ha acercado a las personas. Puedes tener comunicación instantánea de bajo costo con personas en prácticamente todo el mundo.

Lo impresionante de todo esto es que hemos visto pasar frente a nuestros ojos todos estos cambios en el lapso de nuestra vida y cuántas cosas más faltarán que presenciemos. La tecnología avanza a paso veloz, de tal manera que casi ni tenemos tiempo de pensar en lo bueno y en lo malo de ella, sino simplemente la vamos aceptando y disfrutando por la inercia de la vida moderna.

Quisiera sugerirles que vivir en este mundo tecnificado es como ir bajando por un camino sinuoso. Cuando vas bajando por un camino sinuoso tienes que ser muy cuidadoso. La velocidad aumenta por la bajada, la peligrosidad aumenta porque una curva viene después de la otra y se requiere mucha concentración, precaución y destreza al volante para respetar las señales porque si no, puedes acabar en el fondo del barranco.

Así también este mundo de rápidos cambios tecnológicos es un camino sinuoso, porque los cambios se dan tan rápidamente; no has acabado de digerir uno cuando viene el otro; casi no hay tiempo de pensar y reflexionar. Tienes que ser muy cuidadoso, concentrarte y afinar tus habilidades espirituales, respetar las señales que nos da la Palabra de Dios para no caer por el barranco de la tecnología mal usada, sino navegar por ella sacando el provecho que trae para la vida humana.

Ante este camino sinuoso, históricamente, los cristianos han tendido a tomar dos posturas extremas. Una es rechazar la tecnología como un producto de la cultura pecaminosa (o del mundo como dicen) y han llegado a satanizar algunas cosas. Algunos satanizan la televisión, el Internet, etc. porque los ven como instrumentos del diablo para dominar al mundo.

Otros cristianos, simplemente abrazan sin mayor reflexión los adelantes tecnológicos. Los ven como algo normal y sin ningún problema moral o espiritual.

Sin embargo, hay dos doctrinas bíblicas que deben ayudarnos en este punto. Una es la doctrina de la imagen de Dios en el ser humano y la otra es la doctrina del pecado.

La imagen de Dios

La Biblia enseña que el ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios. Esto quiere decir que el ser humano (varón y mujer) fueron hechos para reflejar, representar, emular a Dios en la tierra. Dios le dijo a su imagen (el ser humano) que se multiplicara y dominara la tierra. Los seres humanos somos emprendedores, queremos resolver problemas, mostramos creatividad, iniciativa proactividad, todo esto es porque somos imagen de Dios. Dios nos hizo así para poder administrar, dominar y hacer más productiva esta tierra. Así que esa tendencia humana hacia el avance y desarrollo tecnológico es el resultado de la imagen de Dios en el ser humano. En el mundo ideal, el desarrollo tecnológico demuestra simplemente que somos imagen de Dios como raza.

La doctrina del pecado

Pero la lamentablemente, Génesis 3 sucedió en la historia. Cuando el ser humano cayó en pecado las cosas cambiaron radicalmente. Cuando Adán y Eva se rebelaron contra Dios afectaron drásticamente lo que somos ahora. La imagen de Dios en nosotros quedó distorsionada por el pecado. Esa iniciativa, creatividad, productividad, inventiva ya no es usada con pureza. Ya no es usada siempre para fines puros y santos. Ya no siempre es usada para reflejar al glorioso Dios de quien somos imagen. Teniendo esto en cuenta, debemos ser cautelosos y reflexivos en el uso de la tecnología, porque si bien es un reflejo de la imagen de Dios en el ser humano, nunca olvidemos que esa imagen ha sido distorsionada por el pecado en la raza humana.

No debemos satanizar la tecnología a priori, pero tampoco debemos abrazarla ciegamente sin un consciente análisis a la luz de la Palabra de Dios. Debemos ser cuidadosos y selectivos, estar bien concentrados pues estamos andando por un camino sinuoso y podríamos irnos al barranco.

Debido al pecado, la tecnología es el contexto ideal para ser tentado de muchas maneras. Algunas de ellas, por ejemplo:

La Tecnología es el contexto para ser tentados a la soberbia. Ya que con sólo apretar un botón se logran muchas cosas, hemos perdido mucho el asombro y comenzamos a pensar que nosotros tenemos el control. Esto nos puede llevar a la incredulidad y la ingratitud. ¿Cuando fue la última vez que te maravillaste porque sanaste de una infección de garganta? Quizá ni fuiste al médico sino fuiste a la farmacia y compraste un antibiótico, y días después ya estabas como nuevo. Sabes que hace algunos años la gente se moría por una infección de garganta. Los avances en la medicina lo hacen más fácil hoy, pero no perdamos de vista que detrás de toda bendición está Dios…reconozcámoslo en todos nuestros caminos. No permitamos que el poder que nos da la tecnología nos engañe en pensar que no necesitamos a Dios y nos volvamos soberbios.

La Tecnología es el contexto para ser tentados a la impaciencia. La tecnología nos acostumbra a las cosas instantáneas…comunicación instantánea, comida instantánea, placer instantáneo. Aquellas cosas que duren más de unos cuantos segundos ya comienzan a impacientarnos. ¡Acaso no te impacientas cuando tu computadora tarda unos cuántos segundos más de lo que acostumbra! Dices: ¡Qué lenta está esta máquina! ¿Te acuerdas cuando lo hacías todo a mano? El problema es que nos acostumbramos a conseguir las cosas rápidamente, pero la Biblia nos enseña que no todo es instantáneo. Hay cosas para las cuales tenemos que tener paciencia, perseverancia, constancia y fortaleza. No todo se consigue apretando un botón. Sobre todo las cosas eternas, como el dominio propio y el carácter aprobado sólo se consiguen siendo perseverantes y constantes en la gracia de Dios.

La Tecnología es el contexto para ser tentados a tener amor a la comodidad. La tecnología hace nuestra vida más fácil, más cómoda, más placentera. Si tenemos calor, basta apretar un botón. Si tenemos hambre, basta apretar un botón, Si queremos llegar rápidamente, existen medios de transporte tecnificados para hacerlo cómodamente. En fin, nos acostumbramos a nuestra comodidad y amarla. Pero sabemos que la vida en Cristo a veces demandará que abandonemos nuestra comodidad con tal de servir a los demás, que sacrifiquemos nuestra comodidad por el Reino, que vayamos aunque haya mucho calor, aunque el viaje tarde mucho, aunque no hayan las comodidades de una casa tecnificada. El reino a veces demandará sacrificar nuestra vida cómoda. Así que aunque disfrutemos de la comodidad que brinda la tecnología, cuidemos que nuestro corazón no ame más la comodidad que a Dios.

La tecnología nos brinda mayor oportunidad y facilidad para pecar. Estás a un clic de imágenes que no debes ver. Estás a un clic de hacer citas con personas a las que no debes ver. Estás a un clic de leer información que contamina tu consciencia y fe. La tecnología facilita el pecado porque pone al alcance de nuestra mano información, comunicación, relaciones, comodidad, placer, etc. Nuestro corazón teniendo a su alcance muchas de estas cosas se ve tentado a pecar usando la tecnología.

En fin, la tecnología es el contexto en el que nuestro corazón puede pecar. El problema no es tanto la tecnología en sí, sino dónde ponemos nuestro corazón respecto a ella.

Por eso la única manera de salir adelante en este camino sinuoso de la tecnología es respetando la señales de la Palabra de Dios. Por eso centremos nuestro corazón en Dios y su Reino, no en este mundo. Aunque hayan tantos cambios a nuestro alrededor, tantas innovaciones, tantos avances tecnológicos, nuestro corazón debe estar centrado y renovado en Dios. Centra y Renueva tu Corazón en Dios.

En la epístola a los Romanos 12:-12 dice: Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Ciertamente la Escritura no nos habla de comunicación cibernética, de pantallas de plasma, de satélites y demás productos tecnológicos. Pero la Escritura sí nos dice cómo debemos vivir en cualquier época a la luz de la Obra de redención realizada por Jesucristo.

El apóstol comienza diciendo, “Os ruego por las misericordias de Dios”. De esas misericordias ha hablado en los 11 capítulos anteriores de la epístola. Dios al enviar a Jesucristo lidió con nuestro más grande problema…el pecado. La vida, obra, muerte, resurrección y ascensión de Jesucristo vino a cambiar el cosmos y nuestras vidas. Y todo esto fue por misericordia…por gracia.

En vista de estas misericordias, ¿Cómo debemos vivir ahora? ¿Cómo debemos vivir en este camino sinuoso? ¿Cómo debemos vivir en este camino de cambios rápidos?

La respuesta es Centra y Renueva tu Corazón en Dios.

1. Centrando nuestro corazón en Dios. (v.1)

En el versículo 1. El apóstol habla de presentarnos a Dios como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Usando el lenguaje del Antiguo Testamento y del sistema de sacrificios, ahora nos dice que no es un animal el que será presentado como sacrificio ante Dios, sino nosotros mismos, nuestra vida entera, nuestros sueños, expectativas, deseos, placeres, anhelos, metas, nuestro todo. Esta vida se trata de poner en el centro a Dios.

Recordemos que el primer gran mandamiento es “Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas”. Centra tu corazón en Dios.

Ilustra: Cuando comencé a usar mi primera computadora, nos comenzaron a enseñar un lenguaje básico de programación. Teníamos que hacer unos programas sencillos como ejercicios. Captó esto tanto mi atención que llegó un punto en el que lo único que anhelaba era llegar a la casa y encender la computadora…y así pasaba horas y horas. Comencé a alejarme de la gente, comencé a preferir estar con la máquina que con las personas. Gracias a Dios, me di cuenta a tiempo de que esto se estaba volviendo una idolatría. Cuando puse a Dios otra vez en el centro, las cosas cambiaron. Ahora puedo ver lo útil e importante que es la computadora como una herramienta tecnológica en mi trabajo, pero no es mi vida.

Quizá estás poniendo algún aspecto de tecnología como el centro de tu vida. Quizá es el Internet, quizá es la televisión, el sky, el cable, quizá es la comodidad y el confort, etc. Y dejas de atender cosas que Dios dice que son importantes, como el amor al prójimo, la generosidad, la familia, la iglesia.

Por las misericordias de Dios: Centra tu corazón en Dios.

2. Renovando nuestro corazón en Dios.

En el versículo 2, el apóstol da una instrucción importante para nosotros que andamos por el camino sinuoso. “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”. La influencia de esta vida, de este siglo, de este mundo es bastante fuerte. Lo más fácil para nosotros es “conformarnos” o tomar la forma que nos marca este mundo de avances tecnológicos tal y como vienen.

Ilustra: Recuerdo que el Pastor Aarón Zapata nos contaba que cuando era pequeño el casi no usó zapatos cerrados. Cuando llegó a cierta edad en la juventud, quiso comprarse unos buenos zapatos elegantes. Fue a la zapatería y los que le gustaron fueron unos zapatos de horma italiana (te terminan con punta). Pero su pie, no tenía esa forma o no estaba preparado para ese tipo de zapato. De todas maneras el como pudo metió su pie a la horma o la forma del zapato italiano…conformó su pie a la horma del calzado.

De esto está hablando Pablo, como cristianos en este mundo, en este siglo, no tenemos la forma que se nos quiere imponer. Lo más fácil es tomar la forma y seguir con la corriente. Pero nosotros somos llamados, no a conformarnos sino a transformarnos renovando nuestro corazón según Dios. Por eso Renueva tu Corazón en Dios.

Recuerda no tienes que tener el último grito de la moda en tecnología para valer o tener estatus. Eso piensan muchos cuando compran un carro, un teléfono o un servicio de entretenimiento. No tienes que tener ese teléfono que lo hace todo, si lo que es más importante lo hacen todos (hablar con las personas que amas)…hasta los más baratitos.

Quizá no debes pasar tanto tiempo entreteniéndote en la computadora, tiempo que podrías usar con tu familia, tus hijos, tu matrimonio, tu comunidad.

En cuanto a la tecnología no sólo porque lo puedas hacer, debes hacerlo. No sólo porque lo puedas comprar, debes comprarlo. No sólo porque lo desees, debes poseerlo. No sólo porque todo el mundo lo está usando, debas usarlo tú también. Renueva tu corazón según lo que Dios dice, de esta manera conocerás la voluntad de Dios que es buena, agradable y perfecta. Centra y renueva tu corazón en Dios.

Conclusión

Es una bendición vivir en un tiempo donde tenemos tantas oportunidades que nos presentan los avances tecnológicos. Gracias a muchos de ellos tenemos la oportunidad de impactar muchas vidas con el mensaje de gracia de Jesucristo. Pero al mismo tiempo, debemos recordar que estos avances también son el contexto en el que nuestro corazón se puede ver tentado a pecar. Es un camino sinuoso, peligroso, pero tenemos la verdad de la Palabra de Dios para guiarnos y el Espíritu Santo de Dios para fortalecernos en el camino. En vista de la obra de Jesús, vivamos en este mundo sinuoso de avances tecnológicos, centrando nuestro corazón en Dios, renovando nuestro corazón en Dios, pues así haremos su voluntad que es buena, agradable y perfecta.