Cantares 5
El Esposo:
He recogido mi mirra con mi bálsamo.
He comido mi panal y mi miel;
He bebido mi vino y mi leche.
Coman, amigos;
Beban y embriáguense, oh amados”.
LA ESPOSA:
¡Una voz! ¡Mi amado toca a la puerta!
‘Abreme, hermana mía, amada mía,
Paloma mía, perfecta mía,
Pues mi cabeza está empapada de rocío,
Mis cabellos empapados de la humedad de la noche’.
¿Cómo he de vestirme de nuevo?
Me he lavado los pies,
¿Cómo he de ensuciarlos de nuevo?
Y se estremecieron por él mis entrañas.
Y mis manos destilaron mirra,
Y mis dedos mirra líquida,
Sobre las manecillas de la cerradura.
Pero mi amado se había retirado, se había ido.
Tras su hablar salió mi alma.
Lo busqué, y no lo hallé;
Lo llamé, y no me respondió.
Me golpearon y me hirieron;
Me quitaron de encima mi chal los guardas de las murallas.
Si encuentran a mi amado,
¿Qué le han de decir?:
Que estoy enferma de amor”.
Oh la más hermosa de las mujeres?
¿Qué clase de amado es tu amado,
Que así nos ruegas?”.
Distinguido entre diez mil.
Sus cabellos, como racimos de dátiles,
Negros como el cuervo.
Junto a corrientes de agua,
Bañados en leche,
Colocados en su engaste.
Como riberas de hierbas aromáticas;
Sus labios son lirios
Que destilan mirra líquida.
Engastadas de berilo;
Su vientre es marfil tallado
Recubierto de zafiros.
Asentadas sobre basas de oro puro;
Su aspecto es como el Líbano,
Gallardo como los cedros.
Y todo él, deseable.
Este es mi amado y este es mi amigo,
Hijas de Jerusalén”.