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Summary: Más allá de cualquier factor horizontal, nuestra ética laboral se basa en nuestra relación vertical.

Intro: Hoy terminamos nuestra serie “Trabajo Santo” en la que hemos estado hablando de una perspectiva bíblica del trabajo, entendiendo que éste no sólo es aquel esfuerzo por el que recibimos un salario, sino también ese esfuerzo por el que no nos pagan, no obstante, es necesario para cumplir el mandato de Dios de señorear la tierra.

Hemos visto cómo el ser humano, como imagen de Dios, fue diseñado para glorificarlo a través del trabajo. Por lo tanto, todo trabajo que hagamos, nos paguen o no, debemos verlo como un acto de adoración al Señor.

Pero también hemos dicho, que con la entrada del pecado a la humanidad se vino a complicar nuestro trabajo. Lo que debía ser un gozo, ahora es complicado y rodeado de futilidad. Por eso, en este rubro muchos no disfrutamos, ni nos sentimos dignificados por la actividad laboral u ocupacional que desarrollamos.

Pero Dios, no dejó las cosas así, sino que al enviar a Jesucristo a completar la obra de redención, también ha redimido el trabajo, y por eso, como nueva humanidad identificada con Cristo, podemos ahora gozar y reubicar el trabajo en su diseño original.

Para terminar nuestra serie, nos toca hablar hoy un poco acerca de algunos principios y perspectivas bíblicas que nos orientan en cuanto a nuestra actividad laboral, para que podamos transcender en medio de las limitaciones y complicaciones remanentes en el trabajo entre la primera y segunda venida de Cristo.

Indagando por ahí, encontré un artículo que intentaba describir al trabajador mexicano. ¿Cómo suele ser un trabajador en México? Menciono aquí algunas de las características propuestas:

1. Dependencia. Siempre esperamos a que nos den órdenes y líneas muy precisas para actuar. El mexicano prefiere que le digan qué hacer en lugar de asumir riesgos.

2. Individualismo. No estamos acostumbrados a trabajar en equipo, puede ser que ayudemos al otro, pero no estamos acostumbrados a colaborar en conjunto. Nos gusta hacer nuestro propio trabajo y ser evaluados por nuestros propios logros.

3. Mala comunicación. Los mexicanos creemos que si no lo hablamos, se arreglará solo. Según esto, el 60% de los problemas en las empresas es por falta de una comunicación adecuada. Y esto no sólo involucra a los trabajadores, la mayoría de los problemas de comunicación son debido a los jefes y directivos.

4.La percepción del tiempo. Esto está más que dicho, el mexicano se caracteriza por su impuntualidad y por la despreocupación ante las exigencias inmediatas. Si la situación requiere la palabra “ahorita”, la respuesta y reacción suelen darse “al rato”.

¿Da en el clavo esta descripción en nuestro caso? Sin duda esto puede ser un reflejo de una realidad en nuestro contexto. Pero ahora en el evangelio, no tenemos que seguir teniendo este tipo de caracterización laboral.

Sin duda, el trabajo sigue siendo complicado, hasta que Cristo no regrese por segunda vez, así seguirá. Pero ahora en Cristo, podemos tener una nueva vida laboral, una nueva actitud ante el trabajo, una nueva manera de vivir como imágenes de Dios en un mundo aún imperfecto. De hecho, podemos (aunque usted no lo crea) disfrutar grandemente el trabajo que el Señor pone en nuestras manos para hacer.

Me animó mucho platicar con un hermano el otro día que me compartía que al aplicar los principios bíblicos que hemos estado analizando estos domingos, ha empezado a atestiguar una transformación en su experiencia laboral cotidiana que antes encontraba desalentadora y abrumadora. Me decía que ha estado disfrutando su trabajo porque entiende que, como imagen de Dios, este le dignifica, aunque aún sea complicado de desarrollar.

Por eso estamos hablando de estas cosas. Para ser transformados en la experiencia diaria y práctica por el evangelio, aún en medio de situaciones complejas y nada estimulantes en el ámbito laboral. En el evangelio, el trabajo es algo que se llega a disfrutar grandemente.

Para explorar esta realidad, consideraremos un pasaje en la epístola a los Colosenses en el capítulo 3. En este pasaje de Colosenses, el apóstol Pablo está entrando a ciertos aterrizajes prácticos de las realidades espirituales logradas por la obra de redención en Cristo.

Entre esos aterrizajes se hace referencia a las relaciones laborales. Y lo que vamos a encontrar es el vínculo inseparable que se establece entre la relación con Dios y cómo debemos vivir nuestra vida laboral.

Se nos muestra como estar en Cristo, estar en el evangelio, va a afectar todo, y el trabajo no es la excepción. Las buenas noticias del evangelio de la obra de Cristo Jesús, tiene que ver con cada aspecto de la vida y afecta incluso el qué, el dónde y el porqué del trabajo.

Al considerar este pasaje, descubriremos que:

Más allá de cualquier factor horizontal, nuestra ética laboral se basa en nuestra relación vertical.

Como hemos visto, en la Biblia el trabajo está ligado a lo que eres como ser humano, como imagen de Dios, pero también está ligado a lo que eres como creyente e hijo de Dios, redimido por Cristo. Si crees en Jesucristo tienes una nueva relación vertical que afecta todo lo que eres y haces, incluyendo tu comportamiento y actitud en y hacia el trabajo.

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