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Summary: Presenta el desafío de salir y conquistar el año nuevo que está por comenzar.

TEMA: DAME ESTE MONTE

Texto: Josué 14:6-13

Introduccion: Hay una canción que dice: “Hay que acentuar lo positivo... y eliminar lo negativo.” Quiero comenzar enfatizando la necesidad de vivir por fe para vivir eficazmente en el año que está por comenzar. Hoy vamos a hablar acerca de eliminar el negativismo, de la importancia de establecernos metas para nuestra vida espiritual. No podemos permitirnos el cultivar malas actitudes.

No podemos permitirnos estar limitados por excusas como por ejemplo:

1. La vida es muy penosa y difícil

Charles Spurgeon dijo: “Dios es demasiado bueno para ser descortés, demasiado sabio para equivocarse, y cuando no puedes encontrar su mano, puedes siempre confiar en su corazón.”

2. Yo soy demasiado joven o demasiado viejo.

3. Yo estoy mental y emocionalmente seco... quemado.

4. Yo estoy físicamente exhausto.

5. Yo no tengo los recursos financieros.

6. Tengo miedo de enfrentar nuevos caminos o una experiencia nueva. Josué 3:4-5 “...”

7. Yo no puedo sobrevivir en la crisis

8. No puedo hacer esto solo.

9. No puedo soportar la oposición y el criticismo.

10. No soy capaz de tomar decisiones difíciles.

11. No puedo soportar presión por demasiado tiempo.

El futuro se nos presenta a veces muy atemorizador ... a menos que lo veamos desde el punto de vista de Dios.

Eso fue lo que hizo Caleb. El esperó hasta que los israelitas habían conquistado todo. Entonces, él pidió Hebrón –la fortaleza más difícil de todas. Me gusta eso. El tenía 85 años. El había observado como trabaja Dios por 45 años.

Si vamos a vivir nuestras vidas de una manera que tenga impacto en el futuro, debemos vivirla a la luz de la eternidad.

A veces tenemos la tendencia de quedarnos atrapados en los proyectos de hoy, y al mismo tiempo, perder de vista lo que es realmente importante.

Uno de los ejemplos más extraordinarios de alguien que fue capaz de confiar totalmente en Dios se encuentra en la historia de Caleb en el libro de Josué.

Los hijos de Israel habían seguido a Moisés por cuarenta años a través del desierto de Sinaí. Ellos habían llegado hasta el Río Jordán y la frontera de la tierra prometida. Moisés había muerto y Josué había sido escogido para reemplazarlo. Entre los hombres de Israel había un hombre llamado Caleb que había servido con Josué muchos años atrás cuando los dos fueron a espiar la tierra.

Cuando les llegó la oportunidad de conquistar la tierra prometida, Caleb pidió que Josué la concediera la oportunidad de conquistar la ciudad de Hebrón. El corazón de Caleb debía estar palpitando al recordar la promesa de Moisés de darle dicha ciudad, la cual era una fortaleza de gigantes conocida como Anakim. Caleb quería poseer lo que legalmente le correspondía. Pero habían de por medio tremendos obstáculos que vencer. El lugar que Caleb escogió era probablemente el más difícil de conquistar en todo Israel. Era una ciudad ubicada en una alta montaña fortaleza, al sur de Jerusalén. Más tarde llegaría a ser la capital de la tribu de Judá.

Notemos los pasos básicos que Caleb tomó a la luz de la eternidad a fin de convertir su sueño en realidad:

A. El identificó lo que quería. Caleb sabía exactamente lo que quería. El no llegó a Josué con peticiones vagas. El declaró específicamente que estaba dispuesto a hacer todo lo que fuera necesario para conquistar la ciudad.

Obviamente Dios sabe cuáles son nuestras necesidades antes de que se las pidamos. Pero no hay nada más importante que estar dispuesto a pedir específicamente. Muchas personas oran por generalidades en vez de pedir específicamente. Si usted tiene una necesidad, identifique claramente su necesidad, y exprésela a Dios.

B. El se enfocó en lo que se le había prometido. A pesar de que había tenido que esperar 45 años para el cumplimiento de la promesa que Moisés le hizo, Caleb nunca perdió de vista lo que se le prometió. Aparentemente él había vista Hebrón en su primera visita a la tierra de Canaán. Esta montaña rocosa había llamado tanto su atención que nunca se olvidó de ella. Aun en esos difíciles días vagando en el desierto del Sinaí, su corazón seguía latiendo esperando el día cuando este lugar sería suyo.

C. El hizo que Dios y solo Dios fuera su fuente. La clave del éxito de Caleb no era solamente su determinación, sino su firme convicción de que Dios era la fuente del cumplimiento de esta promesa. El sabía que la promesa sería cumplida porque él sabía quién la había hecho. Una promesa es buena tan sólo como la palabra del que la hace. Por lo tanto, si Dios le ha hecho una promesa a usted, entonces usted tiene toda la razón para creer que será cumplida.

D. El decidió nunca dejar de creer. Tres veces en el capítulo 14 de Josué leemos que Caleb seguía fielmente al Señor (vv. 8,9, 14).

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