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Summary: Una enseñanza mas de como el hombre puede llegar a constituirse en amigo de Dios

La amistad con Dios

Amigos de Dios

21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. (Santiago 2:21-23)

Abraham ejemplo sobresaliente de la fe

Abraham en el Monte de Moriah es una muestra sobresaliente de la fe. En este texto hay una expresión que se encuentra en otros dos únicos fragmentos de la Biblia – la frase “amigo de Dios.” Abraham fue el mejor ejemplo de un amigo de Dios. No hubo ninguna otra persona que fuera elevada por su fe al nivel de Abraham.

Esto nos muestra que Dios sí tiene ciertas amistades especiales. Las Escrituras dicen que Dios amó a Jacob pero aborreció a Esaú (Romanos 9:13), que Dios rechazó a Saúl pero escogió a David. Dios habló a los profetas por medio de sueños y visiones, pero a Moisés habló cara a cara como un hombre platica con otro hombre.

Dios en amistad con los hombres

Ya que somos hechos a imagen de Dios ¿No tenemos nosotros también el privilegio de ser amigos con Dios?

¿Por qué escogió Dios a Abraham para que fuera su amigo? La respuesta a esta pregunta se encuentra en Santiago 2. Donde dice: Porque “Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia y fue llamado amigo de Dios”.

En este capítulo Santiago define el concepto de la fe con más amplitud. Muchas personas, especialmente los que no han leído bien el libro de Santiago, han decidido que solo necesitas creer que eres salvo para serlo y que solo necesitas creer que iras al cielo para hacerlo. Santiago echa abajo esta lógica humana en el libro que lleva su nombre, proveyendo al lector una explicación certera y una revelación inigualable.

Santiago dice:

“Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios” (Santiago 2:17-23).

Aquí Santiago dice que si la fe no tiene obras esta sin vida en si misma, es muerta… una fe muerta no tiene existencia, porque lo que muere deja de existir. Una fe sin obra, no existe.

Alguno osaría en decir, yo tengo fe. Otros se aventurarían a expresar, yo tengo obras. Santiago dice: “Atrévete a mostrarme tu fe sin tus obras”… ¿Quien puede mostrar su fe, sin una evidencia? Una de las definiciones de la fe es que no se puede ver.“…Es la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). Pero esta se hace visible a través de las obras. Nadie puede mostrar su fe, si esta no tiene evidencia. La obra, es el testimonio y la demostración de la fe.

La fe que obedece

La palabra “obras” en el pasaje anterior se relaciona con la palabra obediencia. Cuando Santiago dice, “la fe sin obras es muerta,” quiere decir que la fe sin obediencia es muerta. La obediencia es lo que hace que la fe sea eficaz.

Santiago compara la fe sin obediencia con la credibilidad de los demonios: “También los demonios creen y tiemblan...” Seguro que creen. En un tiempo todos fueron ángeles creados por Dios y conocen sus atributos. La diferencia es que aunque creen, no obedecen. Observa, como Santiago, compara a los creyentes que dicen que tienen fe sin obediencia, con la misma fe de los demonios, que por desobediencia han sido castigados a la oscuridad, de las prisiones eternas, para el juicio del gran día. (Judas 1:6)

Ahora bien, ese tipo de creyente es superficial y sin un fundamento estable. El apóstol Santiago lo llama “hombre vano”. “¿mas quieres saber, hombre vano…?” El los exhorta, por vivir en una vanidad religiosa, sin fruto es decir, por no tener el peso espiritual suficiente, el cual no es compatible, con la fe que propagan tener.

Santiago señala a Abraham como una muestra sobresaliente de la fe. “¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?” ¡Esa es la fe que obedece! En ese momento Abraham fue llamado amigo de Dios. En el siguiente capitulo vamos a definir con mas exactitud la fe que yo denomino como “La fe perfecta”.

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